18.

1156 Words
Riesgos Golpeábamos la puerta esa mañana de Ricky, ya que no había salido de su habitación en tres días, los cuales fueron justo después de que iba a ver por primera vez a su novia, la tal holandesa de dudosa procedencia, a la cual jamás ha visto en persona y menos, le ha escuchado la voz. No sé qué sucedió ese día, que fue el mismo en que estuve con el pelinegro, en que por poco… nos besamos, pero no pasó y luego de ese día mi primo se encerró y solo abre para recibir su comida, lo cual es extraño, porque él ante todo es responsable, siempre madruga para las tareas de la finca, a diferencia de otro inútil que tengo cerca, que si no duerme doce horas diarias pasa con mal genio y migrañas, sabe que ha perdido la mitad de su vida y no le importa, pero Ricky no es así, él es quién administra la finca, el ganado, nuestras finanzas y todo, pero lleva tres días encerrado probablemente por una mujer que lo estafó. No quiero ni imaginar cuánto dinero le alcanzó a enviar a esa mujer. -Ricky, ¿puedes abrir y contarnos qué pasó?-Le pregunté y no respondió. Estos días se ha negado a hablarnos en ningún momento, no ha querido hacerlo por más que le hemos insistido y si es que come, lo hace solo porque le traemos la comida, porque tampoco lo habría hecho si fuese por él.-Oye, queremos ver cómo estás. -Es por esa vieja, la holandesa, ¿te timó?-Preguntó indiscretamente Kevin, como siempre y lo fulminé con la mirada. -Ricky… -Podemos tomarnos un buen ron y nos cuentas lo que pasó. -¡Váyanse! ¡no quiero hablar con nadie!-Gritó y acto seguido le aventó algo a la puerta, algún objeto contundente que sonó muy fuerte y eso nos hizo asustar. -Maldito, ¿qué se cree ese imbécil?-Se quejó Kevin y exhalé. -Déjalo, a su tiempo nos dirá lo que pasó. Fuimos hacia la parte de atrás de la casa, donde nos habían llegado unas cajas y justo ahí, Kevin me mostró algo que me hizo alterar por completo. -Mira, me levanté un fusil de guerra.-Dijo mientras lo sacaba de un escondite que tenía en el techo, el cual desconocía por completo y me quedé helada al ver esa arma. -¿Cómo conseguiste eso? -Un mago jamás revela su secreto. -Oye, esa es un arma que manejan solo en el ejército, es ilegal tener eso aquí. -¿Sí? Nuestro trabajo es ilegal también en teoría. -Pero no hacemos daño físico a nadie, ni les disparamos. -Nena, el licor de contrabando claro que causa daño. -Pero no me vas a decir que ese lo venden en tiendas comerciales reconocidas, ese es de los que compras por debajo de cuerda y se sabe que es de contrabando, así que no es igual. -Pero de igual forma no es legal. -¿Para qué tienes un arma de guerra? ¿por qué el otro día tenías también una pistola automática? ¿es que planeas ponerte a robar o a matar? -Un poco de esto, un poco de aquello.-Vaciló entre risas, restándole importancia a lo que le estaba hablando y quise estrujarlo. -¡Kevin! -Irina, conseguí estas armas por ti. Ricky sabe de esto también, las tenemos por ti. Nos las vamos a cobrar y sabes a quienes me refiero, no lo vamos a dejar pasar.-Dijo y pensé durante unos segundos. Por un lado, todo en mí deseaba hacerles daño, físico y de cualquier manera posible, es que siempre fui rencorosa con pocos motivos, pero esto era mucho más fuerte y… me las tenían que pagar, pero… manejar armas y ese tipo de cosas, me aterra y me da un mal presentimiento, esto podría acabar muy mal y no quiero regresar a la cárcel, eso sí que nunca. -¿Tienen algún plan en mente?-Pregunté y él sonrió. -Claro, no hubiésemos gastado tanta plata en esto sin tener nada planeado. -¿Y… qué planean entonces?-Pregunté temerosa, teniendo miedo de lo que pudiese escuchar. Él se acercó a mí y me habló en voz baja. -Esos tres, sin olvidarnos de nadie, van a morir.-Dijo entre risas, como si lo que hubiese dicho no fuese grave y yo, sentí miedo al escucharlo, la voz fría al hablar de quitarle la vida a alguien era algo que no se podía dejar pasar, pero… él también sabe por lo que pasé y podía entenderlo, no sé cómo hubiese reaccionado si lo que me pasó les hubiese ocurrido a ellos. -Oye, me aterras. -Hablo muy en serio, aún decidimos los detalles y también el día en que deberíamos dar el golpe, es que debemos ser impecables, pero de ninguna manera lo vamos a dejar pasar, eso nunca. -Bien, me están informando.-Le dije, pero no estaba segura de eso. Sé que esto pintaba como el peor plan posible, pero tampoco es que pudiese descartarlo enseguida. No me quería arrepentir de hacerlo, porque descartar el hacerles algún tipo de daño puede que me joda aún mucho más después porque sé que algo en mi interior me pedía a gritos cobrármelas por lo que me pasó, eso no lo podía dejar pasar y lo peor, es que ellos continuaron su vida como si nada. Me resulta imposible de creer que no hubiese llegado hasta el pueblo el rumor de que había salido de la cárcel y que me habían desvinculado de la investigación, sé que esto lo tuvieron que saber, pero como esa gente tiene unas costumbres tan malvadas en que jamás aceptan un error por orgullo, hombría, yo que sé y más, porque a quién le hicieron daño era una niña, una mujer, por supuesto esto no ameritaba ningún tipo de importancia. Mi vida no valía lo mismo que la de ellos, por eso ni merecía la pena disculparse por lo que sucedió y ni tenía forma de comprobar ahora el daño que me hicieron para así tal vez intentar acusarlos formalmente cuando ni la misma policía que me sacó de la escena del crimen, donde fui abusada y torturada, ni ahí hicieron nada, así que era obvio que quedaría en la impunidad, esos hombres malvados seguirían por fuera haciendo daño, porque desde antes de la noche del crimen ya eran unas malas personas, no por nada les quemé sus cosas antes porque eran unos pervertidos que perseguían niñas y ahora sabía a lo que estaban dispuestos a llegar. En verdad eso no podía quedar en la impunidad, son un peligro para las mujeres en general y menores que no es lo mismo, es mil veces peor y si la ley no va a actuar como es obvio que pasará, debemos tomar algún tipo de represalia, pero no tenía idea en ese momento de qué podíamos hacer, no me quería arrepentir haciendo un acto terrible. No quiero joderme más de lo que ya estoy. 
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