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1215 Words
Arina se mantiene ovillada sobre su cama, suspira pesadamente recordando todo lo que ha sucedido, las noticias que sus padres dieron a conocer y lo mal que la dejó eso, ¿Cómo tomar una decisión ahora? ¿Perdería la poca libertad que ha obtenido por seguir los pasos de sus padres? Estaba emocionada y satisfecha por haber ingresado a una buena universidad antes de tiempo, Harvard la esperaba y ella no podía con la emoción, pero todos los acontecimientos recientes han hecho que ese logro quede en segundo plano y no le permitan disfrutar como es debido aquella meta que logró superar. ¿Qué tal si no era buena? ¿Qué tal si no era suficiente para ella? ¿Y si no era ese su destino? ¿Cómo saber que después de aceptar no se arrepentiría por no ser lo que espera? ¿Cómo podría pasar más tiempo con Zadkiel si los arcángeles no entran en el Abismo a menos que sean mensajeros? ¿Ya no lo vería seguido? ¿Qué hay de sus padres? Su mamá estaba por ascender a arcángel, tal vez podría tener una excepción por ser su progenitora y su padre eventualmente estaría en contacto con el Santuario –ya que su vida está ligada a ese lugar desde el comienzo del Todo-. ― Arina, ¿Puedo pasar? ― La voz de Zadkiel detrás de la puerta la sobresalta. ― Sí― se incorpora. ― ¿Estás bien? ― el pelinegro camina hasta estar cerca de la cama. ― No, no quiero… Dios, no sé qué hacer ― cubre su rostro con las manos. ― ¿Qué es lo que realmente quieres Arina? No logro comprenderte ― suspira tomando asiento. ― Cuéntame, siento que me dejas fuera de tu vida. ― Quiero libertad, toda mi vida ha pasado a gran velocidad, sin poder ver nada que yo quisiera, estando escondida y saltándome etapas por culpa de mi metabolismo ― seca sus lágrimas ― Ahora que por fin me he normalizado no quiero perder más momentos de mi vida y siento que si tomo el puesto de mis padres entonces ya no podré volver aquí, ya no seré yo, ya no podré disfrutar de los pequeños placeres y gustos que hay en una vida común y corriente… Sino una marioneta más de esos ángeles. ― Siempre vas a ser tú, no hay manera en que dejes de ser lo que eres por tomar el puesto de tus padres. Entiendo que sientes que has perdido parte de tu vida por escapar de Cahek y su influencia pero no por eso debes deshacerte de todo lo que tienes y olvidar a quienes amas, tus padres han dado su vida por ti y quizás puedas encontrar un equilibrio entre ser Guardiana y ser una muchacha de universidad, tu mamá pudo hacerlo aunque ella prefirió ser parte de la vida que sus padres le negaron― acaricia su mejilla ― No dejarás de ser quien eres, pero, lo que decidas para mí estará bien. Ambos se sonríen, se sostienen la mirada con cariño. ― Pensé que vendrías a hacerme creer lo contrario, a ayudar a mi padre a convencerme ― ríe. ― Hace tiempo yo entendí que eso es imposible, eres muy cabezotas y ya no quiero pelear contigo ― se carcajea. ― Gracias ― susurra acomodando el azabache cabello del joven, viendo directamente el azul de sus ojos ― ¿Sabes? Mamá solía decir que si miraba fijamente tus ojos podría ver una constelación de estrellas pero, para mí, hay todo un universo allí y es hermoso. Muy hermoso. Zadkiel sonríe tímidamente, a pesar de conocerla desde siempre no se acostumbra a la total cercanía de ambos sin sentirse cohibido y es que no lleva muchos años entre los humanos como para dejar ese estructuramiento de lado y relajarse. Se encuentran a escasos centímetros de distancia el uno del otro, el corazón de la joven late emocionado, quizás demasiado para tratarse de su amigo, ¿Amigo? ¿Realmente eso es el chico para ella? Entrelazan sus manos con cuidado mientras Arina observa esa unión, el pelinegro acerca su rostro al de ella y para cuando sus miradas vuelven a conectarse algo los separa con brusquedad lanzando al chico al suelo. ― Disculpen, pero me enteré de las novedades y quise venir a ver qué tal iba todo ― Lucifer sonríe inocente ― ¿Qué estaban por hacer? ― Nada ― el muchacho se pone de pie serio, recapacitando lo que hace unos segundos estuvo por suceder, sacude la cabeza y da media vuelta ― Tengo que hacer algo, los dejo. La rubia queda boquiabierta, no entiende la reacción de Zadkiel ni lo que podría haber pasado entre ambos pero tampoco pretende hablar del tema frente a su tío sin embargo un sabor amargo queda en su pecho y algo confundida desvía la mirada. ― Asique, eres la futura guardiana del Abismo, felicidades ― se echa en la cama. ― No quiero serlo, quiero tener decisiones propias, quiero… ser como tú ― suelta al final. ― ¿Cómo yo? ¿Te refieres a un ser asqueroso, desalmado, lleno de oscuridad que se regodea en las mazmorras con el sufrimiento ajeno y que no siente el más mínimo aprecio por nada? ¿Eso es lo que quieres? ― la observa serio. ― No eres así, eres más de lo que todos dicen, yo te conozco ― responde ― Pero eres libre y yo quiero lo mismo. ― Tendrías que caer, ser expulsada y convertirte en uno de los míos― se pone de pie ― Dejarías todo lo que conoces atrás por un tiempo, no podrías subir a la tierra hasta haber completado la transformación. Olvídate de amigos, de tu padre y tu madre, de Zadkiel… Se les prohibiría tener contacto contigo y si pones un pie donde puedan verte, te mataran. ― ¿Qué? ― niega horrorizada. ― Yo soy el rey del infierno, hago lo que me place porque tengo el poder para hacerlo pero ya ves que también soy vigilado y tengo periodos en los que no vengo a ver a mi hermano, esa es la razón ― suspira ― Me gusta quien soy y como soy, yo no cambiaría nada de lo que he hecho pues conozco la vida que tú no quieres tomar por miedos inmaduros de una adolescente, he vivido como ángel y sé que eso no es lo mío porque lo conozco de memoria pero tú no, tienes absurdas suposiciones, piensa bien lo que estás haciendo sobrina. Puedes perder mucho más de lo que crees. ― Entonces, ¿Debo conformarme? ― eleva una ceja ― ¿Por qué? ¿No puedo querer un futuro mejor? ¿Ser lo que yo quiera tomando mis propias decisiones o eso es solo privilegio de los humanos? ― Creo que conoces la respuesta ― la ve de reojo ― Me marcho, ten cuidado y dale mis saludos a tu madre. La rubia lo observa desaparecer mientras sus pensamientos hacen estragos en la mente, debe tomar una decisión pronto pues por la mañana deberá notificar lo que decidió a los superiores sin mencionar que el nombramiento oficial y el enlace con el mismo Abismo debe hacerse de inmediato –para evitar que este se cierre o corra peligro como pasó anteriormente con Kaia y Anael-. Suspira, tal vez la opción que su amigo angelical le dió no esté del todo errada, quizás si puede llegar a un acuerdo y un equilibrio con ambas vidas, pero, lo que ella desconoce es que no tendrá la oportunidad de plantear aquello.    
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