—Gracias— le dije mientras esté dejaba mi maleta en la habitación que él mismo me había señalado, con una sonrisa observé la habitación, la de invitados.
—de nada ___— musitó.
—¿quieres que te ayude a desempacar?— su pregunta me despertó por completo, no era necesario, podía hacerlo yo misma.
—no, no te preocupes puedo sola— afirmé al subir aquella maleta a la cama, la curiosidad me dominó, tenía que preguntar que había sucedido con mi habitación; ¿Por qué no me había llevado ahí?.
La habitación en la cual nos encontrábamos era una común y corriente, nada linda para mí, o incluso para él.
—Tus cosas están en la azotea— informó al percatarse de mi curiosidad, era de esperarse, ellas no pensaban que volvería.
—¿qué pasó con mi habitación?— pregunté mientras sacaba la ropa de la maleta, lista para desempacar aquellas prendas.
—paso hacer mía—respondió tranquilo mientras soltaba un suspiro cansado. —tuve problemas con mis padres— lo detuve, no tenía por qué contarme su vida entera.
—Bien, no me tienes que dar explicaciones sabes, es bueno que la habitación la esté ocupando alguien—
—de todos modos si quieres uno de estos días puedes dormir ahí— no gracias— pensé en aquel instante.
El sonido de mi móvil rompió aquel silencio que se instaló por su respuesta, con fastidio miré el nombre del contacto: Cristian. Moría por responder, pero sabía que eso me iba a hacer más daño, debía ser fuerte.
—contesta— insistió él, negué sin importancia arrojando aquel móvil lejos.
—No— susurré.
—¿problemas?— preguntó mirándome fijamente, había cambiado, ya no era el mismo, accedí sin nada que ocultar.
—No quiere nada serio conmigo— Solté sin pensarlo demasiado, un gesto de su parte me hizo sonreír.
—Es un bobo, dejo ir a una gran chica— impactada era la palabra que me definía en esos momentos, no tenía ni una hora en estar en el lugar, era veloz… La luz roja se prendió en mí, tenía que estar a alejada de él, y no tenía que darle confianza...
—¡El desayuno está listo!!— el grito de Luisa me hizo despertar, antes de apartar la mirada de su rostro accedí.
—Es un bobo— le aseguré, no quería dificultades con nadie, solo era una semana.
[...]
En el plato que tenía frente a mí se encontraban unos huevos fritos que tenían buena pinta realmente, todo era apetecible.
Aunque el único inconveniente en aquel lugar era el sonido de mi móvil, el cual no dejaba de sonar y aquello afectaba a los amigos quienes tomaban el desayuno junto a mí.
—¡___ carajo contesta!— exclamó Luisa harta; de mi parte negué repetidas veces sin despejar la vista del móvil.
—Solo desayuna Luisa—le dije al seguir mirando aquel nombre en el móvil, realmente era alguien insistente.
—Ya no puedo más— Advirtió Luisa mientras se abalanzaba en aquella mesa para coger el móvil, con valor lo observó; aquella fotografía del susodicho le favorecía.
—no te atrevas— amenacé de una forma agresiva.
—Es lindo— balbuceó para después deslizar su debo anular en dirección a la derecha, lo había hecho.
¡Había contestado, mierda!
—Si… no, te la pasó, bien— miré a Rainer confundido al igual que yo. —ten— susurró mientras me lo pasaba, salivé.
Realmente no quería saber más de él, ya que terminaría perdiéndome por completo en él, era adictivo y muy atractivo.
—bueno— respondí nerviosa mientras me colocaba el móvil en mi hombro, mi vista estaba fija en mi hermana la cual parecía estar al pendiente de mi llamada.
—¿___ donde estás?— preguntó de golpe el hombre, escuchar su voz me hizo cerrar los ojos con fuerza.
—Cristian no me busques más— en segundos mi voz se quebró como la de él, era increíble como por simples palabras podías perder todo.
—Estoy afuera del instituto… sal— suplicó.
—Que mal, estoy a miles de kilómetros, decidí irme— susurré tensa.
—pensé que eras diferente que solo querías placer como yo, pero me equivoqué, tú quieres un cuento de hadas— la voz le había cambiado a un tono burlón; típico de un hombre lastimado…
—¡¿Qué mujer no quiere un cuento de hadas?!... Si querías placer por qué no fuiste a un burdel— aquello hizo que los amigos se miraran por largos segundos.
—nunca más te voy a buscar ___, espero que consigas a alguien que pueda...— Cristian era alguien necio, sabía que me iba a volver a buscar, solo esperaba que cuando llegara el momento todo estuviera bien.
—Gracias Cris, lo haré y espero que tú también lo hagas— respondí para después colgar.
Mis ojos picaban, quería llorar, pero no me lo iba a permitir, no era tan débil… Tenía que disfrutar esta temporada lo máximo.
—¿Te encuentras bien?— preguntó mi hermana pasando su mano sobre la mía.
—si, no te preocupes— balbuceé mientras extendía una gran sonrisa para que la castaña se tranquilizara.
—Bien, hoy a las afueras hay un festival de música porque no vamos los tres— opinó Luisa mirando a su amigo y después a mí.
—por mí está bien— contestó el tatuado levantando sus hombros, aquel ambiente tal vez era tenso para ellos.
—Noah puede venir— insistió Luisa. —¿Tienes su número?— estaba tratando de animarme.
—Si, le enviaré un mensaje— solté sin pensar, mi mente aún seguía con Cristian, fue absurdo pensar en tener algo más con él.
—es mejor que vayas con nosotros sabes— al alzar la vista solo estaba Rainer en la mesa, tenso el sujeto me miraba con una sonrisa.
—No, no te preocupes estaré bien— informé segura.
—pero estarás mejor a mi lado... y el de Luisa, claro— afirmó mientras se incorporaba mejor.
—Claro— le dije al seguir desayunando. —Noah me pareció un buen sujeto, le enviaré un mensaje—