Emmanuel recibió un fuerte golpe, sonriò al sentir el hilo de sangre correr, pero dio tan fuerte golpe a Ernesto que Camila gritó, estaba llorando, y tomó su brazo. —¡No màs, por favor! En ese instante, Emmanuel paró la pelea, odió ver a su amada llorando por su culpa, no quería asustarla. —¡Arruinaron mi colección! Camila se acercò al hombre, le abofeteó fuerte, ella aún tenía lágrimas en los ojos. —Es todo su culpa, quiere arruinar a gente inocente solo porque no es feliz, vaya y arregle su sucia alma, ¡déjenos en paz! Ernesto se quedó perplejo ante sus palabras. —¡Te acabas de ganar al peor enemigo de tu vida! —¡Cállate, Ernesto! Camila le mirò con tristeza. —En realidad, me das lástima, Ernesto, tienes todo en la vida, y una sola acción tuya podría hacerte feliz, una sol