Boltag

2925 Words
Más allá de esas estrellas en donde ella creía se encontraba su familia un universo ajeno se extendía. Uno que el propio humano desconocía o siquiera imaginaba, un mundo aparte y muchos reinos en donde destacaba uno en particular, en un planeta bastante más grande nombrado por sus exóticos habitantes como Boltag. Altamente desarrollado y habitado por seres extraordinarios con la gran habilidad de viajar a velocidades que desafiaban la física humana, su lógica y el tiempo. A diferencia del pequeñísimo planeta de agua azul, Boltag sabia de la existencia de otra vida fuera de su mundo y se habían dedicado a estudiarlos a cada uno por miles de millones de años, respetando su independencia y forma sin intervenir jamás. Aunque pudieran hacerlo sin esfuerzo las energías que emitía eran más temidas que alabadas. Su política hasta el actual era pacífica y ecuánime, aunque existían problemas siempre supo mantenerlos en control todos respetaban enormemente a su rey y amo Ceidrich Dexheimer. Descendiente de los primeros Dexheimer que habitaron Boltag y que orgullosamente lideraba en regencia el trono de piedra roja, con la experiencia de una vida entera. Su cuerpo cansado, con el tiempo contado en centenarios humanos había llegado a su ancianidad. Sus Hijos eran su orgullo y los futuros regentes de Boltag. Korgam y Eniel, educados para ser lideres eran tan diferentes como los colores de sus plumajes. Korgam era duro, cruel y despiadado. Un excelente jefe militar de plumaje Rojizo y Marrón monstruosamente grande, de músculos fuertes, hombros anchos y unas gigantescas alas nacientes en su espalda como extremidades que terminaban en poderosos cuernos letales de hueso duro gris cubiertas de plumaje oscuro como el vino. Su rugido podía escucharse con temor de sus similares por el ancho espacio de Boltag. Sus garras eran tan negras y afiladas que con solo un rasguño lograba perforar lo más profundo de la gruesa piel de quien osara oponérsele. Sus enormes patas similares a las de un rinoceronte tenían la fuerza de aplastar hasta perforar la arena un metro bajo su imponente pisada. Korgam inspiraba el más profundo terror, era metódico y arrogante. Mientras que Eniel cubierto de pelaje gris plomo degradado a uno tan claro como un cielo terrestre a punto de llover era generoso y ecuánime, un justiciero que abogaba por la preservación de las especies y un embajador dispuesto. Aunque su aspecto era igual de fiero que el de su hermano, su cuerpo delgado en su cintura era tan fornido en sus hombros que le asemejaba a un centauro con enormes garras y colmillos que podían perforar por completo a su presa con su alargado hocico de lobo. Sus alas tan monstruosamente grandes como las de su hermano, cubiertas de plumas que al volar resonaban por el cielo de Boltag, en donde adoraba pasar en gran parte su vigilia cuando hacia sus inspecciones al tiempo que visitaba a cada aldea. Al aterrizar se replegaban con elegancia haciéndolo un poderoso monstro dejando la huella de sus patas comparables a las de un canguro, su caminar era dócil y sutil. Por si solos su padre no los consideraba para suplantarlo, uno era demasiado condescendiente y el otro demasiado hostil, por ello en acuerdo con los protectores ambos estaban designados para reinar en total acuerdo a Boltag, aunque estaba muy consciente que ese acuerdo estaba lejos de llegar pues sus hijos no podrían ser mas distintos y no les darían la noticia hasta su muerte. Justamente por el bien del reino y de sí mismos debían estar de acuerdo como líderes ante la desaparición física del amo en cada decisión, y así mientras ellos deliberaban en la fortaleza en equilibrio sus habitantes podrían vivir en paz, o al menos eso se creía. El día en que Ceidrich Dexheimer murió Boltag lloró y temió por su futuro. Los protectores del reino se reunieron para delegar según las directrices de su padre y designar regentes a ambos herederos. Korgam no estuvo de acuerdo nunca y como tal se hizo sentir a pocas horas de la muerte de su padre desatando su furia y causando terror en aldeas desobedientes según su criterio o que abiertamente preferían a su hermano. Desahogaba su frustración de una forma poco ortodoxa mientras se encendían sus enormes ojos de gato azules. Eniel furioso por la