8.

1055 Words
Impulsos oscuros Esa noche de martes, esperamos Ricky y yo afuera del local del ecuatoriano porque de esta noche no iba a pasar. No tenemos nada en contra de ese país ni de su gente, pero es que este individuo ya se había sobrepasado y que dejara a mi primo más calvo que monje budista no tenía perdón de dios y debía pagar por ello. Él tiene una barbería ubicada en la entrada principal del pueblo, es decir, tiene un buen negocio porque todos en esa ubicación no son nada baratos y no, no nos meteríamos con su negocio porque sería algo miserable, más sabiendo que él mantiene a su familia con esto, pero como es chirri de primera categoría, tiene tres motocicletas bastante feas que ama con el alma y cuida más que a él mismo, en especial la motocicleta negra con verde, que es más fea que cagar para dentro, pero él la ama y casi todas las fotos en sus r************* sale con esta e incluso, sube fotos de la moto sola y le pone corazones y cosas ridículas más, así que teníamos un objetivo claro en mente y era uno solo, le quedaban minutos de vida a su motocicleta estilo atracador de pueblo. -Ahí va ese malnacido, y lo peor es que se va riendo.-Dijo Ricky, mientras nos ocultábamos tras unos matorrales. -¿Qué tiene de malo que se ría? -No sé, no me gusta su sonrisa de descaro, hay que borrársela del rostro. -Sí, tienes razón. Tampoco me gusta cuando ríe y menos, porque le faltan los dientes del medio.-Le dije y él me miró entre risas. -Es cierto, es tenebroso. Esperamos pacientemente a que él saliera. Tiene ciertas costumbres, como salir tipo diez de la noche, porque el cierra pasadas las doce y va a comprar cervezas o comida, así que cuando salió, de forma meticulosa y eso sí, percatándonos de que nadie nos estuviera viendo y en cuestión de segundos, vacié la pimpina de gasolina mientras Ricky vigilaba si alguien nos estaba viendo y sin dudarlo, tomé mi encendedor, lo encendí y lo arrojé sobre esta. El fuego se dispersó muy rápido por la cantidad de gasolina arrojada y de inmediato, un enorme incendio se formó que sería visible desde lejos. Debíamos irnos enseguida antes de que alguien viniera, pero como siempre, me perdí observando el fuego, su color, como se movía y demás, era precioso, pero Ricky me jaló al escuchar que alguien se acercaba y afortunadamente pudimos huir con un crimen completamente exitoso del que no dejamos cabos sueltos. En este pueblo no hay cámaras de seguridad en ningún lado y además, fuimos cuidadosos, nadie nos vio y solo habría un perjudicado de todo esto. A la mañana siguiente, bebía una botella de agua cuando iba ingresando a la institución, pero algo me detuvo de repente y fue el ver al pelinegro a la salida. Lo vi conversar con una chica tal vez de forma muy amistosa y eso me causó curiosidad, no tenía idea de que tenía mujeres cercanas o bueno, tan cercanas porque se hablaban muy cerca. Ignoré este hecho e ingresé, pero noté que él me vio cuando entré y pareció nervioso de repente, no sé si porque se hablaban muy cerca y que él en específico, tenía su brazo sobre sus hombros. Me senté en la misma silla de siempre y Andrés de inmediato se sentó a mi lado. -Oye, ¿qué si a la salida vamos a los juegos mecánicos?-Preguntó y me encogí de hombros. -No sé qué es, pero vamos. -Genial y nos tomamos una de lulo. -¿Vodka?-Pregunté y asintió.-Vale. -Sí, estoy emocionado. Allá hacemos apuestas a ver quién dispara mejor o en las carreras.-Dijo emocionado, cuan niño grande, pero justo en ese instante, el otro niño grande llegó y se sentó a mi lado. Saludó a Andrés chocando puños y a mí, me saludó besando mi mejilla y no sé por qué sigue haciendo eso, no me gustan esas costumbres francesas. -Hola Irina. -Hola. -¿Podemos salir un momento? Quiero preguntarte algo. -Mmm, puedes preguntarme aquí. -Me refería a solas.-Dijo y Andrés frunció el ceño. -Si es porque le coqueteas a Irina, puedes hacerlo delante de mí, que me da igual. -Mmm, Irina, ¿te molestaría si tengo una cita con una amiga?-Preguntó de repente y me quedé en blanco. -¿En serio? -Sí. -Oh, no sé, supongo es tu problema. -¿En serio le preguntas eso?-Dijo Andrés y el pelinegro lo fulminó con la mirada.-No sabes ni cómo conquistar a una vieja. -Cállate. -En Colombia es ilegal la poligamia, así que si vas a salir con la mona que abrazabas en la entrada, ya no podrías salir con Irina. -Entonces… ¿puedo hacerlo?-Preguntó y me encogí de hombros. -Haz lo que quieras y no me molestes.-Respondí, irritada y pareció no gustarle en nada mi respuesta. No hablamos más esa mañana en ningún momento, él permaneció distante y fue algo fortuito porque los temas que tocamos en clase fueron complejos y pude prestar atención sin cierto pelinegro a mi lado que me distraiga. A eso de las once luego de la última clase, me disponía a irme con Andrés, cuando justo antes de salir de la institución, Alejandro nos detuvo antes de llegar a la salida. Se detuvo en frente de mí y me miró, lucía algo nervioso o preocupado, no estoy segura por qué. -Irina. -¿Sí? -Oye, mmm, ¿segura que no te importa si salgo con ella? -No sé, ese es tu problema, ¿por qué insistes? -Es que… pensé que no te gustaría. -¿Sabes? No te comprendo, pero ni un poco. Profanas decir que “te gusto”, cosa que aún no creo de a mucho y ahora sales con esto. Sal con ella o con quién desees, pero no me molestes de nuevo. -Eso era lo que quería escuchar.-Dijo y una sonrisa iluminó su rostro de repente. Andrés y yo nos miramos confundidos. -¿Estás borracho?-Le preguntó Andrés al pelinegro y este negó con la cabeza. -En serio gustas mucho.-Sonrió y al verse sonrojado, prefirió alejarse y desvié la mirada, más confundida con lo que sentía en ese momento. No te comprendo en nada Alejandro, no te comprendo ni siquiera un poco.  
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD