Capitulo cuarto.

3428 Words
A veces me cuesta creer que tengo novio, han pasado casi dos meses desde que lo conocí, y todo ha sido tan rápido que asusta, en unos días termina el semestre y nos iremos a Europa en tres semanas. Mi madre me dice que es normal todo lo que estoy sintiendo, aunque por momentos me asusté. Por momentos me elevo pensando en otra cosa y he tenido varios accidentes en la universidad, afortunadamente no ha pasado nada, mis profesores constantemente me corrigen y hasta están preocupados, nunca pasaba, así que cuando entro al salón de clases he tomado la postura de respirar profundo, apagar el celular y concentrarme solo lo que tengo en frente. Mi nueva rutina es que en las mañanas Oliver me recoge en casa, me deja en la universidad para luego ir a clases él, por fortuna las universidades están relativamente cerca y almorzamos juntos, con excepción de los días martes y jueves, son los únicos días que no hemos podido cuadrar nuestros horarios. En las tardes regresamos juntos, por lo general nos quedamos en mi casa un rato, mis padres les parece divertido, y aunque debo dejar la puerta abierta, ni se acercan, creo que lo hacen mas por protocolo. Los días que tengo guardia en el hospital, me recoge a la hora que salga, después de una noche en vela soy un zombi, y si no tiene otra cosa que hacer me hace compañía mientras duermo. Y como si ya no tuviese suficiente presión sobre mis hombros, mi madre se encargo de informarle a toda la familia que tengo novio, así que todos lo quieren conocer. Además, que se supo ganar a mis padres, hace unos días invito a mi papá al autódromo a que probara el auto, mi padre está feliz, ama la velocidad también, faceta de él que desconocía, y con mi madre siempre hace detalles que a ella le gustan, como llevarle flores, así que están felices con él, y yo, estoy enamorada hasta los huesos. Por fin viernes, estoy agotada, apenas puedo tener los ojos abiertos, me siento en las escaleras externas de la universidad esperando a que Oliver llegue a buscarme mientras pienso en un sinfín de cosas, Adriana, mi amiga se acomoda a mi lado. — Emma, ¿podrían acercarme a mi casa? creo que esta en el camino de ustedes – pregunta sonriente. — Tendría que preguntarle a Oliver… — ¿Se demora mucho? — Por lo general no, casi siempre es muy puntual, así que es cuestión de minutos para que haga aparición. — Qué bueno, Emma, ¿te puedo hacer una pregunta? — Si, claro, la que quieras. — ¿Ya tuviste sexo con tu novio? — Mmmm, no, aun no, ¿Por qué quieres saberlo? — Por que no se como haces para resistirte a ese hombre, ¿no vez lo delicioso que es? — Porque todo tiene su momento. — Yo de ti se lo daría rápido, no venga otra y se te adelante, ese es el tipo de hombres que están acostumbrados a la acción en la cama y si sigues de mojigata otra te lo quita. Por algún motivo la forma como habla de mi novio me molesto, así que optó por ignorarla y para fortuna mía Oliver llega en ese momento, apenas ella lo ve corre hacia el auto y se acerca a la ventanilla del conductor, no sé qué le dice, pero se sube al auto ocupando una de las sillas de atrás mientras yo me acomodo en el asiento del copiloto. Y como si no hubiese abusado lo suficiente de su confianza y casi obligarle a llevarla, ahora no se toma la molestia en disimular que chorrea la baba por él, veo a través del espejo retrovisor la forma como sonríe, como se arregla, las posturas que hace con el único propósito que Oliver la mire y eso me enojan, y va en aumento cada segundo, y como si fuera poco le hace conversación, lo que hace que sienta mucha rabia y el sueño se espante. — Oliver, te estoy siguiendo en r************* , me gusta mucho lo que haces. — ¡AH! no sabía que me seguías, gracias – responde a secas. — ¿Cuándo me invitas? digo a una carrera – se apresura a decir. — No sé, yo siempre informo por r************* mi siguiente carrera… — Que bien, voy a estar pendiente, en verdad me gustaría poder verte correr. — ¿Dónde me dices que quieres que te deje? Voy con Emma a otro lugar y creo que esto es lo máximo que te puedo acercar. — No te preocupes aquí esta perfecto – dice observando el lugar donde estamos – gracias por acercarme. Y como si no fuese suficiente se acerca a darle un beso en la mejilla, para a mi apenas determinarme y despedirse con un seco — Adiós. Siento alivio en el momento que se baja del auto y el silencio se hace entre nosotros, aun tengo rabia, no se desde cuando