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1067 Words
― Creo que es importante que sepan que he tomado una decisión sobre mi nombramiento de Guardiana del Abismo ― Arina suspira y su padre se tensa esperando la peor respuesta ― Creo que podré llevar bien esa vida si no se me obliga a abandonar la vida humana que tengo. ― Parece un trato justo ― Anael sonríe estando de acuerdo con su hija. ― Me parece bien ― asiente Kaia. ― Me temo que no será posible ― Chamuel se pone de pie. ― ¿Qué? ― La rubia lo imita. ― Era importante que tus padres estuvieran presentes ahora debido a un importante descubrimiento en la investigación de la entrada al Cielo de aquel misterioso demonio ― suspira ― Como sabrás, cada ángel o ser sobrenatural puede ser identificado debido a la energía que emana de sus alas, eso es algo involuntario y único de cada ser. No hay dos energías iguales ni siquiera con casos tan extraños como los gemelos ― observa a Kaiael haciendo alusión a su parentesco con Lucifer ― En la escena de dicho crimen encontramos rastros de una esencia en particular, la misma está vinculada a los restos del demonio y  es la tuya Arina. ― No, eso es imposible ― niega la ojiceleste alterada. Anael abre los ojos asombrada posando su vista en Kaia y en Chamuel. ― Saben que eso es imposible, ella no haría algo así ― defiende colocándose frente a la chica. ― Arina no tiene motivos para atacarnos, ha sido criada en nuestro ámbito y sería estúpido hacerse atacar por un demonio pues te recuerdo que la bestia fue directamente a ella ― el Príncipe del Abismo espeta molesto. ― Pero las esencias no mienten y lo saben, por eso hasta que la investigación se haya esclarecido se le niega a Arina todo acceso al Abismo y poder del mismo, también queda totalmente prohibido su regreso a la Tierra y deberá pasar las siguientes horas en confinamiento. ― el arcángel deja entrar en la modesta sala a dos soldados custodios. ― Espero cooperes en esto niña. ― Chamuel… ― Anael se interpone entre los oficiales y su hija. ― Por favor… ― Any, si tú o Kaia interfieren en esto nos veremos obligados a acusarlos de traición y conspiración sin mencionar que serán degradados de sus actuales rangos y obligados a caer ― suspira ― No interfieran, Arina estará segura hasta que lleguemos al fondo de esto. ― Es nuestra hija, no puedes pedirnos eso ― Kaia lo ve furioso. ― Con más razón querrán que este segura y lejos de todo peligro ― responde sin inmutarse. La joven se ve acorralada por los custodios y la situación misma, no comprende que es lo que ha sucedido ni porque ha sido culpada de algo que jamás haría pero lo que si entiende a la perfección es que debe salir de allí de inmediato, cuanto antes traspase la barrera tendrá más posibilidades de dejar el problema atrás de lo contrario no volverá a la Tierra y deberá rendirse pues sería una locura enfrentarse a los soldados de Dios sabiendo que no hay escapatoria. Toma la iniciativa, con rapidez alcanza la espada que su padre mantiene enfundada en su espalda y desenvainándola con facilidad logra herir a uno de sus contrincantes mientras que el otro –algo más joven– se ve amedrentado por la acción. Extiende sus alas y se lanza contra Chamuel, el revuelo comienza y es Anael la que logra alcanzar la muñeca de la joven; ambas, madre e hija se comunican a través de la mirada, no hacen falta palabras para entender la desesperación de ambas y sabiendo que las cosas pueden no salir bien es Any quien –para asombro de la muchachita– deja ir a Arina. Pronto los demás ángeles se ven enterados de la situación, llegan rápidamente al lugar y se lanzan en la persecución de la muchacha mientras Kaia y Anael intentan razonar con Chamuel y los demás ángeles de mayor rango. Arina logra evadir a varios, se encuentra a tan solo metros de la barrera dimensional que la separa del Cielo y su libertad pero no van a dejarle el paso fácilmente y pronto su tobillo es apresado y jalado hacia abajo haciendo que ella se estrelle en el suelo girando en el mismo. ― ¡Arina! ― La voz de Zadkiel la alerta. La muchacha voltea a verlo, no tiene tiempo de darle explicaciones sobre lo que ocurre y dicha distracción le juega en contra pues un Principado salta sobre ella empuñando una guadaña lista para incrustarla en su espalda. Un grito escapa de su garganta al ver que dicha arma se entierra de lleno en aquel que ha ido en su ayuda y que ha usado su propio cuerpo como escudo para ella, Zadkiel. ― Zadkiel ― susurra viendo a su amigo caer con dificultad. Furiosa se pone de pie y sus ojos destellan rabia, se tornan tan blancos como cuando era niña, sus alas se expanden tanto que parece algo irreal y sus manos se convierten en garras afiladas y gigantescas –pareciera que sus uñas han crecido más de lo normal– las cuales se incrustan en el cuerpo del soldado, sin piedad y sin dificultad alguna salen de la anatomía como si se tratara de goma espuma. ― Debes irte ― el pelinegro se mantiene en pie como puede y empuja a la muchacha. ― Vendrán más soldados y si no entras en la g****a ya la cerrarán. Antes de que pueda contestar algo es lanzada hacia dicho portal por su amigo, el poder del mismo la absorbe inmediatamente y la última imagen que ve es el chico cayendo de rodillas al suelo. Un mar de turbulencia la ataca, es sabido que entrar en la g****a sin estar preparado causa estragos en el viaje y efectivamente eso es lo que está ocurriendo; a mitad de camino y debido a todo lo que ha pasado cae en un profundo sueño y la inconsciencia la embarga. Teniendo una terrible caída desde la g****a y a merced de los demonios carroñeros que se encuentran revoloteando alrededor de la misma no puede siquiera imaginar la suerte que tiene por tener a Lucifer como m*****o de su familia; una descomunal mano formada con las cenizas del mismísimo infierno se escabulle de la g****a infernal que se ha formado en plena ciudad y atrapa a la muchacha para desvanecerse en el aire sin que ningún ser humano pueda notar lo que ha sucedido hace tan solo segundos.
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