«¡Qué buena noticia! Estoy dispuesto a pagarle mucho dinero con tal de que la empresa Harp fracase, junto con Emmanuel Harp» Estefanía sonrió al leer el mensaje, sintió una nueva fuerza interior. —Muy bien, Emmanuel Harp, ¿Creíste que te dejaría enviarme al infierno y dejarme en la ruina? La diferencia es que, yo no tengo piedad, y tú, sí. *** Murat llegó a casa, vagó por el mercado varias veces y por calles aledañas, pero no la encontró. Pensó en ir al barrio donde vivía, ya no recordaba muy bien ese camino, pero, tampoco quiso hacerlo. «Es demasiado», pensó Abrió la puerta, Emma ni siquiera había llegado. Fue hasta su habitación, pensó en Zoey. «Tenía muchos años sin verla, se conocieron cuando él estaba en el último año de preparatoria, él tenía diecisiete años y ella quince,