es tan buscona o tal vez siempre lo fue solo que como yo no tenia novio, lo mío nunca hacia sido el blanco de su interés. — Emma, cariño, ¿Por qué le dijiste a Adriana que yo la acercaría? – dice en un tono seco poco usual en él. — Yo no dije nada, ella se autoinvito, se subió al auto y demás… — mi voz sale más enojada de lo que había previsto — paso todo el tiempo mostrándose. — ¿Esta enojada? – pregunta mientras me observa de reojo. — Solo un poco, me enoja mucho que Adriana se muestre así contigo, ella es mi amiga le conté muchas cosas mías a ella, le confié mi intimidad, para que ahora se ponga de coqueta contigo. — No te preocupes, no tengo problemas con eso… — Claro porque seguramente te gustan que te coquetee… - digo enojada. Detiene el auto, suelta su cinturón de seguridad y me mira a los ojos. — Emma, el hecho de que no tengo problema con ello no significa que me guste que me coquetee, aunque debo admitir que no me molesta, solo que si te pedí a ti que fueras mi novia es por algo, si me he dado la oportunidad de conocerte y vivir un noviazgo normal contigo es porque en verdad vi en ti algo que no hay en otra, y cada día que te conozco, no solo me gustas más, sino que he me enamoró mas de ti y lo último que quiero es pelear por mujeres como Adriana, las cuales se me acercan a diario, lo que significa que debes confiar en mi tanto como yo confió en ti, de lo contrario lo nuestro no funcionara. Además, si se porta de esa manera conmigo, es porque no tan amiga tuya como tu pensabas… — Sabes, no me hables de ella, estamos siempre juntas desde primer semestre, hacemos todos los trabajos en grupo, estudiamos parciales, la llevo a su casa, no sé cuántos novios ha tenido en estos años y apenas yo tengo un novio enseguida empieza a mirarlo. — Emma, es que no hay tantos hombres como yo, en eso no tengo la culpa de ser tan perfecto – dice riendo – y en este momento yo solo tengo ojos para ti – esto último lo dice en tono meloso mientras se acerca a darme un beso. — Mas te vale… - retruco haciéndome la enojada. — Mas te vale mas bien a ti que te calmes y confíes en mi – me vuelve a besar en los labios, se coloca el cinturón de seguridad y arranca el auto. — Por cierto, le dijiste que íbamos a salir los dos solos a otro lugar, ¿para dónde vamos? — No tenía ningún plan, solo quería bajarla rápido del auto, me estaba incomodando verla hacer tantas cosas a través del retrovisor, además de tu cara de incomodidad, pero si quieres… ¿vamos a cine? — Siiii, hace mucho no voy a cine. Respiro profundo, estoy más calmada pero aún hay un tema que me da vuelta en la cabeza una y otra vez, sexo, jamás he tenido ese tipo de interés, es mas con todo lo que me hace sentir Oliver es una línea que aun no atravieso, pero se que el momento cada vez está más cerca, sé que en Europa estaremos juntos todo el tiempo o casi todo, así que sin darle más vuelta lo suelto. — Oliver, ¿Qué has pensado del sexo entre nosotros dos? — Créeme que lo deseo, pero también se que debo esperar a que estes lista, no quiero que sientas presión de mi parte, pero no te imaginas las ganas que te tengo desde el primer día. — ¿Cómo sabes que me tienes ganas? — No se como explicarte sin que suene obsceno – ríe de forma picara y me observa de forma que nunca antes había visto, para luego suspirar. — Solo dime algo… — Emma, no se ni como explicártelo, pero es algo que me invade, como un calor, el deseo es fuerte, además que mi cuerpo tiene algunos cambios que como medica sabrás mas que yo que suceden… — Ya entendí… - siento como mi cara se sonroja y no soy capaz de mirarlo a los ojos. — Emma, entiéndeme, contigo tengo una fuerte conexión, me gusta estar contigo, hablar, pasar momentos divertidos, no sexuales, creo que nunca antes había hablado tanto con una mujer que me gustara antes de llevarla a la cama, pero contigo las cosas son diferentes, y estoy bien con ello, eso sí, de que te tengo ganas, te tengo y muchas. — ¿Qué es lo normal? yo nunca he salido con nadie, no sé cuándo es el momento de intimar – digo esto ultimo en apenas un susurro. — Emma, no hay una regla, depende de ti y de mí, cuando estes lista, cuando quieras… — ¿Y si te digo que estoy lista ya? — Te diría, cambio de planes, no vamos a cine, mejor buscamos un lugar para estar los dos, ¿estas bromeando o me hablas en serio? — La verdad si quiero estar contigo… pero me da miedo, no se que me asusta tanto si se toda la teoría. — Emma, cuando estes lista