Camila fue a buscar el baño, estaba cansada, quería retocarse el maquillaje y prepararse para la cena.
Observó una puerta y creyó que era esa, sin embargo, notó que esa puerta daba a un pasillo hacia el estacionamiento, estaba a punto de regresar, cuando vio entrar en la puerta a Fernando, ella quiso pasar de largo, pero sintió su fuerte mano.
—¿Así que estás jugando un juego? Con que eres lista, dime, ¿Quién eres, Camila? Resultaste más inteligente de lo que yo esperé en la vida.
Ella frunció el ceño, miró los ojos de ese hombre, parecía severo.
—No sé de qué hablas.
—Hablo de Emmanuel Harp y tú, ¿van a tener un bebé? ¿Acaso ya le dijiste a ese imbécil que tú no puedes ser madre?
Ella se quedó perpleja, retrocedió un paso y quitó su agarre. Camila tuvo miedo, sintió dolor de lo que
