Capítulo 9

1517 Words
En este día iba a tener la oportunidad de conocer, a un personaje que me intrigaba. Sentía curiosidad por el fulano iluminado; me lo imaginaba como un anciano ciego parecido a una momia tratando de adivinar en que dirección le quedaba la cocina para ir a tomar agua. Don Páscuale me rescato de las profundidades de mis pensamientos y como si los hubiese adivinado, me dijo: -En unos momentos nos reuniremos con el y te presentare para que se conozcan-.  Acto seguido, salimos de la oficina y nos dirigimos al santuario, abrió la puerta y entramos en silencio reverente y caminamos hasta el fondo, pasando frente al altar, donde el león seguía riendo y fuimos hasta donde habían dos  cortinas rojas cubriendo toda la pared, Don Páscuale separo las cortinas y apareció una puerta; la cual  toco,  como si la estuviera acariciando, pensé que el anciano estaría en trance, sobre alguna alfombra, tomando café con sus ancestros en otra dimensión y viniendo en cuatro patas para abrir la puerta. Se abrió la puerta y quede sorprendido, -mi poco iluminado pensamiento, me estaba mostrando imágenes muy distorsionadas-; el fulano iluminado, no era un viejo momificado y  tampoco era ciego; tendría mas o menos la misma edad de Don Páscuale, pero sin la barriga; por el contrario se veía  algo atlético, piel clara, pero algo bronceada como la de  esas personas acostumbradas a caminar al aire libre; se notaba en el, a una persona muy sana y llena de vitalidad; tenia los ojos aceitunados  y tan  penetrantes, que al mirarme pareció que me leía los pensamientos; el cabello bastante oscuro, un poco largo y peinado hacia atrás  y la nariz algo perfilada y una estatura de un metro setenta y cinco aproximadamente, vestía pantalón azul con camisa blanca debajo de una chaqueta oscura de piel  y unas  botas bastante usadas, especiales para andar en el campo también de piel marrón; si la inteligencia puede notarse en la apariencia física, se notaba inteligente saludo a Don Páscuale y luego vino a mi saludándome con un apretón de manos que denotaba seguridad y confianza en si mismo. En líneas generales parecía un hombre que llenaba y controlaba la escena, pero al mismo tiempo era amable y transmitía seguridad. Don Páscuale me presento diciendo: este es Sebastián, el séptimo diamante, de quien le comenté ayer; el estará a su entera disposición, es un joven inteligente y aprenderá rápidamente todo lo necesario, según sean los requerimientos del gran espíritu. Mientras tanto en mi mente seguían acumulándose mas preguntas sin respuestas; ¿preparado para que? ¿Cuáles eran esos requerimientos del estúpido gran espíritu? ¿acaso pensaban iniciarme como aprendiz de iluminado, porque don páscuale, quería tener su propio iluminado? ¿Qué era eso del séptimo diamante?; el me había dicho que los habitantes del pueblo de Aguas Claras, eran sus mejores diamantes; quizás había visto en mi, que podía serle muy útil y como un producto de su propiedad, me había bautizado con el singular nombre de séptimo diamante; ¿Quiénes eran los otros seis diamantes? ¿acaso habían otros que habían corrido, la misma suerte que yo?  El iluminado nos invito a pasar, ofreciéndonos  un mueble  que estaba en el centro del espacio visible, ya que había también unas cortinas que aparentemente ocultaban un dormitorio; al lado del mueble había una maleta abierta donde se veían algunos libros donde pude leer en dos de ellos: Secretos de la mente humana y otro con el titulo de: tratado de botánica; por lo que pude deducir que el iluminado era un hombre estudioso, todo lo contrario de Don páscuale, que el único libro que tenia en toda la fortaleza, era precisamente, uno que estaba sobre la mesa que estaba delante del mueble donde estábamos sentados; era un libro grande azul oscuro, con un titulo en letras doradas que decía: Revelaciones del mas allá, y debajo del titulo una figura, también dorada, parecida al león sonriente con alas; y debajo en letras muy pequeñas estaba el  nombre del autor ,Se  presuponía que el autor intelectual era, el gran espíritu, pero  con toda seguridad, fue obra de un lunático, que con una  mente calenturienta,  se creía un pitonisa elegido por el león sonriente; esta seguramente era la guía que inspiraba a Don Páscuale para asumir un auto sacerdocio y llevar a cabo ceremonias sacrificiales a nombre de unas bestias que según vivían en las profundidades, pero que nunca se bebían, ni comían, las frutas y los manjares que ponían delante de ellos, y que solo cobraban vida en su mente