Camila fue sacada del lugar. —¡Quiten sus sucias manos de mí! Un hombre se acercó a ella. —¡Suelten a esta mujer ahora mismo! Camila respiró, al fin alguien la defendía, pero no encontraba a Emmanuel Harp por ningún lado. —Señorita Larios Pons, venga conmigo, esta mujer es bienvenida en cualquier lugar de Harp, ¿han entendido? Los hombres asintieron, bastante asustados, al ver al gerente de ese lugar. —Tengo orden del señor Harp, la llevaré por la puerta trasera para ingresar al bar. Camila lanzó un suspiro, pero se sintió protegida, tomó el brazo del hombre, que se lo ofreció y fue junto con èl. *** Fernando estaba furioso, tomó un trago y lo bebió por completo. —¿Qué hacía esa tipa aquí? —No lo sé, pensé que se quedaría llorando, pero… ¿De dónde sacó tanto dinero para compra