¿Porqué no puedo ser yo?

2260 Words
CAPITULO 7: ¿Por qué no puedo ser yo? Sienna —Bien, me alegra poder adelantar esto —comento mirando mi pizarra. Ya tengo todas las medidas de Billie incluyendo la medida de la circunferencia de su cabeza para la tiara. Hemos seleccionado todos los materiales y accesorios que llevará el vestido de novia. Me da gusto que ella realmente este feliz con mi boceto, no deja de sonreír y eso me hace muy feliz a mi también. Es indispensable que la novia ame todo el vestido, incluso hasta la costura que no se ve. Tiene que enamorarse de este y lucirlo con elegancia porque así será como lo haré. —En dos semanas puedes venir a probarlo para comprobar sino se necesita algún cambio de último momento. Wendy entra en ese momento con la factura. Me tiende la hoja en donde se desglosa el costo de cada material usado y la mano de obra que también es de lo más costoso porque vamos, mis manos no son baratas. Además de ello, está incluido el extra por el escaso tiempo que tenemos. Reviso por encima que todo esté bien y miro a Alex. Ufff, no sé cómo lo hace, pero cada vez lo noto más y más guapo. Hoy tiene un poco de barba de dos días y realmente le sienta muy bien esa sombra de vello facial. Sus ojos me siguen pareciendo lo más hermoso de este mundo, son realmente impresionantes y cuando me mira yo siento que puedo desmayarme solo por la intensidad con la que lo hace. —Este es el valor del vestido de novia, ya todos los costos están incluidos —le paso la hoja a Alex quién abre los ojos y suelta un silbido al ver el precio. «Casi dos millones de euros» —El p**o se hace mitad hoy para iniciar la confección y mitad al momento de terminarlo. Si no se cancela la totalidad, no se entregará el vestido. Alex voltea a ver a Billie quien sigue muy distraída con la pizarra y los diamantes. Veo que Alex, a quien realmente no puedo dejar de mirar, saca del bolsillo de su gabán una chequera un lapicero de oro blanco y punta fina el cual tiene sus iniciales. Ufff, tanto lujo y dinero en un simple y mortal lapicero. Me recuerdo a mi misma que yo he gastado más de mil euros en solo lápices de colores para realizar mis bocetos y suelo hacerlo constantemente porque los uso mucho, así que un lapicero de plata no es nada muy sofisticado sabiendo que durará más de lo que a mí me duran mis lápices. Llena los datos del cheque y me lo pasa, veo que ha escrito la cantidad total y no solo la mitad como normalmente se hace incluso para personas con más poder adquisitivo que él. Aunque no sé qué tan rico es Alex. Rico monetariamente hablando, porque rico físicamente si que está y demasiado rico. Sacudo mi cabeza alejando esos pensamientos que surgen, por Dios, tengo a la novia en frente ¡Haré su vestido de novia! Soy una perra por estar mirando a su hombre de esta manera. —Gracias —le digo a Alex al recibir el cheque, lo guardo en mi agenda y me anoto mentalmente que debo llevarlo a contabilidad para que hagan el descargo en el banco. —A ti —me guiña un ojo sutilmente y yo muerdo el interior de mi mejilla. Me gustaría poder decir lo que le digo a las parejas cuando hago el vestido de novia, que espero que les vaya muy bien en su matrimonio, que sean muy felices y que están dando un paso hermoso en la relación. Pero esta vez no me sale nada y es que desde que hoy he visto a Alex, he pensado tanto en no haberlo dejado besarme aquella tarde en la cabaña. Por dios, no sé qué es lo que está sucediendo conmigo, nunca he sido así, siempre respeto a las mujeres y nunca toco a sus novios por muy lindos que me parezcan, pero se me está saliendo de las manos lo que me pasa con él porque no lo siento normal y mucho menos lo veo normal. ¿A dónde se ha ido mi moral? Quisiera dejar de escuchar esa voz en mi cabeza que me dice que no pasa nada si permito que solo por una vez nos besamos de nuevo. Solo una unión de labios durante diez segundos para olvidar que