dímelo – hace una media sonrisa – pero por favor, no me hagas esperar tanto… — Oliver, yo estoy lista – digo en tono serio y sincero. Se hace un silencio mientras orilla el auto, para mirarme a los ojos. — ¿Me estás hablando en serio? – pregunta mirándome a los ojos. — Totalmente en serio — Me gusta eso, pero hoy vamos para cine… Y sin más volvió a andar el auto, y tal como lo dijo nos fuimos a cine. Por un instante pensé que habría cambio de planes, que me arrastraría a su casa aprovechando que tal vez este vacía o buscaría algún motel, aunque en el fondo me alegro que no fuese así, no se porque le dije eso, tal vez porque si quiero probar de eso que tanto hablan o simplemente para desafiar un poco a Adriana, tal vez por miedo que otra se me adelante, aunque no debería sentirme mal por eso, yo se que soy una mujer bonita, inteligente, que hago que muchos hombres me miren, tal vez no tengo el cuerpo curvilíneo de mi hermana, ni el color de piel que parece que estuviera siempre bronceado, pero se que tengo lo mío. Pasamos el resto de la tarde caminando por el centro comercial agarrados de la mano e intercambiando besos, comimos helado, vimos vitrinas, y tal como lo planeo Oliver, fuimos a cine, escogimos una película de superhéroes, no acostumbro a verlas, pero realmente me di cuenta que me gustan, en especial los tipos con abdominales y es como si entrara a un nuevo mundo, es como si empezara a ver la vida con otros ojos. Y como todo novio juicioso me dejo en la puerta de mi casa. — Emma, ¿nos vemos mañana? te tengo una sorpresa. — Pensé que ibas a salir con tus amigos a correr en moto. — Cambio de planes, nos vamos a ver el domingo y si quieres me acompañas… — Si, te acompaño con tus amigos, solo que nunca he subido en moto, y mañana ¿a qué horas pasas por mí? — Por la moto no te preocupes, de esos detalles nos encargamos después, ahora lo importante, a las cinco de la tarde paso por ti y vamos a cenar, ponte algo lindo, aunque siempre estas hermosa. — ¿Algo lindo es un vestido y tacones? — Si, seria perfecto, pero realmente como te sientas mas cómoda. — No te preocupes yo me encargo de esos detalles… Luego de despedirnos entro a mi casa con muchas ideas dando vueltas en la cabeza, ¿Qué idea tendrá Oliver? ¿una cena formal? siempre salimos a algún restaurante cercano, nos perdemos en centros comerciales, o salimos con sus amigos, a veces salimos a bailar, en fin, los planes son muchos, pero nunca hemos ido a cenar con tanta formalidad. Una vez entro a mi habitación es como si el sueño que había quedado en suspensivo apareció, así que después de ducharme caí dormida antes de poder reaccionar y luego de apagar las alarmas. Cuando despierto es casi mediodía, me siento totalmente descansada como hace mucho no me sentía, no quiero salir de la cama, por mí me quedaría aquí hasta el próximo año, cuando mi madre aparece por la puerta de la habitación. — Hija, ¿tienes planes para hoy? — Si madre, Oliver me invito a cenar y quiere que vaya en traje elegante y tacones… — ¿Para donde van? – pregunta curiosa. — No lo sé, ayer me dijo que me invitaba a cenar que fuera vestida para la ocasión. — Hija, ¿ustedes dos ya... tu sabes… tuvieron sexo? – pregunta dudosa. — No mamá, aun no, todavía no hemos dado ese paso, pero creo que en algún momento llegara… — Hija, no te voy a decir que llegues virgen al matrimonio, solo que ya sabes, cuídate… — Si madre no te preocupes por esos detalles, yo se que debo cuidarme y Oliver también. — Con tu hermana cuando quise tener esta conversación ella ya sabia mas cosas que yo, solo te pido que te cuides mucho y pues que lo… _ baja la voz a un susurro – que lo disfrutes hija. — Gracias mamá… por tu confianza. — No hay de que hija, y te lo digo porque tal vez esa salida a cenar tenga una doble intensión, tal vez él quiera… — No lo había pensado, pero tal vez tienes razón, justo ayer le dije que estaba lista, por un instante pensé que se iba a volver loco, sin embargo, siguió con el plan de ir a cine. — Hija, ¿en serio esta lista? yo fui de las que llego virgen al altar. — Si mamá, en verdad quiero dar ese paso, no tienes idea lo que me gusta ese hombre y honestamente no quiero casarme aun para tener esa experiencia, ni mucho menos quiero un compromiso mayor. — Entiendo hija, y gracias por confiarme, igual ya eres mayor de edad hace algún tiempo y vas a ir a Europa con él – habla removiéndose las manos incomoda. — Mamá, tranquila – digo