ABIGAIL
Tan pronto como Alec me ve, él empieza a caminar hacia mí con una expresión en su rostro que es mezcla de rabia e indignación, pero cuando está lo suficientemente cerca de mí, Al y Charlie se adelantan para interponerse entre su furia contenida y mi perplejidad al notar lo furioso que parece Al, casi pareciera que quisiera golpearlo él también, y es entonces cuando recuerdo que ellos estaban escuchando ayer todo lo que él estaba diciendo de mí, sabiendo perfectamente bien que eran mentiras, y también el bonito gesto de Al cuando me envió helado y brownie en un intento por hacerme sentir mejor.
“Nunca pensé que fueras ese tipo de persona, Abby,” él me dice a través de sus dientes apretados.
“Lo mismo digo de ti, y mi nombre es Abigail,” le respondo mientras me cruzo de brazos y levanto una ceja.
“¿No te bastó con humillarme en frente de mis amigos, también tenías que enviar a tu matón a que me golpeara?” él me pregunta y yo trato de fingir sorpresa, aunque desde el primer momento en que lo ví supe que sus heridas habían sido causadas por los nudillos sangrantes de Ezra.
“Primero que todo, te humillaste a ti mismo al intentar esparcir todas esas mentiras sobre mí, yo sólo te estaba siguiendo el juego, y segundo, yo no envié a nadie a que te golpeara, así que harías bien en buscar ayuda profesional para que te ayude con esos delirios que tienes,” le respondo y veo como su mandíbula se aprieta casi dolorosamente.
“Ahora, si eso es todo lo que tenías por decir, hazte a un lado porque necesito ir a clases,” le digo cuando veo que él no parece haber encontrado las palabras necesarias para responderme.
No obstante, cuando intentó pasar de largo por su lado, él me toma del brazo y veo a Charlie y Al inmediatamente acercarse para venir a quitármelo de encima, pero a Alec parece no importarle y me dice:
“Retráctate por lo que dijiste ayer frente a todos y no presentaré cargos contra tu noviecito el delincuente,” él me dice con un tono que suena casi peligroso.
Pero no alcanzo a responderle cuando siento que alguien lo aparta de mí con un empujón, y al principio creo que fue uno de mis guardaespaldas, hasta que escucho la voz furiosa de Ezra decir:
“¡TE ADVERTÍ QUE NO TE VOLVIERAS A ACERCAR A ELLA!”
“¡Ezra, no!” le digo de inmediato, tratando de calmarlo antes de que haga algo que pueda terminar en su expulsión.
Y casi como si yo hubiese dado una orden silenciosa, Al y Charlie se interponen entre ellos dos y veo a Al observar los nudillos heridos de Ezra y luego el rostro golpeado de Alec y reprimir una sonrisa.
“Si yo fuera tú, jovencito, pensaría dos veces antes de amenazar y chantajear a una Arlington, porque así como bien lo decías con la boca llena frente a tus amigotes, ella tiene el dinero suficiente para destruirte en un segundo… y si de presentar cargos hablamos, preocúpate porque ella no vaya a presentar cargos contra ti por esparcir rumores falsos sobre ella durante todo este tiempo,” Al le dice con una expresión de molestia que nunca antes le había visto y Alec parece tan sorprendido como todos nosotros.
Sin embargo, deja de forcejear contra la mano de Charlie sobre su hombro y se va, no sin antes dirigirnos una mirada asesina a todos nosotros, mientras se pierde entre la pequeña multitud que ya se ha reunido para observar el pequeño intercambio, y sé que esto va a darle fuerza a los rumores, pero honestamente no me importa mucho cuando veo a Ezra quitar los ojos de la espalda de Alec y cambiar en un instante su expresión mortífera por una sonrisa dulce cuando se gira hacia mí y me pregunta con tono de preocupación:
“¿Estás bien? ¿Te hizo algo ese hijo de puta?”
“Estoy bien, no te preocupes, pero no puedes ir por la vida golpeando a la gente cada vez que hagan algo que no te guste,” le digo a modo de reprimenda.
“Este se lo merecía,” él responde encogiéndose de hombros, y noto por el rabillo de mi ojo a Charlie asintiendo con ganas, claramente de acuerdo con la declaración de Ezra.
“Aún así, pueden expulsarte de la universidad por eso,” le digo.
“No, porque no sucedió dentro del campus,” él responde y yo ruedo los ojos.
“Él puede presentar cargos contra ti, Ezra,” insisto.
“¿Después de la advertencia que le acaba de hacer tu guardaespaldas? Lo dudo,” él responde con confianza mientras le dirige una mirada de confabulación a Al, quien finge que no nos está escuchando, pero veo en su rostro un tinte de orgullo por lo que acaba de hacer, y noto como su postura y la de Charlie ya no parecen tensas como cada vez que veían a Ezra cerca de mí.
Ezra finalmente se despide de mí para dirigirse a su clase, no sin antes pedirme que almuerce con él hoy en un pequeño restaurante que hay a tan sólo unas calles de la universidad, y no necesito preguntarle nada a Al, pues al girarme hacia él me doy cuenta de que en su rostro no se refleja ni la más mínima resistencia hacia la invitación de Ezra, y yo sacudo mi cabeza preguntándome ¿si ellos acaban de hacerse aliados casi sin planearlo? Y lo que ello puede llegar a significar para mi relación con Ezra.
Pues de contar con el apoyo y la confianza de Al y Charlie, ya no tendríamos por qué escondernos en los rincones desolados de la universidad cada vez que queramos encontrarnos con Ezra, y que incluso podrían ayudarme a evadir los ojos de halcón de mi madre si quisiera salir en una cita con él, y entonces me encuentro a mí misma fantaseando con un mundo de posibilidades acerca de esto, que ni siquiera me molesto en preguntarle a Al y a Charlie si están de acuerdo en ayudarme a ocultar esto de mis padres, al menos mientras logro prepararlos lo suficiente para que estén de acuerdo con esta relación en el momento en que decida contarles acerca de Ezra.