Mientras Elisa y el mayordomo se envuelven en una intensa pasión, Anna y Rodrigo tratan de no ceder ante sus más profundos deseos, a pesar de lo que realmente ambos sienten el uno por el otro, la razón debe prevalecer. Nimio detalle este para quienes aman de verdad. Una vez que terminan de cenar, Rodrigo se levanta de su asiento y se dirige hacia ella para retirarle la silla como todo un elegante y destacado caballero que es. Mas, el simple hecho de que el príncipe se acerque hacia ella, provoca en Anna sensaciones y reacciones corporales intensas como el hecho de sentir dentro de ella una lava ardiente que descienden por la ladera de su v****a al punto de incendiarle las entrañas. Rodrigo, no tan ajeno a esas emociones, se coloca detrás de ella y antes de retirar la silla, coloca las