—Lo siento, Murat. —Estoy bien, por favor, Zoey, hablemos. —Ahora no —dijo y entró en la oficina de Camila. Camila admiró los diseños que Zoey hizo. —¡Son brillantes! Me encantan las carteras y bolsos, siento que son vanguardistas, sencillos, y atemporales, los colores son vibrantes, prepáralo todo para presentarlo ante la junta. —Gracias, señora Camila. —Nada de señora Camila, solo Camila. Zoey agradeció y se fue. Emmanuel y Camila salieron de la empresa, fueron hasta la clínica donde la ginecóloga consultaba. Camila estaba nerviosa. Al llegar, Emmanuel estacionó el auto, miró a su esposa. —No tengas miedo, estoy contigo. Camila asintió, él abrió la puerta, le dio su mano. Ambos fueron hasta la recepción, esperando la hora de la cita. *** —¿Y qué vas a hacer para que Emm