Momentos intensos
Al día siguiente en la universidad, pensé que iba a huir como hizo la vez pasada cuando me veía, pero no, eso no fue lo que sucedió en esta ocasión. No pudimos vernos cuando recién llegué, porque entré quince minutos tarde porque mi alarma no sonó, lo cual fue desafortunado porque teníamos una prueba de contabilidad y cuando llegué, esta ya había empezado, así que contaba con menos tiempo que los demás, pero afortunadamente pude resolver todo y me sobraron tres minutos. Luego hubo prueba de economía, inglés y demás, esta semana era de exámenes, así que toda la mañana pasamos de un examen a otro, que es muy estresante, pero me sentí aliviada cuando esto finalizó y no tuve tiempo de pensar en otra cosa.
-Oye, hoy fue un día espantoso, ¿qué tal si nos tomamos unos cócteles?-Preguntó Andrés y pensé unos segundos, no creo que sea buena idea ponerme a beber un lunes.
-No sé, no bebo entre semana y menos cócteles, no estoy muy acostumbrada a eso.
-Oye, no me vas a rechazar como ahora acostumbras a hacer por el otro acosador, es que si veo que Alejandro viene hacia aquí, lo voy a patear tanto que lo voy a partir en pedacitos.
-¿Por qué siempre debes ser tan agresivo?
-Porque sí, porque él es un imbécil y hace rato le quiero pegar, y si no vas a beber conmigo hoy, te voy a atracar.
-Mmm, pensé que estabas en tus días buenos hoy.
-¿De qué hablas? ¿quieres que te atraque ahora? Que te robo el celular enseguida.
-Mmm, mejor ve a beber con tus amigos que ahí vienen.-Le dije y lo que me salvó de que me robara fue que se acercaron tres amigos suyos y lo distrajeron, aunque claro está, a estos también los empezó a amenazar.
Caminaba hacia la salida y debía tomar un autobús hoy, porque el pelinegro que era con quién siempre me iba ahora, no me hablaba y creo que de nuevo me dejará de hablar por algún tiempo y mi motocicleta, en dos semanas es que al fin terminaré el curso de conducción y obtendré la licencia, así que me tocó tomarlo hoy. Tampoco Ricky era una opción, según él fue a encontrarse con su novia de internet, que presiento que será un fraude, probablemente sea un tipo que está en la cárcel y el tonto le ha estado enviando dinero cada mes, solo espero que ella sea quién dice ser.
Tomé el autobús alrededor de diez minutos después y afortunadamente llevaba asientos libres. Este tipo de transporte no es muy bonito, es que los autobuses de pueblo son bastante cutres, pero qué se le hace. Me senté y me iba a poner mis auriculares, cuando vi a una persona sentarse a mi lado y para mi sorpresa, era Alejandro y me quedé en blanco, ¿qué carajos? ¿por qué te subiste al autobús si tienes una camioneta blindada y con escolta? ¿qué está sucediendo? ¿estarás ebrio como la ocasión anterior?
-Hola.-Me habló como si nada y aún no salía de mi sorpresa.
-Pero… ¿qué haces aquí?-Pregunté desconcertada y él pareció nervioso.
-Mmm, pensé en hablarte en la universidad, pero… me arrepentí y cuando vi que te ibas, te seguí.
-¿Ya no estás molesto conmigo?
-No, no lo estoy, es que… anoche estuve pensando por mucho rato y… tienes razón, en lo que dijiste. Sé que siempre estamos juntos es por mi insistencia, solo porque yo lo quiero y… sé que no estamos en el mismo lugar, no te gusto aún y lo entiendo, ha pasado algún tiempo, pero… no me quiero rendir, no aún.-Dijo con una leve sonrisa y miré sus ojos, podía notarlo en su mirada, no se sentía bien, estaba triste, pero… esta vez no era por un berrinche sin sentido ni algo así, lo estaba por la situación entre nosotros, que no había avanzado nada y… sé que no me reclamaría después de lo que le conté, sé que por eso ha tenido tanta paciencia porque trata de entender, pero… eso no quiere decir que se le haga fácil. Es humano y lógicamente llegará a un punto en que se agotará por completo.
-Alejandro, pero… no quise decir lo que dije. Es decir, no siempre que pasamos tiempo juntos es solo porque tú lo quieras.
-¿También te gusta?-Preguntó con un brillo naciente en sus ojos y por más que sentí timidez, me obligué a asentir.
-Sí…
-Bien, era lo que necesitaba oír.-Dijo y tomó mi mano con firmeza.-Bajémonos.-Sentenció y me hizo bajar del autobús, lo detuvo y noté que su camioneta nos estuvo siguiendo todo este tiempo. ¿Habías planeado esto con antelación? Vaya, en verdad eres de no creer. Nos bajamos y la camioneta se detuvo, me dijo que subiera o perdón, me hizo subirme y estaba confundida, ¿qué estás planeando hacer? Por la ruta que esta tomó supe que íbamos a su edificio. Yo no iba casi a este lugar, creo que solo fue en una ocasión más después de esa tarde porque él siempre aparecía en mi casa o se iba conmigo después de clases, así que no tenía idea de para qué podríamos venir.
-Oye tú, ¿qué tramas?-Le pregunté y él solo sonrió.
-Deseo tenerte, bebé.
