Camila se quedó perpleja. «¡Ay, no! No debí pegarle tan duro, ¿la maté de veras? ¡No, Dios! Si la odio, pero, no es para tanto», pensó. Camila se acercó a ella. —Hey, mujer, no exageres, una bofetada no es nada. Fernando pasó por el pasillo y vio tal escena. —¡¿Qué le hiciste a mi mujer?! Camila rodó los ojos. —¡Tan inteligente, Fernando! ¿No ves que se ha desmayado? Querido, ¿tan poquito dinero tienes para no alimentar a tu nueva esposa? Fernando la maldijo entre dientes, cargó a su esposa y la llevó a la enfermería. Camila quiso olvidarlo, pero los siguió, intrigada del estado de salud de la mujer. *** El doctor y la enfermera atendieron a la mujer, pronto, Emmanuel llegó, ya que Camila le llamó. —¿Qué pasó? Camila mordió su labio inferior. —Lo siento, abofeteé su rostro