febril. Recordando lo que me decía mi maestra Franshesca; que la lectura liberaba la mente, me costaba trabajo creer, que el iluminado, siendo un hombre estudioso, estuviese atrapado en estas creencias inverosímiles que eran una especie de trampa para atrapar a ignorantes. Fui testigo silencioso de un incomprensible dialogo, sobre un gran acontecimiento que se llevaría a cabo en pocos meses, que seria como la cúspide de una serie de eventos que habían comenzado, hacia muchos años, donde estaba involucrado directamente Don Páscuale y probablemente su mascota, es decir; yo, que escuchaba silenciosamente, tratando de descifrar una especie de conversación en clave. El iluminado, se dirigió a mi, preguntándome por mi edad  y le respondí que cumpliría  diecisiete en un mes; note un cruce de miradas entre el y Don Páscuale y luego el iluminado dijo: estupendo –sin mas explicaciones; luego continuo explicándole a Don Páscuale, que esta noche recibiría algunas instrucciones de los espíritus y que en base a esto, mañana se tomarían algunas decisiones con respecto a los preparativos para el gran día; luego el iluminado  nos despidió con una amable reverencia y salimos del santuario, siendo mas de medio día; Don Páscuale me manifestó que iba a tomar un descanso y si me necesitaba me enviaría a buscar; pase retirando el almuerzo  y me fui a mi habitación; poco tiempo después, como no estaba cansado, Sali a tomar aire; parecía que la mayoría de los hombres de Don Páscuale estaban libres  y andaban por allí, entrando y saliendo de sus habitaciones y no sabían si saludarme o ignorarme; muy oportunamente, apareció Macario y pidió a todos los hombres que salieran de sus habitaciones, lo cual hicieron prontamente ,y reunidos en la plazoleta les dijo: -este joven se llama Sebastián, y esta aquí como prisionero especial de Don Páscuale,  y esta colaborando directamente con el en sus oficinas y además ha sido designado, como asistente personal del iluminado y esta bajo la protección de los espíritus, apadrinado por Don Páscuale; por lo tanto, aunque con algunas limitaciones, es m*****o de nuestro equipo y, por ende, nuestro compañero de trabajo. Yo solamente sonreí, y levante la mano en señal de saludo.  Macario desapareció inmediatamente; no compartía ningún compañerismo con ellos, el solamente era la voz de Don Páscuale en la fortaleza. Estos hombres solo sabían cumplir ordenes, y las cumplían al pie de la letra, no tenían mucho discernimiento y don Páscuale los podía manipular con suma facilidad; también eran supersticiosos y creían en verdad que Don Páscuale tenia un poder sobrenatural otorgado, por los espíritus de las profundidades y que el podía saberlo todo, lo cual los hacia mas dóciles y obedientes,  eran participes en muchos de los cultos que ofrecía su jefe en la fortaleza; ellos le temían porque era despiadado en sus castigos, pero también porque  creían que  el, era un sacerdote investido de  grandes poderes de las profundidades, por lo que al saber que yo había sido presentado a los espíritus y apadrinado por Don Páscuale y además de haber sido designado como asistente personal del iluminado, comenzaron a verme con respeto y cierto temor por considerarme, un ojo mas de su jefe en la fortaleza y por ende trataban de ser muy amables conmigo. Me acosté temprano meditando en todas estas cosas; mi situación en la fortaleza había tenido un giro inesperado; un cambio vertiginoso me había colocado en un extraño plano entre los habitantes de la fortaleza.  Estos hombres después que casi me matan en un calabozo, hoy me miran con respeto y cierto temor; después que creí que Don Páscuale me iba a matar con sus propias manos, hoy me estaba haciendo sentir, que era parte muy importante de un evento trascendental  para su vida, mientras tanto, yo no sabia como manejar esta situación, me sentía aturdido y atropellado por tantos acontecimiento, que no había logrado entender; desde luego no podía ser tan iluso como para creer que me había convertido en el cordón umbilical de Don Páscuale; cuando me enseñaron a hacer trampas con las cartas, aprendí que al oponente, se le deja ver lo que el quiere ver y cuando se confía y se siente cómodo, sin que se de cuenta saca una de la manga y cuando descubre la trampa ya no hay nada que pueda hacer. Don Páscuale tiene un haz escondido y mas temprano que tarde me lo va a mostrar; de lo único que estoy seguro, es que hará la trampa y no se en que manga tiene la carta escondida.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD