Eran las siete de la mañana; Gerardo estaba en el parque, haciendo un precalentamiento; estaba acostumbrado a trotar al aire libre, siempre había hecho ejercicio desde muy joven; era la única forma de mantener un cuerpo atlético; eso era lo que siempre lo motivaba a correr; ese cuerpo bien trabajado le había producido muy buenos resultados con las chicas, como la que había dejado en su cama. Lauren era un hermoso trofeo, a ese esfuerzo de mantenerse en forma. Hoy tenía otro motivo para correr en aquel parque, ese motivo lo tenía entusiasmado. Gracias al viejo decrepito de su padre hoy iba a tener el primer encuentro con su futura esposa. Esa mujer era un reto para él; esta no era una de las prostitutas baratas, como le decía su padre a sus conquistas habituales, que con solo oler su per