ABIGAIL
El silencio que se hace de repente tras terminar de pronunciar mis palabras me confunde, pues no había notado cuánto ruido había en este pequeño espacio fuera de la cafetería, y noto, con incomodidad que todas las miradas están puestas en Alec y en mí, él me mira con la boca ligeramente abierta mientras yo empiezo a removerme en mi lugar esperando su respuesta, y alcanzo a ver por el rabillo de mi ojo un par de ojos grises mirando con intensidad hacia nuestra dirección.
“¿Y bien?” le pregunto a Alec porque ya no puedo soportar seguir aquí de pie siendo observada por todos los que están alrededor como si fuera un fenómeno de circo.
“Sí claro, por supuesto, ¿debo llevar algo? No lo sé, ¿comida? ¿debo vestirme de alguna forma especial? Quiero decir, qué no debería usar, no quiero que después en tu casa piensen que yo…” Alec empieza a divagar, pero yo lo interrumpo.
“Alec, para, para, ¿de qué estás hablando?” le pregunto confundida.
“Bueno, pues es que nunca he ido a ese tipo de casas y no sabría qué es lo correcto,” él responde, sonrojándose un poco.
Y en ese momento entiendo por qué todos me miran de la forma en la que lo están haciendo, y es que en mis dos años de universidad nunca he invitado a nadie a casa y la mayoría de las personas aquí saben de mi familia, han visto a mi madre en televisión en varias ocasiones, sin mencionar el hecho de que muchos estudiantes en esta universidad tienen familiares trabajando en alguna de las empresas del Grupo Graham el cual es propiedad de mi familia, no es por nada que me apodan “princesita”, pues también es bien sabido por el público en general del estricto régimen de seguridad que me ha impuesto mi madre.
Para ellos mi familia y yo somos como un mito urbano en la ciudad, por lo que no saben mucho de lo que realmente pasa en mi casa y simplemente asumen que actuamos como la realeza o algo similar; he escuchado toda clase de rumores sobre nosotros por años, así que no es extraño que Alec se ponga nervioso con la posibilidad de ir a mi casa y no sepa bien cómo debe actuar una vez esté allí, y su expresión anonadada hace que me den ganas de reír, así que suelto una pequeña risita y le digo:
“No tienes que hacer nada especial, ni usar ningún tipo de ropa diferente a la que usualmente traes, tampoco debes llevar nada a excepción de tu libro de química, es una casa como cualquier otra, ya lo verás cuando estés allí,” le respondo y él asiente de inmediato, así que me despido rápidamente y voy con Al y Charlie hacia el auto para regresar a casa, pero cuando me giro para irme, noto que Ezra nos mira de uno a otro con molestia y Chloe tiene la boca abierta en una expresión cómica, mientras que en el fondo se escuchan los murmullos comenzar a expandirse rápidamente.
“Jenkins irá al castillo de la princesa,” escucho a alguien decir y frunzo el ceño de inmediato.
“¡Bien hecho, Jenkins!” un chico le dice a Alec mientras choca los cinco y éste levanta su mano pareciendo aturdido por toda la atención que parece haber conseguido en un segundo.
“A ella le debe gustar mucho Alec si lo está invitando a su casa,” escucho a Chloe decirle a Ezra, pero éste la mira con molestia y luego toma su bolso, se lo pone sobre el hombro y se aleja dando zancadas.
“¿Estás segura de que tu madre te dejará invitar a alguien a la casa?” Al me pregunta en voz baja mientras me abre la puerta del auto.
“No veo por qué no, es sólo una persona y estaremos dentro de la casa estudiando, ¿qué podría haber de malo en eso?” le pregunto cuando él se sube al asiento del copiloto y Charlie enciende el auto.
“Pues, estamos hablando de tu madre, siempre habrá algo malo,” él responde encogiéndose de hombros y yo asiento distraída, aún pensando en la reacción de Ezra.
¿Estaba molesto por la atención que todos le estaban dando a Alec? He visto lo mucho que él disfruta de la atención de las chicas y es probable que le molestara verlas observando a Alec como si fuera el modelo mejor pagado de la historia; pero, no pienso quedarme pensando mucho tiempo en ello, es claro que él no está interesado en mí de esa forma y probablemente solo está molesto porque no quise seguirle el jueguito que él ha ideado para todo el resto de chicas con las que suele pasar el rato.
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Alec llega a mi casa el sábado vestido con ropa nueva, no sólo lo supe por el olor de la ropa y lo perfectas que parecían sus prendas, sino porque él olvidó quitar la etiqueta de la camisa y no tuve el coraje para decírselo, aunque Connor, mi primo pequeño sí que se lo dijo sin dudar por un segundo, y el pobre Alec duró con el rostro ruborizado por un buen rato; cuando terminamos con la tutoría, decidí darle un pequeño tour por la propiedad, pues él parecía bastante fascinado con cada cuarto por el que pasó en su llegada.
Al final del día logré convencerlo de que se quedara a cenar con nosotros, y puesto que mis padres tenían una cena de negocios y mis tíos Lucy y Joshua están de viaje por una pequeña gira de conciertos que mi tío tiene en Europa, sólo estábamos Edward, Connor, Alec y yo, así que decidimos ordenar pizza y comerla en el pequeño teatro mientras veíamos una película, algo que a Alec le pareció extraño y a la vez cómico.
“Es un poco vergonzoso que por un momento haya creído que íbamos a tener una cena elegante con chefs y meseros, pero termináramos comiendo pizza y viendo una película como cualquier familia normal,” él me dijo cuando lo acompañé hasta su auto.
“Te dije que somos como cualquier otra familia, no tenías por qué preocuparte por comportarte de cierta manera,” le respondí, y luego, sin ningún tipo de advertencia, él se acercó y me besó rápidamente en los labios, a lo que yo respondí dando un paso hacia atrás.
“Lo siento, debí preguntarte primero,” él me dijo pareciendo avergonzado.
“No, es sólo que me tomaste desprevenida,” le respondí, pero en el fondo me estaba cuestionando si realmente lo hubiese besado si él me lo hubiese preguntado primero.
Alec es apuesto, es alto, tiene un cuerpo tonificado debido a su participación en el equipo de rugby de la universidad, tiene una bonita sonrisa y cálidos ojos cafés, pero no me siento atraída hacia él de la forma en que sí lo hago con Ezra, y es que mientras estuve toda la tarde con Alec no podía dejar de pensar en él, y después de que Alec me besara, no pude evitar compararlo con los besos intensos que han sucedido con Ezra.
Así que me despedí de él con una sonrisa tensa y volví a mi habitación aún pensando en lo mucho que hubiese querido que fueran los labios de Ezra y no los de Alec los que se hubiesen posado sobre los míos esta noche, cuando mi teléfono sonó con un mensaje entrante y me quedé helada cuando lo leí.
“¿Podemos hablar por un momento? Estoy afuera de tu casa,”