CAPÍTULO DOCE

1083 Words
ABIGAIL   Las últimas tres semanas no han pasado en absoluto como lo imaginé, pues al principio estaba en estado de alerta constante, casi como si estuviera esperando el momento en el que Ezra hiciera algo como lo que me había advertido que podía suceder, pero los días se sucedieron unos a otros y nada pasó, al menos nada de lo que temía podría pasar, no lo vi alrededor de otras chicas, no escuché rumores que lo involucraran a él con otras personas, y únicamente tuvo un altercado con otro chico un día después de que este hiciera un comentario grosero cuando yo iba pasando.   Al día siguiente, Ezra lo esperó afuera del campus cuando el chico estaba en un bar con otros amigos y allí lo provocó hasta que el sujeto intentó golpearlo y este lo noqueó de un solo golpe, así que cuando la policía llegó al lugar, el dueño del bar simplemente les dijo que Ezra se había defendido del ataque del hombre inconsciente en el suelo y por lo tanto no lo llevaron a la estación, y como todo sucedió por fuera del campus, no había motivo para que le iniciaran ningún proceso disciplinario por ello, y yo sólo sé que después de ese incidente los comentarios malos hacia mí pararon casi por completo.   Pero yo no era consciente al principio del por qué, y no fue sino hasta que Emma, la morena con la que jugamos beerpong en aquella fiesta de la fraternidad, quien es bastante agradable y ahora se sienta conmigo en clase de biología, me contó todo lo que había pasado y los rumores que empezaron a circular por el campus sobre los motivos que tenía Ezra para haber hecho eso; yo lo negué todo, por supuesto, pues ese fue el acuerdo al que llegamos los dos, el de no decirle a nadie lo que pasaba cada vez que nos veíamos a escondidas en los baños, la biblioteca o los salones de clase vacíos, incluso en los armarios de escobas.   Aunque no fue nada fácil, pues al principio ambos nos devanábamos los sesos tratando de encontrar formas de burlar mi estricto anillo de seguridad, y es que después del primer incidente en el baño, Al siempre tenía la costumbre de entrar antes que yo y revisar que no hubiese nadie más en los cubículos, o bueno, más bien que no estuviese Ezra allí dentro, así que tuvimos que ingeniarnos otras formas para poder vernos sin que ellos ni nadie en la universidad lo supiera.   Empecé a fingir que estoy tomando clases de pintura al óleo los martes y viernes, porque se necesita llevar overol dentro del salón y por ello Al y Charlie se quedaban esperando en el pasillo, mientras yo pretendía saludar a algunos alumnos dentro del salón y tan pronto mis guardaespaldas se iban a sentar a uno de los bancos en el pasillo, yo me dirigía hacia el fondo del salón y abría una puerta que daba a un depósito de materiales en donde Ezra me esperaba y allí pasábamos las dos horas que duraba la clase de pintura simplemente hablando, besándonos, a veces incluso yendo un poco más lejos, pero sin llegar a hacerlo por completo.   Y cuando las cuatro horas semanales de la clase de pintura empezaron a hacerse insuficientes para nosotros, empezamos a encontrarnos en la sección especial de la biblioteca, en donde sólo se puede entrar con una reserva anticipada por lo que mis guardaespaldas debían quedarse afuera, ya que en esta sección guardan las primeras ediciones, los libros frágiles o valiosos, y allí esperaba a que Ezra, quien actualmente trabaja a tiempo parcial en la biblioteca, fingiera ir a ordenar esa sección y así podernos encontrar por al menos una hora detrás del estante más alejado en la derecha, en donde no hay cámaras de seguridad.   Sé que Al nota que algo raro está pasando, pero se abstiene de hacer cualquier tipo de comentarios, y es que incluso en casa han notado un cambio en mí, y es que Connor, quien no tiene filtro a la hora de decir lo que piensa, fue quien atrajo la atención de todos sobre ello al decir en medio de la cena que ahora me veía mucho más feliz y relajada que de costumbre, y aunque Ed lo calló de inmediato con una patada en la espinilla, el daño ya estaba hecho y mi madre empezó a observarme con curiosidad casi siempre que me veía, además de hacerme todo tipo de preguntas cada vez que tenía oportunidad, y sé que le ha preguntado a Charlie y Al también, pero aparentemente ellos no le han dicho nada que pueda preocuparla.   Afortunadamente no han podido encontrar la verdadera razón detrás de mi buen humor, o el hecho de que a veces me distraigo durante la cena pensando en lo que pasó durante el día con Ezra, como pasó también en mi clase de química avanzada, en la cual no logré concentrarme por un solo instante, pues no podía parar de pensar en lo que había acabado de pasar con Ezra en el depósito de materiales de la clase de arte, cuando nuestra usual sesión de besos empezó a calentarse gradualmente y casi sin darme cuenta cómo, terminé sentada a horcajadas sobre él mientras él desabotonaba mi blusa con lentitud, dando un beso en el lugar en donde había estado cada botón, luego simplemente bajó la copa de mi brasier y sin pararse a pensar por un segundo, tomó uno de mis pezones entre sus labios mientras con una de sus manos acariciaba mi entrepierna por encima de la tela de mi pantalón, luego puso su otra mano sobre mi boca para sofocar los gemidos que empezaron a escaparse.   Así que las cosas han ido tan bien entre nosotros por las últimas semanas, que por un momento me olvidé de las dudas y los miedos que tenía el primer día que accedí a este tipo de relación con él cuando estábamos en su auto, y por ello es que al salir de la universidad hoy y verlo subirse al auto de Chloe después de besarla en la boca, me encontré a mí misma de pie en mitad del parqueadero tratando de contener las lágrimas que amenazaban con derramarse y pensando en la mejor forma de desquitarme con él por lo que acababa de ver, cuando recibí un mensaje de Alec invitándome a su fiesta de cumpleaños, y sin pensarlo ni un segundo le respondí que sí.
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