ABIGAIL
El beso se empieza a intensificar poco a poco y yo soy levemente consciente de que no debería estar haciendo esto, no sólo porque mis guardaespaldas están afuera esperando a que salga, sino porque este es precisamente el mismo chico que me trató como su segunda opción hace apenas un par de semanas, y aquí estoy yo dejándome llevar por él nuevamente, como si no tuviera neuronas en el cerebro que me puedan ayudar a racionalizar lo que sucede cada vez que él se me acerca.
“No, detente,” le digo, empujando levemente su pecho con mis manos.
“¿Qué pasa?” él me pregunta, inclinándose de nuevo hacia mí para continuar con el beso.
“Pasa que no tienes ningún derecho de encerrarme en el baño y besarme así,” le respondo, empezando a molestarme.
“Pero tú también quieres hacerlo,” él responde, sin soltar su agarre en mi cintura.
“No, no quiero, ¿por qué no mejor te vas a buscar a la chica esa con la que te fuiste en la fiesta? ¿O es que ya te cansaste de ella y por eso vienes a buscar tu segunda opción? Pues estás muy equivocado conmigo,” le pregunto.
“Tú te fuiste primero, ¿qué se supone que debía haber hecho? ¿Buscarte e ir tras de ti como si fuera uno de tus monos entrenados?” él responde con un tono mordaz y yo tengo que aguantar las ganas de gritarle, porque no quiero llamar la atención de Al y Charlie.
“No te vuelvas a acercar a mí,” le digo a través de mis dientes apretados y quito sus manos de mi cintura con fuerza, luego me giro hacia la puerta del cubículo para salir y él intenta detenerme.
“No, espera, no quise decirlo de esa forma, pero no puedes pretender que todos estén a tu disposición cuando quieras, yo quería estar contigo en un sitio más privado, pero simplemente me dejaste solo allí,” él trata de explicarse, como si eso hiciera la situación menos insoportable.
“Me fui porque era claro que estaba interrumpiendo algo que claramente habías iniciado desde antes, y como te dije ya, ¡YO NO SOY SEGUNDA OPCIÓN DE NADIE!” le respondo levantando la voz y de inmediato se escuchan toques en la puerta.
“Abby, ¿todo en orden?” escucho a Al llamarme.
“Sí, Al, todo en orden, salgo en un momento,” le respondo rápidamente.
“¿Abby? ¿Te llama por tu primer nombre? Vaya que sí son confianzudos,” Ezra dice en tono burlón y yo le lanzo una mirada molesta antes de girarme hacia la puerta.
“No, no te vayas, sólo estaba bromeando, ¿podemos vernos después de clase? Te ayudaré a escapar de los monos si quieres,” él me pregunta y yo lo miro sorprendida por su atrevimiento.
“¿Cuál es tu problema? ¿Me tratas como una niña tonta cualquiera y luego esperas que salga contigo? Nunca saldría con alguien como tú,” le respondo con tono mordaz.
“Oh, claro, soy demasiado pobre para su majestad,” él responde y puedo ver en su rostro que realmente está molesto.
“No me refería a eso…” empiezo a decir, pero él pasa por mi lado y se dirige hacia la puerta.
“No, no salgas aún, te verán,” le digo de forma frenética.
“Me importa una mierda si tus monos me ven,” él responde con un tono mordaz mientras abre la puerta, y es claro por la mirada sorprendida de Al y Charlie que ambos escucharon lo que él dijo e intentan detenerlo cuando va a salir, pero yo les hago señas con la mano para que lo dejen irse.
“Por favor no le digas a mi madre nada de esto,” le pido a Al y él me mira con pesadumbre, antes de hacerme una seña con la cabeza hacia Charlie, claramente indicando que él no es el problema sino el nuevo guardaespaldas.