forma en cómo irrespetaba el reciente sepulcro se enfrento a su hermano, pero las palabras no bastaron para hacerlo entrar en razón enlazándose inevitablemente en una pelea animal y bastante más sangrienta que las anteriores disputas que acababan con la paciencia de su padre. Esta vez fueron demasiado lejos. El cielo siempre naranja se vio surcado por sus rugidos fieros y el golpeteo intenso que producía el choque de sus alas. Las inmensas plumas caían esparcidas como una lluvia que su pueblo consideraba un mal augurio. Su sangre, aquel liquido que emanaba de su gruesa piel agrietada cubierta de pelaje escaso y plumas húmedas manchó muchas rocas de un verde selva que lamian con gusto de sus heridas, pero no cesaban su rabia. Continuaron ante la mirada inmóvil de los soldados y protectores hasta dejarlos a ambos exhaustos, muy heridos y con mal genio. Aquel enfrentamiento no llevo a nada más que cortes y bramidos coléricos. Los protectores estaban preocupados por el futuro mientras las disputas en lugar de cesar crecían entre los hermanos, cualquier motivo era suficiente para que terminaran enlazados en una furia violenta entre plumas y sangre. No podían pasar más tiempo de aquel modo y pese a que no lograban una conciliación, en la enorme roca a lo alto del árido Boltag la gran silla plateada y vidriosa cobre la piedra roja que ocupaba su padre fue quemada junto a su cuerpo como dictaba la tradición. En su lugar colocaron dos nuevas forjadas únicas para sus nuevoz ocupantes, eran tan magnificas como si mismos. Pese a sus disputas y a pesar de las miradas desafiantes que ambos se prodigaban atentos a cualquier detonante para debatirse en una nueva pelea, fueron coronados entre sus cuernos oscuros retorcidos y sus pequeñas orejas puntiagudas. Con la única condición de jamás tomar una decisión sin que el otro la aprobara y se discutiera finalmente con los seis protectores de Boltag.  Con el tiempo ninguna decisión podía ser tomada, ya que estos estaban en constante discrepancia y terminaban siempre entre garrotazos y mordidas. Korgam quería evidentemente romper protocolos escritos por los fundadores de Boltag y sus ancestros e invadir otras tierras para hacerlas partes de su reino, y eso incluía otros planetas conocidos con los que tenían tratados de paz. Claro que nunca uno como la tierra que para Boltag y el resto del universo resultaba algo tan insignificante como una tienda desabastecida, inútil y muy pequeña. A veces, cuando las batallas importantes eran enlazadas entre los planetas desde la tierra se veían como estrellas fugaces. Eniel no estaba de acuerdo, abogaba por que cada una de las especies cohabitara o tratara de hacerlo bajo un estricto orden y disciplina como por siglos se había hecho sin alterar el ecosistema de ningún planeta. No se podía vivir en guerra como pretendía su hermano, pero tampoco se podía lograr tanta armonía como pensaba pues cada planeta tenía sus propios planes tras la muerte del gran Ceidrich y si tenían que sacrificar a Boltag lo harían sin dudar a pesar de sus acuerdos y mas con las evidentes discrepancias en su regencia, debían estar preparados tanto como para establecer nuevas directrices diplomáticas como para entrar en batalla, pero de ninguna manera atacar sin motivo o bajar completamente la guardia. Después de un largo tiempo bajo esta tensión Korgam que se consideraba el más sensato de los dos decidió ponerle fin de la manera más práctica. Resolvió asesinar a su hermano para tomar el control y poder total sobre Boltag. Era necesario para evolucionar y Eniel no entraba en razón de ninguna forma. Estorbaba totalmente con sus planes de regencia. Pero no era tan sencillo, era tan poderoso como él y los protectores, un puñado de hechiceros que mantenían el orden desde tiempos más antiguos que la arena rojiza de Boltag, jamás permitirían que él gobernara después de asesinar a su propio hermano coronado también como amo. Aquella siempre había sido su única ley irrompible. Un Dexheimer siempre debe velar por Boltag  y un Dexheimer solo puede con su energía crear otro Dexheimer, se penalizará si diera pie a su muerte. Inmediatamente seria exiliado y reinarían los seis obligándolo a dejar toda su energía en una roca Boltana para fecundar un hovo, se lo llevarían lejos de