Narra Mateo. Cuando regresé al departamento abrí la puerta y fruncí el ceño al escuchar unas voces femeninas. Era obvio que Megan tenía una visita que yo no conocía. Agucé el oído y cuando la mujer rio, supe quién era. Jenifer Montevideo estaba de visita. —Interesante—dije para mi mismo. Extendí el brazo hacia atrás, abrí de nuevo la puerta y la cerré con fuerza—.¡Megan! ¿Dónde estás, cariño? ¡Ven a felicitar a este hombre con un beso! —grité con una sonrisa burlona. Ella apareció por la esquina del pasillo con expresión sorprendida. —¿Mateo? Caminé hacia ella al tiempo que extendía los brazos en cruz. —Ven aquí—le pedí. Corrió hacia mí y la rodeé con los brazos, tras lo cual la cargue y empecé a dar vueltas con ella. Megan se echó a reír por la inesperada reacción y antes de que pu