Capítulo 3

1316 Words
—De cualquier cosa. —Mueve sus pies de adelante y atrás como una nena, ya había anochecido y el reflejo de la luna ya se podía ver en la piscina—. Todo está pasando tan rápido Alessandro. Se refería a las vacaciones, mira perdidamente el agua y luego sonríe por cada momento con él, baja su mano y salpica un poco de agua a Alessandro, luego se levanta rápido y huye de su venganza. —¡No te saldrás con la tuya! —También se levanta y la persigue. Sam se reía a carcajadas. —¡Nunca me atraparas abuelo! —Corrían alrededor de la piscina y fue muy tarde para que Sam dijera eso, ya que Alessandro la alcanzo y la cargo. —¿Acaso me dijiste abuelo? ¿Quién es el lento ahora? —Arquea una ceja burlista. —No, lograste atraparme porque me canse —dice divertida y él niega riendo. —Aja si mi amor —responde con sarcasmo y luego la lanza a la piscina. Ella al sacar la cabeza a la superficie lo mira mal. —Alessandro, no tengo más ropa. —Se cruza de brazos. —Bueno, tú dijiste que estarías en pelotas por toda la casa. —Se burla, ella se remoja los labios mientras lo ve de forma amenazadora—. Tranquila princesa, yo te presto ropa, siempre tengo en el auto por si acaso. —Le guiña el ojo y luego le extiende la mano para ayudarla a salir. —Está bien. Se acerca y sujeta su mano pero en vez de subir, hala su mano con fuerza para dejarlo caer en la piscina, Alessandro se sumerge y alza su cuerpo teniéndola como un saco de papa en su hombro, ella se sujeta de su cintura para no meter la cara en el agua. —¡Bájame! —Exige a patadas. —Intenta bajarte. —No cambia su humor divertido. —Por favor amor. —Acaricia sus mejillas—. Anda abuelo, era lo justo. —Está bien. —La baja con delicadeza y la coloca al frente de ella, la abraza y unen sus frentes—. Te amo. —Ella se le brillan los ojos y se besan. —Yo también te amo. —Le deja un beso fugaz y mira a su alrededor—. ¿No te da miedo esto por aquí? —No principessa, esta es una zona segura, tenemos muchos guardias, no voy a permitir que nos pase algo. —Sonríe seguro de ello. —Entonces planeas muy bien las cosas, no fue tan improvisado. —Lo mira con malicia—. Los vecinos por aquí seguramente son lindos. —Él arquea una ceja y se pone algo celoso. —Ni te atrevas a salir de la casa entonces. —Ella se ríe. —¿Por qué? —Él se pone serio. —Porque podría matarlos. —Ella se sorprende. —¿Ah sí? —Lo reta con la mirada—, Bueno, yo matare a cualquier chica que se te acerque de manera peligrosa —dice satisfecha por lo justo que sería eso. —¡Hazlo! —Alza sus hombros con desinterés—. Solo me importas tú. —Acerca su rostro y le deja pico en sus labios. —Es muy lindo escuchar eso de ti. —Queda atontada por él, Alessandro da media sonrisa y besa su frente. —Deberíamos salir, ya es muy tarde. —Sam asiente de acuerdo con eso. Después de que Alessandro buscó la ropa de repuesto en el auto, vuelve a la habitación donde dejo a Sam, la habitación principal, era donde estaba dicha cama. Sam estaba encuerada y él le extiende una de camisa para que se cubra, mientras que Alessandro queda en bóxer, tenía también unos jeans pero no iba a dormir con esa incomodidad, la ropa mojada la extendieron en un buen lugar para que esta se secara con el viento. La habitación era grande, había un balcón separado de la habitación por una puerta corrediza y transparente vista a la playa, definitivamente Sam querría colocar cortinas pero a la vez eso era solo y privado. —¿Quieres un recorrido? —pregunta interrumpiendo la admiración de Sam hacia el paisaje, ella se gira para verlo y asiente. Toma su mano y bajan al primer piso, al frente de la escalera tienes la puerta principal, al lado de la escalera hay un pasillo largo que te dirige a la terraza con piscina, en la esquina de la terraza hay unas escaleras para bajar al parque, luego está la cancha y después esta la playa, se giran y detrás del parque está el garaje tipo colina arriba, entra al garaje y Alessandro ya había guardado el auto, del lado izquierdo hay otras escaleras para subir un poco y entrar a la cocina, nuevamente en la cocina también hay una puerta corrediza para salir a la terraza, luego sales de la cocina encontrándote con la puerta principal y la escalera, debajo de la escalera hay un baño, y del otra lado de la escalera esta la sala. Suben al segundo piso, hay 3 habitaciones con baños internos más un balcón al final del pasillo, tercer piso, cuatro habitaciones, cuatro baños internos y un baño afuera, cuarto piso, 4 habitaciones y 3 baños afuera, quinto piso hay cuatro habitaciones y un baño, y el sexto piso es la terraza con barandas cristalizadas, había un techo que cubre la mitad de la terraza, una mesa rectangular con ocho sillas, la otra mitad que no tenía techo había un jacuzzi y una parrillera. Samantha piensa que todo esto es muy grande para dos personas y que Alessandro ha gastado mucho dinero para esta casa. —Admito que la casa es linda y demasiado grande, podría ayudarte con mi toque femenino pero, todo esto es demasiado y creo que hasta innecesario. —Gira a su alrededor sin poder creerlo. —Lo sé, pero es parte de nuestra comodidad, yo sé por qué te lo digo. —La abraza y besa su cabeza. —Demasiada comodidad Alessandro, ¿Qué piensas hacer? ¿Colocar hasta un gimnasio? —Se voltea y frunce sus cejas. —Tal vez. —Alza sus hombros—, Tener un bar, una lavandería, un habitación exclusivamente para juegos, dos o tres habitaciones de huéspedes, no lo sé amor, lo veremos en el camino. —Besa sus labios y Sam aún no estaba convencida. Tal vez Alessandro se estaba sobrepasando de la raya. —Alessandro, solo somos nosotros dos, ¿Para qué tanto? —Ladea su cabeza desorientada. —No solo es para nosotros, también es para la comodidad de nuestros hijos. —Él la ve divertido pues ella lo cree un loco. —¿En serio crees que duraremos tanto así? —Arquea una ceja y tal vez él se sienta pequeño por lo cursi que está siendo mientras que ella está siendo demasiado realista. —Claro —responde firme—. Como debería ser una pareja que se ama, formalizar y no separarse por cualquier estupidez, hay que solucionar los problemas. —Sam lo ve tiernamente y acaricia su mejilla, le encantaba este nuevo Alessandro. —¿Cuántos hijos piensas tener? —Lo ve a los ojos, esta hipnotizada de su sinceridad. —Corrección. —Alza un dedo—. ¿Cuántos tendremos? Lo que mi respuesta sería seis, tener una familia grande está bien para mí. —Sam desorbita los ojos, ¿Qué locura estaba diciendo? —¡¿Seis?! Son demasiados, ¿Acaso te gustan mucho los niños? —Ella no conocía muy bien la nueva versión de Alessandro pero estaba segura que con el comportamiento del viejo, podría parecer que este odia a los niños. —Si me gustan, y me encantaran más si son nuestros. —Toma su cintura y la ajusta más a él.
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