sus plumas para educarlo como un Dexheimer regente a su modo. Y finalmente moriría desterrado. Engendrar uno para un Dexheimer no era tan fácil como para el resto de los aldeanos residentes que se juntaban entre ellos, la reproducción de un puro Dexheimer era completamente asexual. Aquello solo se lograba con oportunidades escasas cuando el universo concentraba la energía correcta suficiente en el aura del periodo húmedo de Boltag, justo cuando ellos son más vulnerables, básicamente cuando se alinea su espíritu y su cuerpo recibe una energía inmensurable capaz de convertir una pequeña roca en un ser. Para ellos como lideres natos no era tan sencillo lograr esto, a pesar de que eran entrenados desde su nacimiento un verdadero espíritu no maduraba hasta ser lo suficiente mayor en sabiduría y fuerza. Su padre logro una energía simétrica en dos rocas aparentemente iguales pero a su nacimiento se convirtieron en polos extremos y opuestos. Si no lo lograba nunca finalmente moriría sin herederos acabando con la dinastía Dexheimer y aquello no podía permitirlo, estaba convencido de que en él estaba el futuro puro del mismo universo. Su plan fue mucho más elaborado pensado para tomar lo que creía le correspondía, y en las sombras dictaba finalmente sentencia a lo que llamó una era de antiguos y blandos Dexheimer que terminaría con su hermano. Aquello seria el renacimiento de Boltag como planeta regente del sistema y quizá algún día del mismo universo bajo sus poderosas alas rojizas. Esto solo lo sabia su mano derecha y cómplice cruel Semlim, un ave de rapiña de incontables colmillos pequeños y risita rastrera quien secretamente le servía con una ciega fidelidad, aunque curiosamente trabajaba para Eniel. Cansado de las peleas con Korgam y de sus ideas de insurrección convocó a una reunión extraordinaria. Se impuso en un extremo de la cabecera de diamante a lo alto de la roca del reino mientras que la niebla rosada se cernía a los pies de la ciudad - Korgam se está excediendo, tiene replegados batallones militares por todo el reino doblegando a quien se oponga ir a invadir Zulbag y Remmt. No puede ir declamando un sistema dictatorial. Los Dexheimer jamás nos hemos impuesto de esa manera tan sublevada, ha quemado hasta sus cimientos aldeas enteras simplemente por negarse. No está en sus cabales. Ya no puedo permitirle tanto - rugió con voz ronca - Cálmate Eniel  - Se alzo una de las voces serenas de los seis protectores del reino. Bajo sus túnicas azules sus pequeñas bocas peludas siempre estaban cerradas a menos que pronunciaran palabras necesarias - Korgam nos dará una explicación, no puedes perder el norte y volver a enfrentarte a tu hermano. Deben encontrar su punto medio de lo contrario será devastador para Boltag. Debido a su guerra interna los recaudadores están detenidos sin hacer el intercambio con los planetas vecinos y a muchas aldeas del oeste no les están llegando los insumos. - Tiene que existir una forma de destituirlo. No está bien tiene aires de codicia desmedida. No aceptaré que comience una guerra con Zulbag y Remmt de ninguna manera, por milenios nos ha costado mantener la paz y colaboración. Mi padre lo exiliaría al planeta más lejano del sistema si estuviese vivo. - Su padre ha dispuesto que ambos deben reinar y así será. La única forma de que solo uno lo haga es con la inminente muerte del otro y eso no contempla que sea por la mano de su consanguíneo. Son ambos o ninguno en todo caso - ¡Pues no acepto las condiciones dictatoriales de Korgam! - bramó nuevamente Eniel golpeando la mesa De pronto entró Semlim con la cabeza gacha de un sirviente y repartió a cada uno un rustico vaso con liquido viscoso que solían tomar para relajarse en cada reunión. Detrás de él se impuso la figura emplumada y diabólica de Korgam. La sala entera lo miro caminar y sentarse al otro extremo del diamante, con superioridad fijó la mirada en su hermano Eniel - Ya estoy aquí como querías, pero no estoy dispuesto a ceder. Hagamos esta pantomima más corta. Mi ejército se está preparando para tomar bajo protección y mando a nuestros planetas vecinos, he reclutado a muchos soldados estas semanas - Querrás decir que has obligado a los habitantes fuertes de Boltag a seguirte. Y no es bajo tu protección, es invasión - Da lo