—Sí, sí— exclamó ella—, no podemos permitir que eso ocurra... ¿Crees que todo saldrá bien? ¿Que nadie los verá? —¡Tiene que salir bien!— dijo Hugh con vehemencia—, ¡cielos, Laura, cuando pienso lo que hay en juego, me siento enfermo! —Todo saldrá bien— le tranquilizó Laura, acercándose a él para ponerle una mano en el brazo—, Lew no arriesgará su vida, y tú estarás aquí, en casa, ¿no es cierto? Hugh asintió con la cabeza. —No me atrevo a salir. Chard vería con desconfianza que yo desapareciera después de la cena. Pero no sé cómo voy a distraerlo. No bebe, no quiere jugar a las cartas... —Tú y el señor Weston podéis jugar— sugirió Laura—, él es mucho más peligroso que Lord Chard, cuando de espiar se trata. Tenlo ocupado y yo me encargaré de entretener a Su Señoría. Laura se sintió ave