[DANE]
Horas después
Las horas pasan rápidamente cuando estamos juntos, y no porque hayamos ido a recorrer la ciudad para conocerla ni nada de eso, sino que, todo lo contrario, hoy decidimos quedarnos en la suite haciendo nada y todo a la vez. Desayunamos y almorzamos aquí con una hermosa vista a la Torre Eiffel y nos comimos a besos cuando se nos dio la gana; quiero suponer que así debe vivirse una verdadera luna de miel. Sin embargo, también tenemos que cumplir con el compromiso que supuestamente nos trajo hasta aquí y nos toca terminar de arreglarnos para ir a la gala.
Por segundo día consecutivo visto un esmoquin oscuro y tal y como hice ayer, acomodo el moño, aunque en esta ocasión no me tiemblan las manos ni el corazón me late tan fuerte… es increíble como el cuerpo humano puede reaccionar de distintas maneras dependiendo la circunstancia —Mi amor, ¿puedes ayudarme? — escucho la voz de mi esposa desde la habitación.
—¡Ya voy! — Exclamo lo suficientemente alto como para que me escuche y una vez que termino de acomodar el esmoquin voy hacia allá. No hago más que poner un pie dentro de la habitación, y me quedo sin palabras. Se ve espectacular con un vestido largo de color n***o hecho con una tela trabajada que da la sensación de tener algunas lentejuelas que brillan por si sola. El escote de hombros caídos hace que sus curvas se luzcan de sobremanera y ni hablar del tajo que lleva del lado izquierdo que deja que sus increíbles piernas se entrevean haciéndola lucir igual de elegante que sensual —Definitivamente soy un tipo con muchísima suerte— comento y observo como sostiene el vestido para que no se caiga.
—Yo también soy una mujer con mucha suerte, pero ¿Qué tal si subes la cremallera para que no se me caiga? — Me pide divertida y voltea para que vea la cremallera de la prenda.
Lentamente camino hacia ella y sonrió —Sabes que me gusta mucho más quitarte la ropa, ¿no? — Le cuestiono llevando mis dedos al cierre y cuidadosamente lo subo.
—Lo sé, y por más que me encantaría quedarme aquí contigo todo el día sin tener que usar ropa alguna, lamentablemente no puedo— Me deja saber y antes de que mi esposa pueda separarse de mí, la rodeo por la cintura y me pego a ella para apoyar mi barbilla sobre su hombro.
—Es por una buena causa— Murmuro.
—Totalmente— Afirma y levanta su mano para mostrarme los anillos —Sera mejor que me los quite por ahora, allí habrá mucha gente que conozco y no quiero que haya chismes que se puedan filtrar— Explica.
—Entonces hare lo mismo— Digo y al mismo tiempo que ella se quita los anillos, yo hago lo mismo con mi alianza.
—Solo por ahora— Justifica y una vez que me quito la alianza, ella se separa de mí y las lleva a un pequeño alhajero de viaje para guardarlas allí.
Observo cada uno de sus movimientos mientras que guarda los anillos y una vez que lo hace, ella voltea y me mira con una sonrisa tatuada en su rostro. Me encanta lo feliz que se ve en estos momentos —¿Te parece si vamos yendo antes de que se nos haga tarde? — Le propongo y ella asiente.
—Vamos— Accede y le ofrezco mi brazo para que se sujete de este y así poder salir de la suite después de haber agarrado su bolso y nuestros celulares.
[…]
Debí imaginar que la gala sería llevada a cabo en un sitio tan elegante como este, después de todo, ¿Por qué vendría gente desde el extranjero solo para una gala benéfica? De todas maneras, el factor sorpresa sigue siendo algo muy típico de mi vida junto a ella y esta no es la excepción. El recinto es un salón de fiestas con una arquitectura rococo que desprende simplicidad en su exterior, pero en su interior la decoración se desborda. La acumulación de elementos decorativos basados en líneas ondulantes y en la asimetría es una fiesta para mis sentidos —Hermoso, ¿no? — Pregunta mi esposa mientras que vamos entrando al lugar y encontrándonos con personas que parecieran ser muy importantes y elegantes.
—Increíblemente hermoso, solo por la arquitectura merece la pena venir aquí— Comento divertido mientras que sigo observando como los vestidos de gala de alta costura predominan entre las invitadas femeninas y en el caso de los hombres, los trajes de diseño ganan la batalla de moda.
Antes de que sigamos caminando, Keira se detiene y se ubica frente a mi —Mi amor, tengo que advertirte que aquí hay gente muy egocéntrica y clasista— Advierte —No hagas caso a nada de lo que puedan decir acerca de nosotros porque no me interesa, es más no siquiera quisiera estar cerca de ellos, pero no me queda otra opción.
— Tu tranquila mi amor, yo sabre lidiar con ellos. — Le aseguro y lo que menos quiero es que piense que los eventos públicos siempre serán de esta manera.
—Bien, es solo que en este tipo de galas es inevitable cruzarse con ellos— Comenta y sé perfectamente que a ella le preocupa que alguien pueda lastimarme por hacer algún comentario fuera de lugar, pero lo que ella no sabe es que lo único que me importa a mi es lo que diga y piense ella.
—Tú no te preocupes por nada, ahora vayamos y haz lo que debas hacer aquí— Le aliento y de esta manera comenzamos a caminar rumbo al área principal donde ahora se juntan todos los presentes para bebe champagne mientras que conversan en diferentes idiomas, aunque el que más predomina es el inglés.
Keira y yo seguimos avanzando hasta que nos ubicamos alrededor de una de las mesas de coctel después de haber agarrado una copa de champagne cada uno. Ella observa todo su alrededor como queriendo saber quiénes están y quienes no en este lugar y a los pocos minutos un hombre de cabello rubio y ojos más claros que los de mi esposa se acerca a nosotros —Señorita Olavarría, bienvenida— le dice y toma la mano de mi esposa para depositar un beso en su dorso.
—Ministro Verán, un placer verlo nuevamente— Lo saluda ella y me mira —Le presento a mi novio Dane Bautista— Me presenta y él me sonríe para después estrechar mi mano.
—Un gusto conocerlo, ¿le molestaría si me robo un instante a su novia? Es que tengo que conversar algo importante con ella— Me pide y supongo que no tengo muchas opciones, ¿o sí?
—Por supuesto, vayan tranquilos— Le digo siento el hombre coherente que debo ser y la sonrisa que ella me regala en estos momentos es la mejor respuesta.
—Muchas gracias señor Bautista, le prometo que será breve— Me informa el ministro y yo tan solo hago un leve gesto como diciéndole que todo esta bien y ellos se marchan para conversar mientras que yo bebo otro sorbo de mi copa y la espero pacientemente.