Capitulo 10

1775 Words
Cuando amaneció, no había un solo hombre en sus habitaciones; cada uno estaría ya, en sus puestos de trabajo, distribuidos en todo el pueblo; muchos de ellos, eran bien conocidos y se encargaban de recolectar las jugosas ganancias  que llenaban las arcas de Don Páscuale, a costa de vaciarle el bolsillo a comerciantes y agricultores; pero también había un grupo de hombres poco conocidos, que mezclados entre la gente, hacían labores de vigilancia en lugares estratégicos del pueblo; eran una especie de agentes secretos infiltrados entre la población Don Páscuale tenia un genio natural y extraordinario, para ejercer control sobre el pueblo. Hasta el mediodía, estuve ocioso en mi habitación; al parecer Don Páscuale no estaba en la fortaleza, habían negocios muy puntuales, que el atendía personalmente; en horas de la tarde vino Macario por mi y me llevo directamente al santuario donde ya se habían reunido, el iluminado y Don Páscuale, quien ya había recibido parte de las revelaciones obtenidas por el iluminado durante la noche. Macario me abrió la puerta del santuario y me dijo: Te esperan en la habitación del iluminado, tu sabes ya como llegar allá; cruce todo el recinto y acaricie  la puerta , con mucha reverencia y me recibió cortésmente el iluminado quien me invito a tomar asiento; tome asiento, no sin antes saludar a Don Páscuale con una ligera inclinación, imitando al iluminado; quien retomando la conversación, siguió explicando, los pormenores de las actividades de los próximos días, donde se me explico que debía quedarme esta noche en el santuario con el iluminado y que mañana partiríamos a un lugar muy especial, donde este tendría un encuentro  con el gran espíritu en las profundidades y todos debían estar presentes en el lugar, rogando a los espíritus por el éxito de la misión del iluminado, en su viaje a las profundidades. yo dejando viajar  mis pensamientos no tan profundos, me preguntaba: ¿Sera que  el fulano gran espíritu sufre de miedo escénico y por eso no sube a decirnos a todos de una condenada vez que es lo que quiere, sin tanto protocolo?; claro que  pensando humanamente, subir tan alto podía lesionar su profunda dignidad y por eso prefería que los de arriba bajaran. cuando  Don Páscuale  se despidió, tanto el, como yo estábamos algo conmovidos; el, por la expectativa de lo que sucedería mañana y yo, por la expectativa, de que tuviera alguna posibilidad de escaparme al salir a la calle. Era ya de noche, cuando quedamos solos, el iluminado  y  yo; alguien toco la puerta principal  y el iluminado me hizo una seña para que atendiera; abrí la puerta y era Macario, que estaba llevando cena para los dos; tome las dos bandejas, las lleve a la habitación, y comimos en silencio; luego me dijo el iluminado, mientras tomaba un libro: leeré un rato Sebastián, si gustas, puedes hacerlo también o has lo que quieras; claro esta, sin salir del santuario. Abrí un libro por curiosidad, intente leer pero no podía concentrarme        Volví el libro a su lugar y Sali de la habitación, comencé a caminar y me detuve frente al altar; la vez que entre con Don Páscuale, un detalle me había llamado mucho la atención, en el altar habían serpientes de dos cabezas, dragones con cara de perro y otra serie de figuras que para nada despertaron mi interés; pero la figura central, si despertó mi curiosidad, sobre todo la cabeza del león y el extremo de las alas; no era su sonrisa, aunque realmente no sonreía, era algo así como cuando uno se revisa los dientes en el espejo y realmente tenia unos dientes hermosos; eran de oro puro y ese era un detalle que a un ladrón  como yo, no se le pasa por alto; pero además también tenia unos bellos ojos, porque en ellos brillaban, dos preciosos diamantes, igual que las siete plumas del extremo de las dos alas eran también de oro.  estaba absorto, pensando que si un día lograba escapar de la fortaleza, no podía irme sin visitar la imagen del gran espíritu, para dejarlo ciego, sin dientes y sin plumas; después de todo no le harían falta; estire mi brazo y acaricie las plumas, luego le hurgue los ojos con los dedos y finalmente mientras tocaba y contaba los dientes, escuche su voz: -Mucha tentación para un ladrón ¿verdad?-pensé que era Don Páscuale, y también pensé en otra paliza en un calabozo. En ese momento hubiese querido que me tragar el león sonriente -¡trágame león!