Estaba siendo otro día medianamente tranquilo, estaba siendo casi un milagro el que el celular o telefono de linea del alfa no se escuchara, así tampoco el timbre de la casa. Era, estúpidamente aliviante para ambos jóvenes. Así que ahora mismo ellos se encontraban disfrutando de una buena lectura, Jimin pertenecía en la ventana con sillón del living retomando su lectura con su nuevo libro en inglés, y Yoongi ocupaba el sillón principal también leyendo, aunque estaba releyendo. La programación en volumen bajo ayudaba a que el ambiente no se encontrara enteramente silencioso.
Era agradable el estar así, parecía ser los problemas del mundos habían dejado de existir y así también los conflictos personales. Además parecía como si ellos se llevarán realmente bien, aunque la verdad la realidad no era muy diferente del todo, uh, digamos que ellos podían tolerarse un poquito más. Así como los hermanos lo hacían.
—I'intrigue est bonne— Jimin murmuró junto a un pequeña sonrisa.
El alfa asintió sin mirarlo, aún ocupado en los párrafos del libro en sus manos —La fin du troupeau, es un gran libro— Digamos que aun estaba un tanto sorprendido por los gustos de su vecino. Resultó ser brillante, hora, tal vez, podría entender del porqué Jr. se sintió inspirado por él.
La programación volvió a ser lo único en escucharse en tonos bajos. Fue exactamente una hora la que transcurrió para cuando Yoongi dejó de lado su libro ya terminado de leer. Y como siempre, fue una buena lectura, una que le traía algunos recuerdos tanto alegres como nostálgicos. Pero predominaba mucho más la tristeza. La expresión en su rostro los demostraba.
Jimin había mirado de reojo cuando dio con aquella tonta expresión, pensando que para ser alguien solitario y malhumorado, él demostraba más que eso. Murmuró algo antes de decir palabra.
—Luces tonto ahora— Jimin trató de ser sutil.
Yoongi le dedicó mirada con sus labios un tanto curvos, suspiró:—Sigue leyendo—
El omega podía obedecer, —¿De quíen era el libro?— para ya conocían cómo era, él no iba a obedecer. —Apuesto que le lo dio tu abuela—
Un bufido —¿Además de molesto eres adivino?—
—Eres tan obvio— Jimin ubicó la tira roja del libro entre las páginas del libro donde se había quedado. Volvió su cabeza, dando completamente con el alfa, —Él... ¿él murió?— el tono de su voz fue normal, no iba ser un idiota y sonar burlón con aquel tema.
—Hace tiempo— Yoongi mantuvo su mirada en la pantalla de la televisión —Al menos él no fue como los demás, fue el único que no- Se frenó, estaba hablando de más.
—¿Qué no qué?— Park Jimin, a lo que lleva de vida nunca antes había sido un gran curioso por temas ajenos. Mucho menos por las personas que no le agradecen. Uhm, todo estaba siendo muy confuso. —Vamos, decírmelo no te matara— Ciertamente.
—Pense que era un chico ermitaño y asocial— Yoongi le dirigió mirada. Aun así no obtuvo respuestas, por lo que dio una tranquila respiración y habló, no supo porque pero lo hizo. —Fue un regalo de mi abuelo, solía leer este libro en todo momento, para ese entonces todo estaba bien en mi vida— Su mirada divagó —Luego me enteré que mis padres les pagaban una cantidad de dinero a mis parejas para que me dejaran— Sonrió, su sonrisa no llegó a sus ojos. Jimin permaneció en silencio, solo escuchando. —Y cuando por fin crei que habia encontrado a la persona ideal... ella- El recuerdo le molesto —Ella estaba también en una relación con mi hermano, con San. Todos lo sabían y prefirieron callar, todo riendose de mi— Su mirada dió nuevamente con el libro a su lado —Este libro hacía olvidar mis problemas—
Jimin pensó antes de hablar, —Ahora parece pasar lo contrario, solo te lleva a ese momento—
—... Eso parece— Yoongi se encontró con los pequeños ojos contrarios, había algo más ahí que lastima por él —Y mientras todo eso ocurría, mi hermana simplemente desapareció, dejando una carta con unas cuantas palabras—
—Todo eso es, uh, es una mierda—
—No se supone que lo niños digan malas palabras— Se cruzó de brazos.
—Cumplire diesisite la semana que viene, aun así ahora no soy un niño— Le mostró su lengua, contradiciendo sus palabras. No dijo nada por unos segundos pensando en lo que podía hacer ahora, él probablemente debería de consolarlo, pero... ¿cómo? Dudando se puso de pie, caminó hacia el sillón frente a sus ojos y tomó asiento junto al alfa. Tomando luego el libro ajeno en sus manos, podía ver que era un tanto viejo, uh, es decir, estaba algo maltratado. —¿Puedo leerlo?—
El alfa tomó el libro de las manos ajenas —Aun si te lo prohibiera tú solo encontrarías la manera de leerlo, ¿no es así?—
—Es bueno que ya empieces a conocerme— Y entonces Jimin se encontró sonriéndole al escritor. Y viceversa. La extrañeza aumentó cuando las miradas no parecían querer mirar hacia otro lado. Pero para hacerlo mucho más, mucho más extraño, había que decir que Park Jimin no estaba pensando en Agust, él estaba muy concentrado y pensando en Min Yoongi.