mismo, serán míos - ¡¡Tuyos!!! Estas demente Korgam y no consentiré que declares una guerra al universo solo porque no sabes hacer otra cosa. Esos planetas tienen sus propios regentes y he construido una seria confianza con ellos - Entonces… - se levantó y tomó de un solo trago el contenido de su vaso - no hay nada que puedas hacer Eniel o estás conmigo o en mi contra y todos saben que significa contradecirme - No soy uno de tus soldados - Eniel se recargo sobre la mesa extendiendo amenazante sus alas - ¡He dicho NO! ¿o vas a matarme? - Eventualmente hermano…. si es por el bien de Boltag lo haré -¡¡¡Korgam!!!! - otro de los protectores se levanto de pronto entre ambos - Ninguno de los dos puede hacer eso - dijo calmadamente mientras un aura violeta se encendía en cada uno de los 6 protectores, su magia era más poderosa que las garras y colmillos y estaban para mantener la paz en el planeta -Por el bien de Boltag deben llegar a una conciliación ahora mismo, no pueden seguir en guerras internas  absurdas - otra voz sutil resonó. -Semlim sirve más a nuestros protectores y a mi hermano - dijo Eniel entre dientes con rabia sin apartarle la mirada desafiante a Korgam. - Tomo asiento pesadamente con una sonrisa irónica - estoy dispuesto a exponer cuales son mis demandas a cambio del cese de hostilidad entre nosotros. Mientras todos volvían a sus asientos el aura violeta se iba apagando, y aunque el ambiente no dejaba de ser tenso bebieron del contenido sosegándolo un poco. - Bien Korgam te escucho. -Sus ocho garras negras se juntaron  al tiempo que su hocico reflejaba una sonrisa retorcida enseñando sus enormes colmillos - Quiero que abdiques al trono de Boltag sin más ni menos. Eres infantil, impulsivo y blando, aunque puedes ser un excelente guerrero prefieres ser débil. No necesito que me contradigas esto debe hacerse. - Enloqueciste - rugió Eniel subiéndose de un salto al centro del diamante extendiendo nuevamente sus alas amenazadoramente lo que provocó en su hermano que desplegara las suyas levantándose con las manos recargadas en el grueso diamante  - Tendré que matarte. Antes acabaré con tu vida Korgam. - Abdica ahora y te evitaras mucho sufrimiento Eniel. Si me matas acabas con Boltag. - Tú quieres acabar con ella y con todo. Eres mi hermano, pero mi castigo para ti será tan implacable que desearas la muerte. Las auras violetas volvieron a encenderse a su alrededor con más fuerza, cuando de pronto una a una se fueron apagando y los peludos protectores debajo de las túnicas se retorcieron.  - Ya está hecho Jefe La vocecita chillona de Semlim le habló a Eniel con una sonrisa, mientras los acusadores ojos rojos de los protectores lo juzgaban y uno a uno comenzaron a desplomarse frente a los atónitos ojos grises de Eniel. Korgam estaba disfrutando del espectáculo con la mirada intensa de un azul casi transparente en su hermano esperando a que reaccionara. - Que…. - le tomó solo un instante darse cuenta después de la risilla de Semlim y la sonrisa calmada de su hermano - ¿¡Que has hecho!?. - ¡¡Lo que debía hacer!! El rugido del traicionado Eniel hizo temblar todo a su alrededor y con sus alas batientes volcó el contenido de cada vaso que habían probado, era más que evidente que Semllim había puesto algo a sus bebidas - Tuve que viajar lejos por unos días y matar algunas criaturas para conseguir lo único que podía privar de sus poderes a nuestros protectores. Cuando despierten tu habrás sido el causante confeso que planeabas asesinarme - Eniel comenzaba a perder las fuerzas y se tambaleaba tratando de atacarlo en vano - Sólo que yo contaré lo que no pudieron presenciar. Te detuve a tiempo y te apresé hasta que se dictamine tu sentencia. Soy una víctima de tu terquedad. Con horror observo como entraban al salón de la roca hombres del ejercito de su hermano. El sonido de sus hierros y las garras de sus patas en la roca resonaban mientras se llevaban a cada uno de los protectores, al tiempo que sentía como el mismo líquido hacia efecto en sus sentidos. Trató de llegar a su hermano, pero se desplomó en el centro del diamante y lo último que vio fue la satisfacción en su rostro, lo último que escucho fue "Larga vida al único rey de Boltag. Korgam Dexheimer",
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