Ya instalados en una de las habitaciones más grandes del palacio, después de que toda la familia se sorprendiera por lo hermoso y ostentoso del lugar, se encuentran alrededor de la cama. Es la señora Dolores quien se dedica a ponerle compresas mojadas a su esposo en todo el cuerpo para aliviar su picazón. Pronto Martina y Teresa se quedan dormidas en el gran sofá, mientras que Anna le pide a su madre que descanse y ella se encargará. —¿A qué podría ser alérgico? —pregunta Pedro hacia su hija, en el momento en que Dolores se queda dormida junto a él. Entonces Anna acaricia su mejilla roja, llena de lo que parecen picadas, y sonríe. —Al parecer eres alérgico a la reina, padre. Ambos ríen en baja voz, y luego suspiran. —Disculpa por mi arrebato, Anna. Sé que es difícil para ti estar de