había sido un beso increíble y que ahora solo es nada. Tener esos ojos tan cerca me ponen la piel de gallina y ver cómo observa cada uno de mis pasos me pone mucho más nerviosa. Yo sinceramente espero que no se note que él me pone de esta manera, que nadie sepa que me estoy muriendo de ganas por besar al novio de mi cliente y que nadie se de cuenta de que aquellos ojos bicolores son mi debilidad. Alex me continúa mirando raro, como cuando lo descubrí al darme la vuelta después de haber llorado, no sé qué carajos es lo que me gritan, pero siento que algo me están diciendo. Doy un pequeño salto que interrumpe mi contacto visual con Alex cuando suena una estridente música proveniente del iPhone de Billie. Ella nos mira pidiendo una disculpa y sale de mi oficina para responder a la llamada. Ay no. —Sienna… Escucho su voz decir mi nombre y tiemblo, mierda, ¿por qué tiene que sonar tan lindo cuando él lo dice? Siento que mis hombros tiemblan ante la calidad con la que sus labios pronuncian mi nombre y no me atrevo a mirarlo. Estoy agobiada y no sé si en el buen sentido o en el malo, ya que estoy sola con el hombre que últimamente no sale de mi cabeza y quien me está generando un gran conflicto moral y ético. «Es papa casada. Es papa casada» Aún no está casado… «Mierda» Mi subconsciente es mi enemiga mayor, recordarme que aún es soltero de cierta forma, no me ayuda en nada con las ganas que tengo de volverlo a tomar con fuerza y pegarlo contra mis labios. Comienzo a sentirme mal, el calor se sube a todo mi cuerpo y comienzo a sudar, llevo el dorso de mi mano derecha a mi frente y seco las pequeñas perlas de sudor que comienzan a ser notorias en mi piel. —Oye, ¿estas bien? —el contacto de su mano en mi hombro me hace dar un brinco para nada disimulad. —Wao, no estás bien. Se responde a si mismo la pregunta que anteriormente me había hecho, mi cerebro trabaja con mucho esfuerzo para conseguir una respuesta de mi parte, abro y cierro la boca varias veces, Alex está frente a mi mirándome confundido. —Estoy bien —consigo decir después de mucho. —No te creo, no pareces estar bien. Me alejo de él lo máximo que puedo, tenerlo a metros es crear una barrera para evitar que yo salte sobre su pecho y aterrice en sus labios, miro la puerta de mi oficina, Billie no se ve por ningún lado. —Créeme, estoy bien —vuelvo a decir convenciéndome a mi misma de que estoy bien y no estoy teniendo serios problemas para tener control sobre mi cuerpo. —Mmm, la verdad no me convences mucho —dice poco después —, ¿estás molesta o incómoda conmigo? Digo, por todo lo que pasó aquel día, no debí haber dicho nada, me dejé ganar por mis pensamientos y no analicé bien la situación, perdóname por haber sido tan directo, ahora no tienes que preocuparte por eso, no volveré a mencionarlo nunca más. —¿No quieres besarme de nuevo? Jadeo y cubro mi boca con mis manos cuando me doy cuenta de la pregunta que he hecho y no solo eso, sino también del tono herido con el que está salió, como si me doliera que no me besara nunca más. —Oh dios, perdóname. No quería decir eso, no sé porque lo dije… Veo que Alex tiene una sonrisa de medio lado, está aguantando las ganas de reír, puedo notarlo y eso me hace bufar molesta. —Yo… es que estoy a poco de casarme —comienza a decir y levanto mi mano cortando su discurso. —Lo entiendo, créeme. Estoy muy consciente de ello y es lo mejor para ambos, yo simplemente no pensé que con la cabeza fría y esto siempre es muy incómodo para mí… Y por cierto, gracias por avisarme que estabas bien, no estuve para nada preocupada. Miro mi manicure como si fuera lo más interesante del mundo y delante de mí a tan solo unos pasos no tuviera al hombre más guapo de todo Inglaterra. —Perdón, pero no creí que estuviera bien hablarte luego de lo que había pasado en la cabaña. Suelto un suspiro y ruedo mis ojos. No pasó nada en la cabaña. Aunque tuvo que haber pasado, fui