Fue, o no, una suerte que el alfa sintiera una molestia. Había un lado malo en tomar mucho líquido. Se puso de pie y caminó hacia su cuarto de baño del segundo piso.
Jimin parecía no prestarle atención ya que su mirada seguía puesta en donde se había encontrado el alf, pero él fue muy consciente de que Yoongi ya no se encontraba a su lado. Y cuando volvió a la realidad cerró los párpados un par de veces. —Claro, libro, leer— Decidió que era lo mejor no brindarle pensamiento a lo ocurrido.
Chapitre quatorze... Capítulo catorce. Pero apenas su lectura terminó con el primer párrafo el ruido de alguien tocando la puerta lo interrumpió. Jimin miró a la nada por un segundo para luego fruncir su ceño, ¿no podía haber un maldito día sin que nadie se apareciera? El omega resopló al escuchar otro golpe, al menos no estaban tocando el molesto timbre que resultaba ser mucho más irritante. Y como estaba al lado de la ventana, él miró hacia afuera.
Una ola de ira barrió por todo el cuerpo del omega, ¿qué hacía esa mujer aquí? Por supuesto él iba a abrirle la puerta, ni siquiera la dejó hablar al verla cara a cara. —¿Vino a disculparse con su hijo?— No obtuvo una respuesta rápida, volvió a cerrar la puerta. Otro golpe, —¿Se disculpará ahora?—
—¡No creo que deba darte ninguna explicación a ti niño, espera... ¿ya estás viviendo con mi hijo?— La mujer había elevado la voz al tener una puerta de por medio —¡Niño, responde!—
La puerta de abrió —No soy un niño, cumplire diecisiete en unos días. Y si, vivo aquí ahora— le gruñó sin ser mentiroso, —¿Va a disculparse con su hijo, o no?— Porque estuvo realmente mal, muy mal lo que le hicieron. —Si no es así váyase señora, y vuelva cuando tenga la intención de hacerlo— Su mirada no era nada alegre, ahí estaba el cordero con garras —Si realmente lo quieren, pienses seriamente en lo que le hicieron— Azotó la puerta. Esta no volvió a sonar.
El omega se giró, viéndose todo enfurecido y de brazos cruzados. —Ahora que lo pienso, mi familia no está tan mal— Ugh, la familia de ese alfa era horrenda.
—¿Qué haces de pie junto a la puerta?— Yoongi le hizo volver a la realidad —¿Uh?—
¿Debería de decirle? ¿decirle que su madre se había aparecido por aquí y no sabía sus razones, y que además prácticamente la había echado? Pero hey, él tenía una muy buena razón ahora para que esa mujer no le agradara en lo absoluto. —No es asunto tuyo— Fue agresivo, simplemente fue él. Pero, uh, si era enteramente asunto de Yoongi.
Aun así Yoongi le dedicó una mirada sospechosa, pero no estaba de humor para jugar a las adivinanzas con el mocoso. Él ahora tenía que ir a la empresa y despedir a otro tonto principiante. Por lo tanto ya tenía su saco en su antebrazo —Estare fuera por una hora— informó, saliendo por la puerta luego pero sin cerrarla. Jimin con ceño levemente fruncido lo vio cruzar la calle, estaba yendo a la casa de Jungkook. Y era claro cuál era su idea, al parecer tendría de niñero por una hora a su amigo.
Se pudo ver como el chico Kook luchó por no dejar su casa, pero su madre estaba empujándolo fuera. Era como ver un gato no queriendo entrar a la bañera llena de agua. Pobre de él.
Yoongi lo hizo pasar a la casa —Vendré en una hora, ¿ya conoces las reglas, verdad?— Se acomodó el saco ya puesto. Jungkook asintió rígidamente y lo vio irse. Tragó saliva.
Fue casi de inmediato que el niño Park fue en busca del teléfono, su estómago estaba gruñendo. —¿Eres fanático de la pizza?— le preguntó a su amigo.
Jungkook negó rápidamente, pero no negando la pregunta, si no viendo que aquello estaba mal. Era la regla número, uh... se le olvido, pero estaba dentro de una de las reglas. No deliverys. Con prisa y sin pensarlo ofreció:—¡Cocinare!— vió a su amigo dejar el teléfono de vuelta en su lugar.