- pensé-; respire aliviado cuando comprobé, que era la voz del iluminado, que estaba contemplando mi estasis. Cuando me voltee pensando en esa otra paliza en los calabozos, su actitud divertida me tranquilizo; luego me dijo: ni lo pienses, es mejor que le saques los ojos a Don Páscuale; sácalo de tu mente , piensa que solo fue un sueño; evita visitar este lugar, con otros fines que no sea para rendirle culto a esa bestia; se termino la diversión; acompáñame. Respire aliviado, este hombre me estaba sorprendiendo y estaba añadiendo mas preguntas a mi atiborrada mente, creí que era mas fanático y celoso en estos menesteres; pero ahora lo había percibido como desinteresado o desenfadado delante de las imágenes, como si no fueran tan importantes para el; incluso, me pareció irreverente al referirse a la gran imagen, de una manera despectiva llamándole “esa  bestia”; y adoptando una actitud conciliadora hacia mi. Entramos a la habitación y me invito a sentarme en un extremo del sillón y  el se sentó en en el otro extremo diciéndome: Tengo la gran responsabilidad de prepararte para un evento que esta muy cercano, donde hay muchos elementos en juego, y me costaría mucho trabajo, si no contara con tu colaboración, lo cual, no me parece fácil dadas las circunstancias de como has llegado a este lugar; conozco toda la historia -aseguro-; por tu seguridad necesito que confíes en mi, que te dejes guiar por mis indicaciones; yo soy neutral, con respecto al conflicto o diferencias que hay entre Don Páscuale y  tu; creo que has adoptado una actitud de sumisión, solo por instinto de conservación, pero se que dentro de ti hay un animal salvaje que no ha sido domado, no se si has convencido a Don Páscuale, de ese cambio tan radical que le estas mostrando, pero como puedes ver, yo no estoy convencido de tal cambio y te repito que es muy importante que confíes en mi y me cuentes lo que verdaderamente hay en tu corazón y como te dije antes; yo soy neutral en el conflicto entre ustedes y lo que me digas quedara guardado entre nosotros; puedes confiar que no llegara a oídos de  Don Páscuale.  ¡Genial! –pensé- ahora entiendo el comportamiento del iluminado, al mostrarse tan considerado conmigo; se nota que ha aprendido bien la lección, sobre los secretos de la mente humana en uno de sus libros, pero yo tengo uno sobre los secretos para sobrevivir; el sabe que  en esta jaula de fieras, necesito en quien confiar y se ofrece con los brazos abiertos, como mi tabla de salvación; ha acertado en todo lo que ha dicho, me ha descubierto sin mucho esfuerzo, pero no le daré ninguna pista que le sirva como prueba para delatarme ante Don Páscuale, que me ha enviado un lobo disfrazado de oveja para desnúdame; ese desgraciado viejo es muy astuto, pero no bajare la guardia; seguiré con mi “obra de teatro”; ahora estoy mas seguro de que Don páscuale me necesita y eso es un punto a mi favor El iluminado, interrumpió mis pensamientos diciendo: no te obligare a decir nada que no quieras decir; por el momento no puedo darte pruebas de que puedes confiar en mi, pero si quieres decir algo, te escucho.   -Quiero saber para que me necesita Don Páscuale -respondí- El me dice: -Lo sabrás en su exacto momento y espero que para ese momento, hayas aprendido a confiar en mi-.  Guarde silencio por un momento, luego le respondí: -Creo que confiar en usted, es igual que confiar en Macario; son oídos de Don Páscuale-  Algo contrariado me responde: -escúchame esto; yo se quien es Don Páscuale y lo que hace, no estoy en la nomina de sus matones, ni soy uno mas de sus soplones; cuando aprendas a confiar en mi, sabrás las motivaciones que me unen a el-. Me sonaba sincero, o era mi deseo de que fuera sincero; este hombre tenia el don del  convencimiento, y con sus argumentos convincentes podía minar mi resistencia, tenia que afinar mas mi instinto de conservación para no caer en sus redes persuasivas. A modo de defensa, le dije: Usted debe saber que estoy aquí secuestrado, Don Páscuale me tendió una emboscada para tenerme a su disposición, me involucra en una serie de eventos que no entiendo, no tengo derecho a saber,  que están haciendo conmigo, me tratan como a una mascota; ahora  usted quiere saber que hay en mi corazón, como si eso cambiara mi realidad; usted debería saber que hay en mi corazón-.  El iluminado sonrió y me dijo:-te lo dije antes Sebastián; en tu corazón hay una fiera salvaje que no han podido domar y en tu docilidad, has escondido tu frustración, tu rabia y un gran odio-. El condenado me esta desnudando  -pensé-, baje la mirada para que el iluminado no viera una lagrima que estaba abrillantando mis ojos; el se levanto, y me dijo:- ven acércate-; me levante y me aproxime a el; el se acerco mas a mi y me dio un fuerte abrazo. Desde que murió mi padre nadie me había dado un abrazo y me di cuenta,  que aquel niño no había muerto en mi, solo estaba escondido para no ser maltratado y el iluminado, estaba descubriendo su escondite; acto seguido el  iluminado me dijo: a sido un día difícil pero hemos avanzado, mañana nos espera otro día muy intenso, conviene que descansemos, para  estar a la altura de los acontecimientos; tendrás que dormir en el mueble, es bastante grande y cómodo; que descanses Sebastián. Desde que estoy en la fortaleza, nadie me había hecho sentir tan vulnerable; el iluminado casi logra desbaratar todo el andamiaje de mi teatro y con su abrazo, dejo al descubierto mi necesidad de afecto, no cabe duda de que este día fue intenso y aunque el iluminado no lo sepa,-creo que si lo sabe-, se llevo una victoria a la cama, y me dejo mucho en que reflexionar, el hombre era muy convincente e intuitivo y sin duda había sabido tocar el punto exacto de mis emociones.
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