—Sí, bueno, es que no me canso de comerlo, de verdad es muy delicioso, además, ¿Qué sucede si se me olvida el sabor? Debo probarlo varias veces, o ¿Qué pasa si esta envenenado? Hay que hacerlo por seguridad y protección. —Sam ríe y niega con la cabeza.
—Estás loco. —Él se hace el ofendido.
—Tú también estás loca y probablemente más que yo —se burla y ella lo mira mal.
—Pero así me quieres. —Hace un gesto de niña buena.
—Te equivocas… —Se acerca a ella, la toma de la cintura y une sus cuerpos—. Así te amo. —Y se besan.
—Agus y Lou nos invitan para salir a bailar juntos los cuatro el sábado, ¿Te animas? Mira que si tú no vas, yo si iré —dice cuando se despega de sus labios y él hace una mueca.
—Está bien, pero solo iré para que no me engañes con otro, aparte, de que necesito relajarme y disfrutar un poco, ¿Cuándo los viste? —La suelta y ella comienza a ordenar el mercado.
—Me los encontré en el supermercado. —Él se apoya en el mesón y la persigue con la mirada.
—¿Y cómo fuiste? Vos no sabes manejar. —Toma una manzana, la lava y se la come.
—Tome tu dinero de tus pantalones y me fui en taxi, pero Agus me trajo. —Alessandro asintió.
—Ok, pero voy a corregir, no es mi dinero, es nuestro, lo mío es tuyo y lo tuyo es mío. —Le guiña el ojo y ella le pone los ojos en blanco.
—Bueno, el caso es que ellos están aquí así que deberías vestirte. —Se muerde el labio algo divertida y él se alarmo.
—¿Qué? —Queda atónito.
—Están en la sala, seguramente ya te vieron —se burla.
—Si lo vimos, pero le tape los ojos a mi novia. —La voz de Agustín se escuchaba cerca, Alessandro se sobresaltó y corrió detrás de Sam para que cubriera sus pelotas, haciendo que ella se riera aún más.
—También les trajimos ropa como lo pediste ayer. —Lourdes entra a la cocina con una sonrisa.
—Ok, gracias, ¿Me alcanzas una toalla? —Da media sonrisa, hablar con ella no era de su gusto.
—Yo te la traeré. —Y antes de que Alessandro pudiera protestar, Agustín se fue y la verdad, era preferible que fuese Lou, él no se sentía cómodo que su ex y su novia estuvieran en el mismo sitio con él desnudo.
—Por cierto, me gusta la casa, sí que te esforzaste demasiado. —Intenta conectar su mirada y él a otro lado.
—Gracias… —responde seco.
—Lourdes, mi novio está desnudo, ¿No crees que deberías darnos un poco de privacidad? Es incómodo. — Sam ve a su mejor amiga extrañada.
—Para mí no lo es, no es la primera vez que lo veo así —suelta de su boca súper relajada y Alessandro la ve alarmado.
—¿Qué? —Le entra una furia a Sam, escuchar eso no es muy lindo.
—¡Ups! —Lourdes lo mira—. ¿No le has contado, cierto? —Sam se voltea para verlo y en lo que está de espaldas, Lourdes le sonríe con un poco de malicia a Alessandro y este la mira mal.
—¿Qué sucede? —Estaba molesta y luego se puso triste, su corazón se sentía roto—. ¿Ustedes me engañaron? —Se voltea para mirar a Lourdes y Alessandro le pide a espaldas de Sam en silencio que no la cague, Lourdes suspira y tal vez cumpliría la petición de su amor.
—¿Qué? ¡No, Sam! ¡Qué asco! ¡Jamás te traicionaría! —Ella vuelve a mirar a Alessandro.
—Es verdad preciosa, además, ¿En qué momento? Apenas comenzamos a ser novios, tampoco traicionaría a mi mejor amigo, simplemente que eso fue hace tiempo, cuando estábamos a distancia cuando teníamos el grupo hot, nunca te dije porque eras mi amiga con derecho, no teníamos compromiso, solo nos divertíamos. —Sam asiente concuerda con eso.