—¿Tú sabes cocinar?— Lo miró de pies a cabeza —¿Seguro?—
—Algo— Se encogió de hombros, no era un gran chef pero se defendía. Caminó confiado hacia la heladera de la cocina, frunció el ceño al ver la bolsa verde conocida —¿Aun no se comen el salmón?—
Jimin lo miró por encima de su libro, negó sin importancia —No sabíamos qué hacer con él— Ciertamente, tanto él como el escritor habían quedado observando el pescado para no llegar a nada.
Tiempo después el olor a deliciosa comida se esparció todas partes. Jimin volvió a observar al chico en la cocina, Jungkook iba de un lugar a otro haciendo saltar ¿verduras? ¿el salmón? de la sartén. Así que era todo un experto, eh... se puso de pie y caminó sin hacer ruido.
—¿Ya podemos comer?—
Jungkook se crispó por la voz repentina a su espalda, giró dando con su amigo —Eh, unos minutos más...—
—¿Puedo ayudar en algo?— Jimin pensó que sería buena idea el ayudar, pues así podría aprender algo, aunque sea mínimo. Él asintió cuando su amigo le pidió picar un poco más de verduras y cocinarlas con el resto. —Esto es fácil—
Jungkook no dijo nada, no iba a decirle que solo había cortado verduras para luego ponerlas en la sartén. No. No se lo iba a decir por su bien. —E-eres bueno en esto— No estaba mintiendo, el niño era bueno cocinando verduras.
Y sin darse cuenta ambos muchachos ya se encontraban teniendo una conversación algo animada, así como si fueran realmente amigos y no solo conocidos al ser vecinos y pasar por algunas cosas juntos. Los minutos que Jungkook había dicho que faltaban pasaron, aunque aún no habían terminado, simplemente Jimin se perdió tratando de hacer más cosas. Así que en efecto, las cosas se alentaron. Al menos nada salió mal, nadie se quemo o quemo algo.
La puerta principal se abrió, se trataba de Yoongi, al parecer despidió al joven aprendiz apenas dio con él, siquiera y le dejó rogar. Así era como Min Yoongi, Agust, se manejaba cuando de trabajo se trataba y tambien en su vida personal, él no daba segundas oportunidades. Simplemente las cosas se tienen que hacer bien desde el principio. Pero había una excepción que tenia nombre y apellido, Park Jimin, el mocoso ya había hecho las cosas mal desde el principio. Pero no hubieron consecuencias para él. Después de todo se trataba del hermano mejor de un amigo... él había estado olvidando aquello.
El olor a comida ingresó por sus fosas nasales, olía bien, al principio creyó que se trataba de comida delivery, pero dio con un panorama inesperado y gracioso. El mocoso se encontraba frente al horno, observando casi deleitado para luego remover algo en la sartén. Y a su lado estaba Jean ocupado en otra sartén. Esto, esto definitivamente era gracioso, ver al mocoso lo era. Apoyándose en la pared habló:—Así que... ¿qué cenaremos hoy?—
Fue el turno de Jimin de crisparse en su lugar ante la voz conocida, pero no pasó más. —¿Qué estamos haciendo Jungkook?—
—Salmón al horno con verduras cocidas y algo de salsa— Se detuvo —Oh, y arroz—
Yoongi se caminó hacia la mesa de su comedor, tomó asiento y su mirada se clavó en el omega, una sonrisa surcó por sus labios. Recordando que no solamente había despedido a una persona en la empresa, si no que fue en busca de algo. —¿El miercoles que viene es tu cumpleaños, verdad?— le preguntó a-
—Sí, ¿uh, cómo es que lo sabe?— Jungkook alejó la sartén del fuego. Parpadeó un par de veces.
Jimin ladeó su cabeza —¿Tú también?— apagó el fuego.
—¿Eh?— Ambos amigos se miraron. Bien, supusieron que era genial, ¿no? Así que, uh... ¿pasarían su cumpleaños juntos? —Cumplire diecisiete—
Increible. Lo que estaba pasando no ocurría todos los días. Jimin ya menos perplejo le respondió:—Yo igual—
Si, bien, estupendo, pero Yoongi los apresuró con la cena —Esto no luce nada mal, supongo que la mayoría lo hiciste tú— Apuntó a Kook.
—Cocinamos juntos— Jimin no estaba siendo sincero, pero vamos él ayudó mucho.
La cena anduvo más que bien, si había ocurrido una que otra discusión, pero fue tonta y sin sentido. Jungkook rió un poco de ellos. Al finalizar hubieron tres estómagos satisfechos y un agradable ambiente, esto era tan nuevo para Yoongi, había pasado tiempo que se sentía así. Tan familiar. Y al percatarse de ello lo asunto un poco, porque había algo más que aún no podía distinguir. Jimin se encontró con los mismos pensamientos.
Las miradas se encontraron. Había algo en ellos, algo tan aromático y bueno...