La bailarina de Harry Death

Capítulo 8: Pelea de mujeres

Eda

Recuerdos de ese lugar vienen a mi mente, esas miradas llenas de maldad, ¿cómo puede haber tanta maldad en el mundo?, sus manos tocando mi cuerpo, escucho sus risas diabólicas, sentir como se burlaban de mí, el primer golpe llegó cuando me negué a complacer a un hombre de mediana edad, no quería colocar mis labios en esa parte tan privada.

Comenzaron los golpes sin cesar, la primera prenda fue arrancada de mi cuerpo y tirada a un lugar que no pude ver porque yo trataba de cerrar mis ojos, no quería ver el rostro de esas personas, solo sentí cuando mi última prenda fue rota.

Rogaba por mi vida en silencio, ¿Cómo pudo dejarme tirada?, es un ser despiadado, maldito Harry Death te odio.

Un golpe se escuchó a lo lejos, un sonido fuerte que casi me daña el oído, no sé qué pasó, pero los toques en mi cuerpo se detuvieron, sentí unas fuertes manos.

Algo tibio en mi cuerpo, unas manos que tocaban todo mi cuerpo, estas eran diferentes, no me hacían daño eran suaves y cálidas.

-tengo calor- intento mover mi cuerpo, pero algo me lo impide, estoy algo desorientada y tengo un fuerte dolor de cabeza

-necesitas descanso- se escucha una voz algo rasposa volteo mi rostro y lo veo a él, al bastardo que me entregó a esos hombres,

Me quito de su agarre, trato de levantarme, pero mi cuerpo me lo impide este se siente tan pesado.

-donde estoy- intento levantarme una vez más, caigo al suelo y el golpe me provoca un fuerte dolor en todo mi cuerpo

-en mi casa, donde más- siento unos pasos cerca de mí, lo miro de mala manera me levanta lentamente y me sienta en la cama

-la pregunta es porqué- aparto el cabello de mi rostro-tendría que estar en un hospital-

-aquí tendrás más atenciones que en un hospital- lo dice como si nada

-¿Por qué lo hiciste?- esas palabras escapan de mis labios

-te lo dije, aquí tendrás más atenc….-

-¿¡Por qué me entregaste a esos hombre!?- grito fuerte

-no quiero hablar de eso- saca una pastilla y me la ofrece

-ahora que.... vas a matarme- tiro las pastillas

-si te quisiera matar créeme- se acerca a mí-antes te torturaría- sonríe un poco

-tómatelas que son para que te recuperes- lo hago de mala manera

-¿Cuándo podré irme?- este hombre no va a disculparse, no responde a mis preguntas, pero por lo que me dijo Mía, es mejor no hacerlo enojar

-cuando te recuperes-veo como comienza a desvestirse, volteo mi rostro

-y eso es…..- queda en bóxer y comienza a acercarse a mi

-quítate la ropa- giro mi rostro-que te la quites- gruñe, no le hago caso

Siento que me saca la camisa que llevo puesta de un tirón, quedo expuesta a él intento cubrir mi cuerpo y es en ese momento en que veo mis moretones

Me toma suavemente en sus brazos y vamos directo al baño, hay una tina muy hermosa, me deja en aquel lugar, se siente tan calientita el agua, hay espumas y se siente un olor delicioso

-hazme un espacio- quita su última prenda e ingresa a la tina, ahora mi espada toca su pecho y su cosa también

-pude bañarme sola- con una esponja comienza a frotar mi cuerpo, siento un escalofrió recorrer todo mi ser, contrólate, Eda

-así ahorramos agua, hay que salvar el planeta- lo dice con sarcasmo

-gracias- escapa de mis labios

-por-

-por no dejarme tirada en ese lugar- siento que dice algo por lo bajo, pero no logro escucharlo

-como sea, ahora no te muevas tu cuerpo esta maltratado- maltratado por su culpa….. no digas nada Eda, no prendas esa llama

-creo que esa parte no la tengo tan sucia- enarco una ceja, está lavando mi pecho y se ha detenido en ese lugar.

-son mi parte favorita de tu cuerpo- pervertido

-viejo cochino- susurro

Estoy acostada nuevamente en esta gran cama el viejo se ha ido no sé a dónde, mi estómago gruñe. ¿y si voy a la cocina?, no creo que me mate ¿verdad?, bueno Eda si vas a morir que se con la barriga llena.

Me levanto y comienzo a recorrer la casa observo una ventana y miro para ver en donde podría estar, la sonrisa se me quita de la cara, esta casa está rodeada por algunos hombres de n***o, ¿Qué hace este hombre? Y ¿de dónde saca tanto dinero?

Por fin llego a la cocina y es muy hermosa el decorado es hermoso, veo la nevera ¡bingo!, camino lentamente como cual ratón

Esta repleta de comida, solo comeré un sándwich

-que haces en la cocina- escucho una voz fuerte de una mujer

-yo… ehhh- no sé qué decir, me han atrapado con las manos en el pan

-ah, eres la callejera que trajo mi Harry- ¿callejera? ¿mi Harry?

-no soy ninguna callejera, y no me interesa si es tu Harry-la fulmino con la mirada-solo tenía un poco de hambre y bajé a comer algo ¿Qué? Algún problema o la comida es tuya- alzo una ceja, es una mujer fea, mejor dicho, horrenda y se le nota lo corriente cuando una la mira

-aquí eres una mendiga que mi Harry trajo por bondad- ¿mendiga? Ahora si ya no me la aguanto, traté de ser buena “a mi manera”, pero no voy a dejar que esta mujer me humille.

camino cerca de ella

-bueno, tu Harry tuvo que bañarme dos veces, déjame decirte que da unos baños deliciosos, es tan juguetón en la ducha- le muestro una sonrisa hipócrita, le di en lo que más le duele- a fin de cuentas, que eres en esta casa- la miro-espera no me digas una empleada- veo el enfado en su cara, toma eso, a mí no me humillas

-eres una zorra que se vende por dinero-

-bueno es verdad, pero… él paga por mis servicios, es decir me busca, pero tu…. por lo que veo Te abres de piernas gratis- sonrío felizmente, no sé por qué estoy diciendo estas barbaridades, pero mi boca es como si tuviera vida propia

-maldita zorra- me sujeta del cabello, ¡ah no bruja eso no! La sujeto del cabello también, y le propino una patada en el estómago, mis clases de defensa personal tienen que rendir frutos.

-suéltame, ahora-

-maldita zorra barata- me propina un golpe en la costilla, caigo al suelo tengo un moretón en ese lugar, veo cómo va a propinarme una patada, intento cubrirme

-¡¿Qué está pasando aquí?!-