CAPÍTULO DIECISIETE

1369 Words
ABIGAIL   Un par de semanas han transcurrido desde la fiesta de cumpleaños de Alec, y decir que me he convertido en la comidilla de la universidad es poco, los rumores que solían rodearme desde siempre por cuenta de mi familia se han expandido, crecido y mutado a una velocidad vertiginosa, me han involucrado con Ezra y Alec en todas las formas imaginables, incluso llegando al extremo de decir que me estaba acostando con los dos al tiempo y que había resultado embarazada pero no sabía quién era el padre y por ello se estaban peleando.   Emma me cuenta cada nuevo rumor en medio de risas, y aunque algunos realmente sí son graciosos, la mayoría solo me causan molestia y ganas de abandonar todo y no volver nunca más a la universidad, desafortunadamente esa no es una opción, así que debo contentarme con hacer oídos sordos a los rumores y tratar de sobrellevar mi vida de la mejor forma que puedo mientras ellos encuentran otro objetivo más a quien clavarle sus garras chismosas y me dejen en paz.   La cena con Alec fue bien, realmente no sé qué esperaba de ello, pues además de un par de citas en el colegio, no había salido realmente con nadie en la universidad, pero él fue amable y caballeroso, me llevó a un restaurante italiano que honestamente parecía de cualquier otra comida y no la verdadera cocina italiana que probamos con papá y mamá en las vacaciones de verano en Florencia, pero no podía decir eso en voz alta sin sonar como una total snob arrogante; y el resto de la noche charlamos de cosas vanas, mientras yo trataba con todas mis fuerzas de no comparar cada detalle de esa noche con mis momentos con Ezra.   Cada vez que Alec hacía algún comentario sobre un tema en particular, debía esforzarme para silenciar en mi mente la vocecita que me decía “Ezra no hubiese dicho eso,” o “Ezra pensaría de esta forma,” y por supuesto, tampoco pude evitar que cuando finalizó la noche y Alec me llevó de vuelta a casa en su auto, seguido de cerca por Al y Charlie, y llegó ese incómodo momento en el que nos debíamos despedir, traté de cerrar mis ojos y concentrarme en el momento, pero mi mente me seguía jugando trucos baratos, por lo que no pude hacer otra cosa sino pensar en lo diferente que sus labios se sentían sobre los míos a comparación de los de Ezra.   Después de que las personas en la universidad se enteraron de mi cita con Alec, lo cual asumo que fue por su culpa porque yo no le conté a nadie, ni siquiera a Emma quien se ha convertido en mi amiga más cercana, los rumores dieron un cambio de rumbo y ahora las personas empezaron a decir que había abandonado a Ezra por Alec y que la razón de ello era por la posición social de ambos, pues aparentemente era de conocimiento público que Ezra nunca ha invitado a nadie a su casa y evita decir en donde vive para que las personas no sepan que tan pobre es, mientras que la familia de Alec, si bien no es rica como la mía, sí viven una vida acomodada.   Ese rumor fue el que más me molestó de todos, que las personas asumieran simplemente que yo, de entre todas las personas en esta universidad, a quien le ha costado hacer amigos de verdad y mucho más salir con chicos porque siempre he desconfiado de sus intenciones cuando se acercan a mí, yo, que siempre he tenido que ser cuidadosa de a quien invito a ser parte de mi vida porque me da miedo que me usen por mi dinero, sería capaz de discriminar a alguien por la cantidad de dinero que tenga su familia, o por la falta de él, es simplemente indignante.   Me preocupaba que Ezra estuviera escuchando esos rumores y creyera que son ciertos, así que dejé mi orgullo a un lado, y a pesar de lo molesta que aún sigo estando con él por todo lo que dijo e hizo, le escribí un mensaje para asegurarle que nada de lo que estaban diciendo es cierto, pero él nunca respondió, de hecho, después de la noche de la fiesta, él nunca intentó acercarse a mí nuevamente, ni llamarme o siquiera enviarme un mensaje, y cada vez lo veía menos en la universidad.   No obstante, al día siguiente de enviarle el mensaje, me encontré con él frente a frente en la entrada de la sección especial de la biblioteca y vi con horror que tenía el labio partido y un pequeño morado cerca a su ojo, y sé que no son las heridas producto de su pelea con Alec, porque aunque Alec se niegue a aceptarlo, él fue quien llevó la peor parte en esa pelea y sus heridas ya sanaron casi por completo, por lo que sabía que esas marcas eran recientes, sin embargo, cuando abrí la boca para decirle algo, él simplemente me cubrió la boca con su mano para que no hablara y luego me arrastró con rapidez a la parte trasera del último estante, en donde solíamos encontrarnos a escondidas.   Afortunadamente mis guardaespaldas estaban afuera porque ellos no pueden entrar a esta parte de la biblioteca, y tan pronto como llegamos a ese pequeño espacio libre de cámaras y ojos predadores, él arrojó su bolso lejos de nosotros y empezó a hablar conmigo en voz baja, como si temiera que nos fueran a escuchar.   “¿Qué quieres?” me preguntó con tono tenso.   “¿Estás bien? ¿Qué te pasó?” le pregunté y él frunció el ceño ligeramente.   “Sí, estoy bien, pero sería mejor si no me vuelves a escribir nunca más,” él me dijo y yo sentí un dolor agudo atravesar mi pecho.   “Está bien, no lo volveré a hacer, no te preocupes,” le respondí con tono dolido y sin mirarlo a los ojos.   “Abby, lo siento, no quería que sonara así, es sólo que mi teléfono se dañó y no puedo responderte los mensajes así que es inútil que me escribas de todas formas,” él me dijo y yo lo miré con desconfianza, pero sus ojos parecían estar suplicando que le creyera.   “Está bien,” repetí con tono monótono.   “¿Así que estás saliendo con Jenkins?” él preguntó, pero antes de que pudiera responderle, él añadió, “No, espera, ya sé lo que vas a responder, que ese no es mi problema,”   “Pues sí, estamos saliendo,” le respondí y su expresión se puso un poco seria y me atrevería a decir que un poco triste también.   “Bueno, sé que esto no es de mi incumbencia, pero ten cuidado con él, Jenkins no es el niño bueno que te está haciendo creer, sé de buena fuente que le sigue escribiendo a su ex y que le cuenta a sus amigos lo que hace contigo,” él me dijo y yo fruncí el ceño, insegura de si creerle o no.   “¿Lo que hace conmigo?” repetí y él se pasó la mano por el cabello en un gesto nervioso.   “Mira, tú eres libre de salir con quien quieras y también de… hacer lo que quieras, no te estoy juzgando, pero ten cuidado,” él me dijo y yo me sentía más confundida que nunca.   “¿A qué te refieres con eso de ‘hacer lo que quiera’? Sólo hemos salido un par de veces y ha sido a cenar o al cine, a ninguna otra parte hemos ido y mucho menos hemos hecho nada,” le respondí sintiendo la rabia empezar a crecer en mí.   “Abby, no tienes por qué darme explicaciones, de nuevo te lo digo, no te estoy juzgando, sólo quería decirte que tuvieras cuidado con él,” él me dijo, pero era evidente en su rostro el alivio después de escuchar mis palabras.   Y luego, casi como si no hubiese pasado en absoluto, él se inclinó y me besó rápidamente en los labios antes de irse y dejarme allí de pie más confundida que nunca.
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