CAPÍTULO SIETE

1173 Words
ABIGAIL   Cuando sus labios se posan sobre los míos, siento que todo pensamiento coherente abandona mi cabeza y cualquier signo de alarma que pudiera sentir ante su proximidad, se disipa en un instante, sus labios empiezan a moverse en sintonía con los míos y él desliza su mano por mi cintura, acercándome más hacia él, mientras yo poso mis manos sobre su pecho, puedo saborear la cerveza y otro tipo de licor más dulce en su aliento.   Y en el momento en que nuestras bocas se separan para poder tomar un poco de aire, siento que mi corazón está desbocado y las piernas me tiemblan, él me observa con una media sonrisa y cuando más personas salen a la terraza, empiezo a sentirme incómoda de repente, algo que él parece notar, pues me susurra:   “¿Quieres ir a otro lugar más privado?”   Y aunque sé perfectamente que eso no implica algo precisamente inocente, sino todo lo contrario, me encuentro a mí misma asintiendo y siguiéndolo cuando él empieza a caminar hacia dentro de la casa nuevamente, tal vez sea el alcohol que me hace tomar decisiones tan apresuradamente y sin pararme a pensar en las consecuencias, pero la emoción que siento por lo que puede pasar a continuación sobrepasa cualquier duda que pudiera tener en mi interior, y es que sé que me siento atraída por él desde el primer momento en que lo vi entrando a la sala de juntas para la reunión del consejo.   He estado tratando de negar esto por semanas ya, pero ha sido imposible, pues paso la mayor parte de mis días buscándolo entre la multitud de rostros desconocidos que circulan por el campus de la universidad, emocionándome cada vez que lo veo, así sea a lo lejos, o decepcionándome cuando no me cruzo con él ni siquiera una vez al día, y sería estúpido negar que estaba esperando este preciso momento desde esa primera vez.   “Ya conseguí un condón, ¿quieres continuar lo que empezamos antes?” escucho a alguien decir y él se detiene de repente, por lo que me choco con su espalda y reboto, cayendo al suelo y aterrizando sobre mi trasero, pero la música está tan alta que nadie escucha el golpe, y solo un par de personas se mueven hacia un lado para no pisarme.   Pero yo estoy helada en el suelo, tan sorprendida con mi propia estupidez que no soy capaz de moverme, pero no por la estupidez de haberme caído, sino de haber aceptado irme con él a otro sitio más privado, sólo para darme cuenta de que probablemente me estaba llevando al mismo sitio al que fue con la chica que en este momento le está mostrando un pequeño paquetito plateado con una sonrisa traviesa en el rostro.   Como puedo me escabullo en medio del tumulto de personas que se están moviendo al ritmo de la canción de moda, y logro llegar hasta la puerta de la entrada mientras contengo las lágrimas que amenazan con precipitarse sobre mis mejillas, saco mi teléfono del pequeño bolsito que tengo colgado de mi hombro y llamo a mi primo Edward para que venga a recogerme, él contesta al segundo timbre y me dice que está cerca de aquí y que llegará en cinco minutos, pero sé que no puedo quedarme en este sitio a esperar mientras él llega aquí, así que empiezo a caminar por la acera, para esperarlo a unos metros de la casa de la fraternidad.   Un par de minutos después, escucho que alguien está diciendo mi nombre en voz alta, pero no me atrevo a girar para ver a quién le pertenece esa voz, no obstante, cuando siento pasos acercarse a mí, siento la necesidad imperante de verificar quién es la persona que viene hacia aquí y exhalo con alivio al comprobar que no es Ezra sino Alec, acompañado de su amigo, el cumpleañero, así que camino hacia él para encontrarnos a mitad de la calle, y cuando estamos lo suficientemente cerca, él me pregunta:   “¿Qué haces allí parada sola? Es peligroso,”   “Oh, estaba esperando a mi primo que viene a recogerme,” le respondo.   “¿Te vas a ir ya?” él pregunta, sonando un poco decepcionado.   “Sí, lo siento, creo que he bebido más de lo necesario y me siento un poco mal así que es mejor que me vaya,” le respondo.   “¿Estás segura de que es por el alcohol?” El amigo de Alec, Matt, me pregunta con una mirada divertida.   “Sí, ¿por qué lo preguntas?” le respondo, un poco a la defensiva.   “Oh, es que te vi salir con el chico Moore de la terraza y pensé que iban a una de las habitaciones de arriba, pero un par de minutos después tú salías por la puerta y él subía con Chloe, así que asumí que algo te había hecho enojar,” Matt me dice, fingiendo preocupación, pero puedo ver en su rostro que la situación le parece muy entretenida, y yo trato de ignorar la punzada que sentí en el pecho cuando lo escuché decir que Ezra después de todo sí fue con esa chica a darle buen uso al preservativo que ella consiguió.   “Mira qué observador te pones con las relaciones de los demás después de que Lilly terminara con la tuya,” Alec le responde con tono mordaz, y Matt lo mira con sorpresa.   “Eso fue un golpe bajo, amigo,” él le responde sacudiendo la cabeza y luego se va.   “Ignora lo que dice, está dolido porque su novia terminó con él justo un día antes de su cumpleaños y ahora quiere desquitarse con todos,” Alec me explica.   “No te preocupes, no me molestó lo que dijo,” miento, pero antes de que él pueda responderme, el auto de Ed se detiene a nuestro lado, así que me despido de él rápidamente y me subo al auto.   “Por la expresión que traes asumo que no te fue tan bien como esperabas,” es lo primero que Ed me dice mientras me abrocho el cinturón de seguridad.   “Sí la pasé bien, pero creo que fue demasiado por esta noche y sólo quiero llegar a casa,” le respondo y él se ríe mientras me ofrece una goma de mascar de menta.   “Necesitarás esto para disimular el olor a alcohol que traes,” me dice y yo la tomo de inmediato.   Cuando vamos llegando a la casa, me paso para el asiento trasero y me cubro nuevamente con la chaqueta de Ed, pero justo después de entrar a la propiedad, el auto se detiene de repente y escucho a Ed maldecir, así que levanto un poco la cabeza y mi corazón se detiene al ver un auto de policía estacionado afuera y a mis padres hablando con un detective de forma alterada, hasta que los ojos preocupados de mi madre se posan en mí y su rostro se transforma.
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