“Charlie, sabes que no tienes que reportar absolutamente todo lo que pasa en mi día, ¿no? Tu labor es más la de cuidar que nada malo me suceda, por lo que si yo estoy bien, no habrá razón para decirle a mi madre sobre cada pequeño suceso, ¿no estás de acuerdo?” le digo con una sonrisa tensa y él frunce el ceño ligeramente, luego mira hacia Al como esperando su aprobación, y finalmente asiente.
Charlie claramente es un hombre de pocas palabras y por eso es que no me ha desagradado del todo, a pesar de que su sola presencia aquí implica una más de las locuras de mi madre, al menos agradezco que él no sea un tipo gruñón y ahora espero que realmente no le vaya a contar a mi madre nada como esto, pues seguramente tratará de cambiarme de universidad, o peor, tratará de que cambien a Ezra.
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Una semana ha pasado desde el incidente del baño y Ezra no ha intentado acercarse a mí nuevamente, tampoco me ha enviado mensajes, y ya que yo evito cualquier zona de la universidad que no sean mis salones de clase, sólo lo he visto durante un par de ocasiones, y en todas ha estado acompañado de Chloe, la chica de la fiesta, quien parece más que feliz de estar colgada de su brazo como una sanguijuela.
Yo he tratado de ignorarlos, pero es casi imposible, pues ella parece ser de ese tipo de mujeres que fingen ser tontas con los hombres pero en realidad son bastante astutas, y es claro que ella ya es perfectamente consciente de que algo pasó entre nosotros, pues cada vez que nota mi presencia en algún lugar, ella cambia su actitud y empieza a ser aún más intensa con él, lo abraza, lo besa, se ríe a carcajadas, y luego mira hacia mi dirección, como si quisiera dejar su punto en claro, casi como si esperara una reacción molesta de mi parte, y aunque no puedo negar que sí me molesta verlos juntos, su actitud infantil me causa risa y yo no dudo en mostrarle lo patético que me parece, por lo que después de la tercera vez que los vi juntos, ella no sólo hizo su pequeño show, sino que lo finalizó con una mirada asesina en mi dirección.
“Necesitas tener cuidado de ella, Abby, parece que no le gustas mucho,” Al me dice con tono preocupado cuando salimos de la cafetería y vemos a Ezra con Chloe sentados en el pasto.
“No te preocupes, sólo es una niña tonta tratando de llamar la atención,” le respondo y él frunce sus labios, claramente en desacuerdo con la forma tan ligera en la que yo me tomo sus preocupaciones.
“¡Abby!” escucho que alguien llama y me giro para ver de quien se trata, veo a Alec acercarse a mí y por el rabillo del ojo noto que Ezra se sienta derecho y mira en esta dirección.
“Alec, hola,” lo saludo.
“¿Cómo has estado?” él pregunta, llegando a mi lado y tratando de recuperar el aliento, pues parece haber venido corriendo.
“Estoy bien, gracias por preguntarme, ¿y tú cómo estás? No te he visto en los últimos días, y faltaste a tus dos últimas tutorías,” le digo y él parece un poco triste de repente.
“Mi abuela falleció y tuvimos que viajar a su entierro,” él me responde y yo me siento mal por preguntarle.
“Oh, lo siento tanto, no quería ser intrusiva, discúlpame,” le digo y él sacude su cabeza.
“No te preocupes, de hecho, quería preguntarte si tienes libre este fin de semana para recuperar las tutorías que perdí, puede ser aquí en la universidad, o en mi casa si quieres,” él me dice.
Y escucho a alguien toser, cuando me giro para ver quién es, veo a Ezra con el rostro rojo y claramente tratando de recuperar el aliento después de atorarse con su bebida, mientras Chloe le da golpecitos en la espalda, y le dice cosas cursis al oído, algo que me hace hervir la sangre de repente, y sin ser realmente consciente de lo que estoy haciendo, me giro de nuevo hacia Alec y le digo:
“¿Por qué no vienes tú a mi casa?”