CAPÍTULO TRECE

1236 Words
ABIGAIL    Me costó mucho trabajo convencer a mi madre de que me dejara ir a la fiesta de cumpleaños de Alec, pero al final accedió cuando se dio cuenta de que yo no pensaba ceder y que probablemente terminaría buscando la forma de irme sin que ella lo supiera, haciendo que todo fuera mucho más inseguro para mí, así que accedió con la condición de que llevara a los guardaespaldas conmigo a la fiesta y tuve que aceptar de mala gana que ellos fueran, no porque ellos sean una molestia, pues siempre tratan de no inmiscuirse tanto, sino por los comentarios que seguro eso traerá tan pronto los demás me vean llegar con seguridad privada a una fiesta de cumpleaños.   Así que después de esto traté de evitar a Ezra tanto como pude, y es que después de lo que presencié el martes en el parqueadero lo menos que quería era estar besuqueándome con él a escondidas, cuando lo hace tan abiertamente con Chloe; y sí, sé que yo accedí a los términos en los que llevaríamos la relación, incluyendo la parte en la que podíamos salir con otras personas mientras manteníamos lo nuestro en secreto, pero eso no evita que me sienta mal ahora después de haber visto aquello.   No obstante, para que mi plan funcione, debo verme con él hoy y de la forma más casual que pueda, hacerle saber sobre mis planes de esta noche y ver su reacción, la cual espero que sea tan mala como el día en que Alec fue a mi casa.   Siento mi corazón empezar a latir con fuerza a medida en que me voy acercando al salón de arte, seguida de cerca por Al y Charlie, y cuando entró al pequeño cuarto trasero, siento una mano tomarme del brazo y jalarme hacia el rincón más oscuro, y de inmediato siento los labios de Ezra buscando los míos para besarme, pero, de la forma más sutil que puedo, evito su beso y finjo querer acomodarme en una de las sillas viejas que hay cerca.   “¿Qué pasa? ¿Estás bien?” él me pregunta mientras se viene a sentar junto a mí.   “Sí, es solo que no tengo mucho tiempo hoy,” le respondo y él me mira con curiosidad.   “¿Por qué no?” me pregunta.   “Oh bueno, es que debo ir al centro comercial primero a hacer algunas compras,” le respondo de forma casual.   “¿Tiene que ser hoy? ¿No puedes ir de compras mañana?” él pregunta, pareciendo un poco decepcionado de que prefiera irme de compras a quedarme aquí con él.   “Bueno, pues el cumpleaños de Alec es hoy y aún no he comprado su regalo, no puedo simplemente llegar a su fiesta con las manos vacías,” le respondo encogiéndome de hombros y veo su expresión endurecerse mientras él se muerde el interior de su mejilla.   “¿Vas a ir a la fiesta de Jenkins?” él pregunta, y creo notar la molestia en su tono, pero parece estar tratando de disimularlo.   “Sí, por supuesto, él me invitó y sería grosero no ir,” le respondo.   “Pensé que tu madre no te dejaba ir a fiestas o salir con chicos, ¿no es esa la razón por la que tenemos que escondernos en estos huecos oscuros?” él me pregunta a través de sus dientes apretados.   “Pensé que la razón de escondernos en estos ‘huecos oscuros’ como los llamas, aunque están bien iluminados, es para que tus otras chicas no se enteren y se alejen de ti,” le respondo con tranquilidad y él frunce el ceño.   “¿Cuáles otras chicas?” pregunta, fingiendo ignorancia y yo siento mi paciencia empezar a agotarse rápidamente, pero para que mi plan funcione debo mantenerme tranquila y no hacerle una escena de celos.   “Oh, ya sabes, las otras,” le respondo simplemente, y luego añado: “Si quieres puedes venir conmigo al centro comercial, sería bueno contar con tu consejo para escoger el regalo, después de todo tú sabrás mejor qué le gustaría a un hombre, ¿no?” le pregunto y puedo jurar que una expresión iracunda cruza sus facciones, pero él trata de recomponerse rápidamente.   “No, si no vamos a pasar más tiempo aquí, entonces me iré, tengo mejores cosas que hacer que ir de compras contigo,” él me responde y yo trato en vano de contener mi propia ira.   “¿Ah, sí? ¿Qué otras cosas? Pensé que ya tenías estas dos horas del viernes apartadas para nosotros,” le pregunto.   “No, ahí es donde te equivocas, estas dos horas del viernes las tengo destinadas a sacarme un poco las ganas, así que en realidad es irrelevante con quién lo haga,” él me responde antes de salir del depósito por la puerta que da al otro pasillo, y yo me quedo de pie tratando de contener la ira y las lágrimas.   -------------------   Después de ir al centro comercial con Al y Charlie, quien casualmente está bastante bien informado sobre todos los últimos aparatos tecnológicos que hay en el mercado y que son la obsesión de muchos hombres jóvenes, terminé pidiéndole su consejo sobre qué regalo debería comprarle a Alec, y él me aconsejó llevarme una consola de juegos de realidad virtual fabricada justamente por la compañía de mi familia, que está de moda y es difícil de conseguir, no obstante, tan pronto los empleados de la tienda se dieron cuenta de mis apellidos, rápidamente me trajeron una consola que tenían guardada en el depósito.   “No entiendo, pudo haberle pedido a su padre que le diera una, él simplemente tendría que sacarla de la fábrica y ya está, no tendría que pagar tanto dinero por algo que básicamente es suyo,” Charlie me dice sorprendido una vez salimos de la tienda, y yo me río por su sorpresa.   “Mi padre me hubiese hecho pagar por la consola de todas formas, así que es mejor comprarla de la tienda y dejar que los vendedores ganen su comisión por ello,” le respondo, encogiéndome de hombros, y él asiente, mientras parece absorto en sus pensamientos.   Cuando llegamos a casa, me visto rápidamente con una blusa celeste de tiras que se amarran en los hombros y resaltan el color de mis ojos, unos jeans negros y bailarinas negras, dejo mi cabello suelto y hago un par de ondas sueltas para que enmarquen mi rostro, y luego sólo aplico un poco de máscara de pestañas, un delineado delgado en el párpado superior, rubor y un brillo labial de un tono más oscuro que mis labios; una vez estoy satisfecha con mi apariencia, tomo el regalo y salgo hacia la camioneta que está aparcada frente a la casa en donde me están esperando Al y Charlie.   Me siento un poco triste y molesta aún con lo que sucedió en la tarde con Ezra, pero trato de no pensar mucho en ello pues tengo la firme intención de divertirme a pesar de sus comentarios crueles, no obstante, cuando entro a la casa de Alec, la cual ya está repleta de gente y la música suena por todo el lugar, siento todos los ojos posarse en mí de inmediato, pero yo sólo me fijo en el par de ojos grises que me miran desde el sillón de la sala.
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