Emmanuel llegó a la casa de su madre, al entrar, contrario a lo que creía, no la vio enferma, ni nada. La mujer estaba sentada en una sala, a su lado estaba el señor Sahagún, Ernesto y Estefanía, además estaba otro hombre que él reconoció como el abogado de la familia. Emmanuel frunció el ceño con gran desconfianza. —¿Qué es esto? —exclamó dudoso. —Siéntate, hijo, debemos hablar. Emmanuel miró a Ernesto. —Se supone que estabas muy enferma, y te veo genial, ¿Qué es esto? —Emmanuel, no me gusta lo que estás haciendo con tu vida, ¿Por qué prefieres a una mujer infértil? Estefanía está dispuesta a volver contigo y divorciarte si tú lo haces —dijo su madre. Emmanuel frunció el ceño, estaba incrédulo de tal osadía. —Ella quiere volver contigo, y si lo haces, ella te dará el hijo que