—Tienes razón, todos nos estábamos divirtiendo, no puedo enojarme. —Lo acepta porque no tiene moral, ella hizo lo mismo con Agustín—. Al menos ya lo sé, ¿Agustín lo sabe? —Alessandro asintió y ella alza sus manos exasperada—. ¡Genial! ¡Todos sabían menos yo! —Y se va molesta, Alessandro toma la bolsa de merca y se oculta aquello sabiendo que era ilógico pero, todo era cuestión de respeto.
—No te preocupes. —Lourdes se ríe y él la ve mal—. Aun se te ves jodidamente sexy. —Se lo come con la mirada mientras se muerde el labio inferior, Alessandro se siente violado y necesita poner las cosas claras entre ellos. Agustín llega con la toalla y su mejor amigo lo fulmina con la mirada.
—¡Al fin! ¿En dónde lo estabas buscando? ¿En Narnia? —Agustín se ríe.
—De hecho, estaba escuchando la conversación. —Le extiende la toalla y se burla, Alessandro vuelve a asesinarlo con la mirada y se va.
Nadie se reprocharía nada, todos en aquel momento estaban solteros, no le rendían cuentas a nadie. Alessandro sube a su habitación, él supone que su chica estaba ahí, el cual estaba en lo correcto. Entra y la encuentra en el balcón mirando el paisaje, él se acerca y se sienta con ella.
—Lamento tanto no haberte contado. —Ella lo mira.
—No quiero más mentiras, sea lo que sea, solo dímelo, no te juzgare aunque me duela, es absurdo discutir algo que ya paso y cuando no éramos nada. —Ríe levemente, se considera una estúpida en este momento.
—Te lo juro. —Se acerca para besar su mejilla y ella se aleja—. ¿Es en serio? ¿Seguirás molesta? —Alza sus hombros sin interesarle.
—Obvio, además, no tienes moral, te conozco, si pasara al revés, tu no estarías para nada feliz. —Que toxico de su parte hacerlo sentir mal cuando ella literalmente hizo lo mismo, pero claro, nadie lo entendería porque cada quién ve por su propio bien.
—Tienes razón, si fuese diferente, estaría realmente enojado, creo que ni seríamos novios. —Ella traga saliva y él se ríe, tal vez había sido una broma—. Dime que tengo que hacer para que no estés así. —Sam suspira.
—Nada, creo que dejar que se me pase. —Cierra sus ojos y respira hondo.
—¿Y si no se te quita? —Toma su mano y la entrelaza.
—Entonces te jodiste. —No tenía cabeza para pensar, estaba celosa, se suelta de él.
—¡Oh, vamos! ¡No seas así! —se queja.
-Si me das mi espacio será más rápido. —Él no está convencido de eso.
—¿Segura? —insiste.
—Por favor, déjame sola, fue una pequeña mentira pero me ha dejado un poco decaída. —Alessandro tuerce sus labios y asiente.
—Está bien, yo me iré. —Se levantó—. Caminaré hacia la puerta y le daré espacio a mi novia, la cual ya no me quiere y me está echando de nuestra habitación, ¿Qué le diré a los niños cuando me vean dormir en el sofá? —Sam no puede evitar reírse, por lo gracioso que sonó eso y él se termina de ir, se sintió un poco aliviado por haberla hecho reír.
Alessandro llega a la cocina y hace el desayuno, había cocina y nevera, faltaba comprar más cosas pero todo a su tiempo, él prepararía un delicioso platillo italiano mientras que sus amigos daban un tour por la casa.
***
El día sábado se aproximó demasiado y era el día muy esperado. Sam ya había superado su enojo y en este momento se encontraba arreglándose para salir a bailar con su novio, estaba emocionada con su relación, seis días de novios y de pasar a amigos con derechos a novios les ha ido bastante bien, y normalmente este tipo de relaciones no llegaban a nada.