-¿Qué?-Me alteré al escucharlo y por mi mente pasaron mil cosas esos instantes, pero él no vaciló ni un poco. Llegamos hasta su edificio y subimos. Sentía mi corazón palpitar con fuerza, ¿en verdad estabas planeando tener… algún tipo de encuentro conmigo? ¿podría ser? Entramos, nos saludó la empleada amablemente y nos preguntó que si íbamos a comer, a lo cual él respondió que sí, pero que dentro de una hora porque nos íbamos a ocupar. ¿Estás acaso vacilando conmigo? ¿podría ser esto en serio?
Fuimos hasta su habitación y de inmediato, me puse a la defensiva, no sé si esté pensando lo que yo creo, pero si es así, en serio no va a suceder por más pataletas que haga. Se sentó en la cama y me pidió que lo hiciera también, lo pensé unos segundos y lo hice, tranquila, porque sabía que eso no iba a suceder.
-¿Qué estás tramando, pervertido?-Pregunté y él se acercó más, entre risas y me sonrojé hasta las orejas.
-Preciosa, mmm, no planeo nada, ¿o eso quieres? Yo no me niego.
-Cállate, ¿no te da miedo morirte?
-Si quieres me desvisto ahora mismo.-Dijo mientras se quitaba la chaqueta y lo incendié con la mirada.
-¿En serio crees que así se dan las cosas?
-Pues sí, ¿por qué no?-Bromeó y lo miré aún peor, si es que era posible.-Sé que así no funcionan las cosas y no te traje para eso.
-¿Entonces?
-Sólo… no sé, he estado algo sentimental hace unos días y quería estar contigo a ver si me sentía mejor.
-¿Por qué has estado triste?
-Pues… realmente quiero que seas mi novia y… no sé, no lo voy a apurar. Seré paciente mucho tiempo más.-Dijo y no supe qué responder, a veces me deja sin palabras.
-Mmm.
-¿Al menos me dejarías… abrazarte un rato?-Preguntó y de inmediato asentí, porque no tenía nada de malo y además, me dolía verlo así de triste. Se acercó y me abrazó por mi cintura, suspiré. Sentí muchos, muchos nervios, tanto que me costaba disimularlo y es que incluso me costaba hasta respirar, es como si hubiese olvidado como hacerlo en esos instantes en que Alejandro me abrazaba. No pude devolverle el abrazo, es que ni siquiera podía moverme en esos instantes, los nervios me dominaban y fue peor cuando… cuando él, en un impulso, arrebato de locura, no lo sé, se acercó aún más a mí de lo que estaba y besó mi cuello, no sé por qué lo hizo, pero no lo hizo con morbo o maldad, porque lo conozco, el pelinegro no es así, pero… me había hecho estremecerme por completo con tan mínimo gesto.
Empezó a darme besos cortos, tímidos y podía notarlo, él estaba nervioso también, tal vez más que yo, pero aún así, no se detuvo. Besaba mi cuello con delicadeza y ternura, pero yo… yo… dios, sentía que mi corazón se podía salir de mi pecho en esos instantes por lo fuerte en que palpitaba y no, no se sentía mal como pensé que podría sentirse, es que siempre creí que cualquier contacto con alguien se sentiría horrible e insoportable, pero no, no era así, se sentía tan bien que cualquier atisbo de razón se esfumó en esos instantes en que él besaba mi cuello con tanta ternura y amor, que yo… no pude separarlo.
Siguió con esto un par de segundos más, pero luego, cuando besó mi cuello un poco más fuerte, no pude evitarlo y un leve gemido se escapó de mis labios, lo cual lo hizo enloquecer por completo. Con sus brazos rodeó mi cintura y me hizo sentarme por completo sobre él y no pude negarme, estaba cegada en esos instantes ante él y más, cuando mi cuerpo estuvo sobre el suyo. Él me abrazaba por mi cintura mientras también por su parte perdía la razón. Podía sentirlo debajo de mí, Alejandro estaba completamente caliente y por esto, jamás se detendría. Besaba mi cuello de forma torpe, deseando más, así que fue ascendiendo por este y empezó a besar mi rostro, mis mejillas, mi nariz y cuando se acercó a mis labios, pude sentirlo, temblaba de los nervios por completo, pero lo deseaba y yo… no lo sé, mi mente estaba confundida en ese momento, con miles de cosas pasando por segundo, pero lo que sí sabía, es que también quería que me besara.
Estábamos tan jodidamente cerca que podía sentir su olor, el cual ya reconocía, nunca lo olvidaría, pero también podía sentir su calidez, su respiración agitada al besar mi rostro, pero luego, en un momento, estuvimos tan, tan cerca que incluso nuestras narices se rozaban y lo sabía, estaba a punto de pasar, estuvo tan jodidamente cerca, pero… en ese momento, escuchamos que tocaron la puerta y ambos, entre nervios, nos separamos rápidamente y Alejandro salió de la habitación. Regresó unos segundos después y me dijo que era que su hermana había llamado, llegaría en unos minutos a verlo y me valí de esta excusa, porque dentro de todo ella no solo era su hermana, si no que era mi profesora y gracias a esto, pude evadir la incómoda situación y él no dijo nada, lo notaba nervioso y aún cuando no quería que me fuera porque tomó mi mano cuando iba a salir, no insistió, por los nervios y me fui.