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—¿Por qué me preguntas eso? —exclamó el hombre. Camila se puso muy nerviosa. —No sé, solo quiero saberlo. Él se quedó pensativo, solo por unos segundos, luego la miró. —Cuando buscábamos una cura para Lisy, el doctor pensó que podíamos tener otro hijo que donara la médula ósea para Lisy y así curarla de una vez por todas. Buscamos una clínica y encontramos a la mejor del país, ahí me explicaron algo, muy poca gente es incapaz de concebir un hijo y la tecnología de hoy en día es tan avanzada, que hay muchas maneras en que puedes convertirte en padre, nosotros congelamos embriones perfectamente sanos para usarlos en un vientre de alquiler, pero, al final no lo hicimos; a lo que me refiero es que estoy seguro de que puedes ser madre, no tengas miedo, Camila, pero, fuera de eso, te quiero