abrazándola – todo esta bien, si no estoy segura no habrá forma que suceda algo que yo no quiera. Hace una mueca asintiendo, su mirada se ve más relajada igual que su postura, para luego hablarme un poco más sonriente. — Hija, nosotros ya desayunamos, creo que es hora del almuerzo, por cierto ¿Qué te vas a poner esta noche? — No te preocupes mamá, dormí que es lo importante hace mucho no dormía tanto, últimamente siempre ando corriendo con algo y mas desde que estoy en la recta final del semestre. — Si, lo se hija, pero que te vas a poner – dice mientras abre el closet – o vamos por algo. — ¿crees que alcanzamos a volver antes de cinco de la tarde? — Claro que sí, no creo que nos demoremos tanto, si salimos ya a las cuatro estamos de vuelta. Me levanto de la cama corriendo para bañarme, vestirme y estar lista lo más pronto posible, paso por algo rápido en la cocina y salimos las dos. Hablamos de todo un poco mientras veíamos ropa, nos arreglamos el cabello y las uñas, a veces hace falta estos días de madre e hija. A las cuatro de la tarde tal como lo prometió estamos de vuelta en la casa para terminarme de arreglar. Y a las cinco de la tarde Oliver hace su aparición, me doy un último vistazo al espejo, llevo un vestido n***o a media pierna, el cabello peinado con algunas ondas suaves, unos pocos accesorios, y como si ya no fuera lo suficientemente alta con mi un metro setenta y cinco de estatura, llevo tacones, afortunadamente Oliver es mas alto que yo. Mi padre le abre la puerta a Oliver, cuando bajo las escaleras los encuentro hablando alegremente, al parecer hablan de piezas de autos o algo así, está vestido en saco y corbata, se ve… para luego la mirada de mi novio viajar hacia mí, camina lentamente hasta donde estoy, me tiende la mano para ayudarme a bajar el último tramo de las escaleras. — Estas hermosa Emma. — Gracias tú también te vez bien – susurro. — ¿Nos vamos? — Si, estoy lista. Nos despedimos de mis padres para luego salir de la casa, mi madre tenía la mirada llorosa y mi padre la abrazaba. Subimos a su auto y por algún motivo estoy temblando, hecho que no le pasa inadvertido a Oliver. — Emma… ¿está bien? estas temblando… — Estoy bien, solo que no se porque tengo nervios, es extraño estar vestida de esta manera contigo tan elegante, mi madre estaba conmovida como si supiera algo que yo no, es mas me llevo a comprar ropa, nos arreglamos las uñas, el cabello y hasta nos depilamos – suelto todo lo que tenía en mi cabeza. — Emma, te voy a ser sincero y quiero que me digas si o no a mi plan. — Te escuchó – digo en un susurro aun con el auto estacionado fuera de mi casa. — Mi plan es llevarte a cenar, tengo reserva en el restaurante el cielo, y luego tengo reservas en un hotel, anoche me dijiste que estabas lista y quiero que sea especial, si quieres vamos solo a cenar… — No, sigamos el plan, yo quiero ver la sorpresa completa que me tienes preparada. — Si quieres que paremos en algún momento por favor dímelo. — Esta bien, ahora vamos que mis padres se van a preocupar si seguimos aquí parqueados. Decidí no pensar y disfrutar la noche, tal vez es mas lo que tengo en mi cabeza de lo que realmente es, así que simplemente me dejo llevar por Oliver. El restaurante es hermoso, y la cena es deliciosa, hablamos de todo un poco, nos reímos y honestamente, no sé cómo salen tantos temas de conversación, parece que no acabaran nunca, me cuenta a todos los lugares que ha ido, las cosas que ha hecho y a veces me cuesta comprender que tenemos la misma edad, no se como ha vivido tanto. Cuando terminamos el postre y luego de pagar la cuenta se pone de pie y me tiende la mano, son apenas las siete y media de la noche. — Emma, vamos. Le doy la mano para luego ponerme de pie, cada parte de mi tiembla, pero aun así estoy segura del paso que voy a dar, del momento que voy a vivir, no sé si nuestra relación sea para siempre, pero lo que si se es que por lo menos mi primera vez voy a hacerlo con el hombre que me gusta, y no se si esa sea la palabra para definirlo, el hombre al que amo y estoy tan enamorada. El recorrido en auto es en total silencio contrario a las risas que teníamos en el restaurante, estoy asustada, me dejo llevar por él, caminamos por el hotel, es hermoso y cinco estrellas, abre la habitación para hacerme seguir y esta hermosamente decorada llena de rosas rojas. — Emma, ¿esta segura? ¿esta lista? — Totalmente.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD