CAPÍTULO ONCE

1522 Words
ABIGAIL   Mi corazón empieza a latir con fuerza, y los dedos me tiemblan cuando trato de responder el mensaje:   “No puedo salir,” escribo y presiono enviar, mientras siento que mi estómago se revuelve por la ansiedad.   “Entonces yo entraré,” él responde al segundo y yo empiezo a entrar en pánico.   “No, no, espera, no puedes hacer eso,” le escribo y miro alrededor, hay guardias en la entrada, pero Al y Charlie ya se fueron a casa, puesto que su trabajo termina una vez yo estoy dentro de la casa.   Mis padres no están, mis tíos tampoco, sólo están mis primos y técnicamente yo soy quien queda a cargo de la casa por ser la mayor de los tres, así que llenándome de valor, respiro profundamente y voy hacia la puerta, ocultando las manos en mi abrigo para que los guardias no noten el temblor, y cuando estoy junto a ellos, trato de usar mi voz más decidida:   “Necesito salir, ¿pueden abrir la puerta?” les digo y ambos intercambian miradas antes de responder.   “Tenemos orden de no dejarla salir de casa, señorita,” uno de ellos responde, pero es claro que no se sienten cómodos negándome algo.   “Mi amigo olvidó algo y voy a llevárselo, él está en la entrada de la propiedad, así que técnicamente no me estaré yendo de casa, pueden revisar en las cámaras de seguridad si quieren,” les respondo y ellos se remueven nerviosos, intercambian miradas nuevamente, luego uno de ellos pregunta algo por el micrófono y espera la respuesta, así que mientras tanto aprovecho para enviarle un mensaje corto a Ezra.   “Ya voy, no salgas del auto,”   “Está bien, por favor no se aleje del camino de entrada,” uno de los guardias me dice en un tono que parece casi una súplica, pues estoy segura de que ellos se meterían en muchos más problemas que yo si decidiera irme.   “No lo haré,” respondo con una leve sonrisa y luego de que ellos abren la puerta para mí, empiezo a caminar por el camino de entrada que está flanqueado a lado y lado por enormes árboles que fueron plantados por mi bisabuela.   Cuando me acerco al auto, siento que las piernas me empiezan a temblar también, y noto que su auto es bastante viejo por lo que él tiene que inclinarse sobre el asiento del pasajero para poder desbloquear la puerta y abrirla para que yo pueda entrar al auto, no obstante, una vez adentro noto que está bastante limpio y se nota que, a pesar del estado general del auto, él se esfuerza por mantenerlo en buena condición, y eso dice mucho de su personalidad. “Lo siento, no tengo calefacción en el auto, pero si quieres puedes usar esto,” él me dice mientras me pone una chaqueta de jean sobre los hombros y yo siento que mi piel se eriza cuando siento sus manos tocarme.   “Está bien, no hay problema,” le respondo y él se muerde el interior de la mejilla, pareciendo inseguro sobre qué decir a continuación, y entonces noto una pequeña arruga en medio de sus cejas, como si él estuviera molesto.   “Entonces…. ¿Estás saliendo con Jenkins?” él me pregunta de repente y yo lo miro confundida.   “Ese no es tu problema,” le respondo.   “No sabía que la princesita tenía la costumbre de besar hombres porque sí,” él me dice con tono mordaz y ahora sí parece molesto.   “No me llames así, y si beso a media universidad ese aún no es tu problema, ¿para eso viniste hasta aquí?” le respondo con rabia y él sacude la cabeza.   “No te entiendo, primero me dices que no quieres ser segunda opción de nadie y luego estás besando a ese idiota de quien todos en la universidad saben que está tratando de volver con su ex, sólo se está conformando contigo porque su ex no le presta atención y tú lo invitas a tu casa y luego lo besas, eso no es muy coherente de tu parte,” él me dice y yo me siento estúpida por haber dejado que Alec me besara, pero no se lo digo y trato de disimular la forma en que sus palabras me afectan.   “Sigue sin ser tu problema,” le repito y él se pasa la mano por su cabello en un gesto exasperado.   “Bueno, si eso parece no importante entonces ¿por qué me rechazas a mí?” él me pregunta y yo le frunzo el ceño.   “Mira, no me interesa ser uno más de tus jueguitos, así que, si viniste aquí para convencerme de eso, pierdes tu tiempo,” le respondo mientras estiro la mano para abrir la puerta y salir del auto, pero él me toma por el brazo para evitar que me vaya.   “No quiero que seas un juego, nunca he dicho eso,” él me dice.   “Pero actúas como si lo fuera,” le digo y él sacude su cabeza.   “No, claro que no, tú eres impulsiva y actúas sin escuchar la otra versión primero, te fuiste ese día de la fiesta y ni siquiera te quedaste a ver cuál era mi decisión, dices que te trato como la segunda opción, pero si no te hubieras ido sabrías que intenté rechazar a Chloe por ti hasta que me di vuelta y vi que no estabas,” él me dice y yo lo observo por un momento, tratando de descifrar si está siendo honesto o no.   “Pero ya habías intentado algo con ella y luego me buscaste a mí,” le respondo.   “Porque estabas con el idiota de Jenkins, quien a propósito sólo te estaba usando para darle celos a su ex en la fiesta,” él me dice y yo estrecho mis ojos hacia él con incredulidad.   “Si no me quieres creer no lo hagas, pero tampoco seas tan ingenua de dejar que ese idiota te use,” él me dice y yo enarco mi ceja.   “¿Y debo creer que tú no quieres usarme también?” le respondo.   “Claro que no,” él me dice de inmediato.   “¿Entonces qué quieres, Ezra? Me buscaste en el baño, vienes hasta mi casa…. A propósito, ¿cómo sabías en donde vivo?” le pregunto y él parece sorprendido con mi pregunta.   “Ehhh… bueno, pues todos saben en donde vives, tu casa no es tan difícil de encontrar, sólo tienes que mirar al horizonte y buscar la casa más grande de todas,” él responde en tono divertido y yo me cruzo de brazos.   “Responde mi pregunta, ¿qué quieres?” le insisto y él me mira a los ojos con una intensidad que provoca toda clase de sentimientos en mí.   “Quiero estar contigo, pasar tiempo juntos y conocerte más,” él responde finalmente.   “¿Y qué hay de las otras chicas?” le pregunto.   “¿Cuáles otras chicas?” él me dice, fingiendo inocencia.   “Todo el harem que tienes a tu disposición en el campus de la universidad,” le digo con molestia.   “Mira, Abby, no puedes pretender que empecemos una relación exclusiva cuando apenas nos estamos conociendo, eso no quiere decir que vaya a salir con un montón de chicas al tiempo, pero no puedo prometerte que no lo haré porque no sé a dónde llegue esto, así que podemos sólo mantenerlo casual, ¿no te parece?” él me dice, como si fuera la mejor propuesta del mundo y yo controlo la indignación que empieza a crecer en mí.   Sé que lo que él me dice no es inusual, la mayoría de personas empiezan de esa forma, sólo conociéndose sin llegar a comprometerse en una relación monógama de inmediato, pero no es algo con lo que me sienta cómoda, así que me debato sobre qué responderle, pues una gran parte de mí quiere decir que sí, ya que sí quiero pasar más tiempo con él, quiero conocerlo mejor y descifrar el misterio en el que se ha convertido para mí, pero por otro lado sé que me molestaría verlo salir con otras personas, y él parece insinuar que estaría de acuerdo con que yo también lo hiciera, a pesar de que prácticamente acaba de hacerme una escena de celos por mi beso con Alec.   “No lo pienses tanto, es lo normal en este tipo de situaciones, todos lo hacen, salen con otras personas hasta estar seguros de querer estar juntos, debes tener la mente más abierta,” él me dice y eso es suficiente para que yo tome mi decisión.   ¿Así que quiere que yo tenga la mente abierta y acepte que él salga con otras personas? Bueno, pues veamos qué tan mente abierta es él cuando me vea haciendo lo mismo.   “Está bien,” le respondo y él sonríe como si acabara de lograr el mejor trato de su vida, pero no sabe en lo que acaba de meterse.
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