Me encontraba arreglándome frente al gran tocador, Noah había respondido los mensajes, diciendo que estaba en camino y aceptando sin mucho que pensar.
Seguía un poco mal por la llamada de Cristian... no pensé que me afectaría tanto. El sonido de la puerta llamó mi atención y me hizo girar de inmediato.
—te quería pedir un consejo— dijo Luisa cerrando la puerta con cuidado.
Esta pasó y se sentó en la cama dejando caer su cuerpo. Solo giré la silla mejor y la miré por largos segundos, mi hermana había cambiado demasiado.
—claro, dime— balbuceé.
—¿crees que a Rainer le guste este vestido?— preguntó mientras tomaba parte de su vestido levantándolo. Sorprendida la miré sin parpadear, Rainer... ¿Acaso?, Dios mío.
—Si, está hermoso— afirmé mientras le regalaba una sonrisa cálida.
—Creo que me atrae— susurró mientras cubría sus ojos de forma graciosa.
—Nunca pensé que tú y él— hablé mientras regresaba al espejo para colocarme labial, era lindo que después de tantos años estos sintieran más que amor fraternal.
—Yo tampoco sé que sucede, no lo sé, tal vez es porque pasamos demasiado tiempo juntos— suspiró. —y no sé que hacer, tal vez ni me guste de verdad—
—¿Se han besado?— pregunté curiosa dejando el labial en la gran mesa.
—sí... en ocasiones— bufó segura de sí misma, asombrada la miré, era de esperarse después de tantos años.
—Deja que las cosas se den solas, no lo fuerces, puede que resulte un idiota que solo quiera jugar — bromeé para observar mi atuendo. Era una blusa corta que dejaba ver mi abdomen y un pantalón que hacía lucir bien mi trasero. —Oh— recordé la situación, apenada la miré.
—Descuida, debes quitarte eso— pidió indignada mientras me miraba con odio.
—¿por qué?— pregunté mientras soltaba una risita.
—Me robarás atención— bromeó con una risa contagiosa.
—Dios no—
—Entonces tendré que cambiarme— reí a su comentario, ella lucía hermosa, no tenía de que preocuparse. —Debo ir a prepararme mejor— avisó al dejar aquella cama. También salí de la habitación, pero dirigí mis pasos a la planta baja para poder esperar a Noah mejor, el cual aseguró estar encantado de ir.
—no piensas ir así, ¿cierto?— por la voz gruesa sabía que era Rainer, con sorpresa giré a verlo... ¿Por qué decía algo así?
—¿perdón?— pregunté indignada mientras lo miraba confundida, sin duda sería complicado vivir junto a él.
—no. Piensas. Ir. Así. ¿Cierto?.— con molestia cerré los ojos, era mi primer día, no podía arruinarlo.
—Vaya, si, si pienso ir así, adiós— solté para seguir con mi camino sin prestarle más atención, realmente eran extraños.
El timbre de la casa sonó haciéndome dejar en paz al sujeto para tomar las escaleras.
Y efectivamente, al abrir la puerta me encontré con un Noah bien vestido y con un ramo de rosas a su costado.
Al estar frente a la puerta la abrí sin dudarlo; El rubio me sonrió mostrándome sus dientes blancos, mi reacción fue abrir los ojos a más no poder... solo tenía unas horas de conocernos y actuaba tan amistoso.
—Hola, te traje esto— saludó al extenderme el ramo de rosas, con sorpresa las tomé.
—oh vaya, gracias—.
—de nada, realmente agradezco que me hayas llamado— con una sonrisa lo invité a pasar, al parecer el tipo no era tan malo.
—iré a dejar esto en un jarrón, adelante, estas en tu casa— tenía que ser amable, él lo estaba haciendo.
Para mi mala suerte no había ningún jarrón en la casa, sin ninguna opción disponible tomé una jarra de vidrio vacía, era el último recurso.
Triunfante salí de la cocina en busca de Noah, este se encontraba hablando con Rainer entretenidamente.
—Listo— solté robando la atención de los dos sujetos, con una sonrisa Noah se acercó a mí sin pensarlo.
—¿nos vamos?— insistió.
—Claro, Luisa no tarda en bajar—
[...]
Rainer iba conduciendo y Luisa a su lado tarareando una canción que sonaba en la radio, mientras que yo iba a tras con Noah, después de cuarenta minutos de camino, no era tan mal tipo después de todo, era entretenido.
—¿Laco iras a las principales?— cuestionó Luisa mirando por el retrovisor al nombrado.
—sí... me están obligando literalmente— respondió el rubio sin ganas.
No sabía de qué carajos estaban hablando, pero no me parecía importante, sin más tomé mi móvil para enviarle un mensaje a Benny. “Siento no despedirme” envié algo insegura.
“¡no!, ¿Entonces es cierto?!” Respondió después de segundos. “Mierda, tú puedes con un hijo ___, Ian dijo que él será el padre si el imbécil no quiere responder”
“¿de qué carajos hablas?” Respondí a su mensaje confuso.
El auto se detuvo haciendo que dejara el móvil a un lado, tensa miré a Noah.
—¿es aquí?— pregunté asombrada, el lugar era increíble, el ambiente era otra cosa. Más que feliz por ir a probar cada bebida alcohólica del lugar me baje del auto sin pensarlo.
Aquellas luces me hicieron abrir ligeramente los labios, a mi lado tenía a Noah… y a unos metros a aquellos amigos, sin duda olvidaría a ese tipo.
—Vamos— informó al extenderme su brazo. —Así no te perderás— se excusó, con una mueca tomé su brazo con cierta emoción.
—bueno aquí nos separamos, no tomes mucho ___ sigo siendo tu hermana mayor— me amenazó Luisa.
—si, adiós— conteste para jalar a Noah, y llevarlo lejos.
[…]
—Ya creció Rainer— aseguró Luisa mientras miraba a ____, claro que no... solo tenía diecinueve años, era tan joven.
—Lo sé, pero mírala— murmuré serio, ____ me había impresionado en todos los aspectos, había cambiado por completo.
No tenía ni un gramo de confianza en Laco, lo había visto jugar en diferentes ocasiones con chicas ilusas, ella al estar con él me ponía alerta, ella era como una hermana para mí y no dejaría que la lastimara. En aquel tiempo no había perdido de vista a la parejita ni un segundo.
—Rainer venimos a disfrutar no a andar de niñeros— me reclamó Luisa mientras se colocaba frente a mí.
—está bien— me rendí al regalarle una sonrisa —¿quieres algo?— pregunté.
—vamos por una bebida— sin otra cosa que hacer tomé su hombro, la familia Foster se había vuelto importante para mí.
[...]
Mi vista no se despegaba de ___. Estaba bailando frente a Laco, ella era atractiva, bella y él, Dios, solo la miraba como una presa y eso me ponía mal. Sabía que habían tomado licor, ya que ___ tenía como diez vasos sobre el que estaba bebiendo.
—Rainer por Dios— reprochó Luisa seria, se había enojado y no la culpo, mi atención la tuvo su hermana desde que habíamos llegado.
—no confío en él— conteste.