una tonta por no haberlo dejado, ahora él ya no quiere besarme, lo ha dicho y eso me duele un poco y es molesto reconocerlo. —¿Tú realmente estás bien? —pregunta de nuevo acercándose a mi —, he escuchado lo que antes decías y me gustaría saber si necesitas alguna ayuda para mantenerlo alejado… —¿Qué? —mis labios se abren en O y me siento muy avergonzada de que él haya escuchado mi conversación con Wendy. El tema con Matteo nunca es fácil para mí, me cuesta hablar de ello y me avergüenza mucho dejar que mi relación con él llegara hasta ese punto y no poder ponerle un límite cuando todo sucedió, dejé que las cosas avanzaran tanto hasta casi morir simplemente ¿por amor? Dios, me avergüenza mucho y el que menos quiero que sepa de aquello es Alex. —No sé de qué hablas. Alex me mira con los ojos entrecerrados y yo miro hacia otro lado huyendo de su intensa mirada. —No me ha gustado para nada escucharte llorar ni decir que tienes miedo —dice en voz baja, como si temiera que sus palabras me hicieran daño, mi labio inferior comienza a temblar y lo atrapo entre mis dientes para que deje de hacerlo, siento que él está mirando hacia allí y cuando lo veo de reojo lo confirmo y eso me hace sentir peor porque él ya no quiere besarme. —Realmente no sé de qué hablas. Lo escucho suspirar derrotado y él es la última persona a quien le contaría eso. No quiero que pierda esa imagen que tiene de mi y vea que soy débil y tuve miedo y me dejé herir, sería lo peor que me puede pasar. —Sienna… —insiste de nuevo y yo niego con mi cabeza. —Por favor, para —le pido con los ojos cerrados —. No escuchaste nada, yo estoy bien y nada ha pasado, ¿Vale? Él niega con su cabeza molesto y cuando intenta decir algo más, Billie entra en ese momento con una sonrisa de oreja a oreja. —¡Tengo un casting! —exclama y no me pierdo la manera en que Alex la mira. El corazón me duele cuando veo lo enamorado que está de ella y comprendo que si tuve al menos una mínima oportunidad de tan solo probar sus labios de nuevo, la he perdido para siempre. Siempre quise que alguien me mirara como él la mira a ella, que alguien escuchara todo lo que tengo que decir y se emocione por mis logros, Billie le cuenta rápidamente que debe viajar a Estados Unidos para estar mañana a primera hora en el sitio y él feliz le dice que el Jet está a su disposición y la abraza gustoso. Mierda, soy una envidiosa. «Quiero eso» Quiero que alguien me mire como Alex mira a Billie, quiero que alguien ponga el mundo a mis pies, quiero que me traten como una reina y que no le importe dejar a un lado todo lo que debe hacer simplemente para hacerme feliz, quiero que alguien intente detener el tiempo, controle el clima y hace magia simplemente para mí. Billie es muy afortunada de tener a un hombre como Alex que está dispuesto a todo por ella. «Tu no quieres a alguien como Alex, tu quieres a Alex» Ignoro la voz de mi cabeza y carraspeo mi garganta, Billie me mira sonriendo y me gustaría odiarla por tener lo que me gustaría tener, pero es tan linda que es difícil odiarla. Realmente merece un gran hombre porque ella es una buena persona, me sentiría menos peor si mi rival fuera una arrogante e interesada que manipula y está con interés en una relación con Alex, pero lastimosamente esa no es la verdad y ellos se merecen el uno al otro y la única que sobra soy yo. —Volveré en dos semanas para probarme el vestido, prometo mantener mi talla para que no tengas que hacer ningún cambio. Le sonrió, no soy capaz de decir nada más porque tengo un nudo en mi garganta. Ella me abraza y me dice al oído lo feliz que está conmigo y yo quiero ponerme a llorar, Alex besa mi mejilla al despedirse y cuando intenta decir algo, agradezco que mi teléfono suena en ese momento y él con una mueca debe irse. Espero no verlo en mucho mucho tiempo, porque en la boda lo veré ya que estoy invitada.
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