Capítulo 18

1791 Words
Deje la oficina y me fui hasta el santuario, llegando  hasta la habitación del iluminado, quien después del saludo habitual, me pregunto, que había hecho durante el tiempo que estuve ausente del santuario; le conté sobre mi actividad recreativa con los hombres de Don Pascuale y de cómo Macario se había convertido en mi alumno. -No perdiste el tiempo Sebastián- me dice- pronto los tendrás a todos metidos en un bolsillo; es bueno, entablar amistad con ellos, ya que en algún momento pudiera servirnos de utilidad-  Igualmente le réferi, todo lo que el sacerdote me había dicho, sobre realizar algunas labores en su oficina. -Muy bien, todo está saliendo de acuerdo a nuestro plan- dice el iluminado. -¿Nuestro plan?; ¿cuál plan?- me alerta mi pensamiento. -¿Hay algún plan en esto?- pregunte. -Claro mi joven amigo; todo lo que hacemos es a favor de nuestro proyecto- me responde. -¿en que puede ayudarnos, el que yo este acomodando papeles?- pregunte dudoso. - En mucho mi amigo; este proyecto no solo nos ayudara a nosotros, si no tambien a todo el pueblo; prepárate a ser un héroe- responde entusiasmado. -Sigo sin entender- le digo. -Te explico Sebastián-me dice- Don pascuale tiene muchos documentos  de propiedad, desordenadamente mezclados con muchos otros papeles de poca importancia, tu tarea será, ordenar en cajas,  todos esos papeles, según él te diga, pero todos los documentos de sus propiedades, él te va a pedir que se los pongas en una caja preparada especialmente para eso, y así la tendremos lista para usarla en el momento oportuno; esa es una etapa muy importante para nuestro proyecto, que gracias a que providencialmente apareciste tú, pude anexar al plan original. -Ya que según usted, este es nuestro proyecto- le digo -quisiera saber algo: ¿es usted, un iluminado; o un estafador?-. -¿Qué crees tú que soy?-  pregunto sonriendo. -Un estafador  –le digo. - Un ladrón y un estafador deben hacer muy buen equipo, pero por el momento, solo soy tu tabla de salvación -me dice-  eso es lo más importante que debes saber; todo lo demás, lo sabrás a su debido tiempo-. No me aclaro nada, pero realmente me parece un timador muy astuto, que ha venido con una estrategia muy bien preparada, y ha encontrado en mí, un cómplice circunstancial que le ha provisto el mismo Don Pascuale, en bandeja de plata y que inteligentemente, ha sabido insertar en su proyecto, logrando con eso, ampliar los alcances de su meta. Mi mente, estaba distraída en todo lo que había descubierto la noche anterior; no le había dicho nada aun al iluminado, porque sabiendo que él está informado de muchas cosas, trataría de quitarle importancia, para ocultarme información que según él, no estaba preparado aun para recibirla; tratare de sacarle alguna información, antes de contarle. -¿qué significa, el número siete en esta religión de Don Pascuale?- le pregunte. -Estas tratando de meterte en profundidades, que pueden asustarte Sebastián- me responde. Como pensé, algo sabía sobre la relación de este tema, con mi situación en este lugar -Aun así, quisiera saber que significa- insistí. -Okey; te aclarare algunos detalles sobre este tema- me dice- el número siete se refiere, a la más alta expresión de jerarquía en esta religión; tú has visto en el altar, a varias imágenes a ambos lados, de la imagen principal; has visto tambien, que la imagen principal, tiene detalles que lo asocian al número siete, pues yo te vi contando las plumas y los dientes del león; pues bien, con ese número , está identificado el gran espíritu de las profundidades; las otras imágenes, tienen  identificadas sus jerarquías, por un número que va del uno al seis y son encargadas de asistir al gran espíritu en su altar; ahora bien, todo lo que este identificado, con el número siete, es propiedad, de la gran bestia y así sucesivamente sucede con los demás espíritus de menor jerarquía; el máximo  sacerdote, debe llevar una corona identificada con el mismo número, la cual no ha recibido aún  Don Pascuale, pero que la recibirá,  siete días después del siete  de julio, de manos de la gran bestia, como aprobación y aceptación, de lo que el presentara ante el gran espíritu, el siete del mismo mes; lo cual, lo convertirá en el máximo sacerdote de esa religión; esa corona tendrá siete diamantes, y esa es la razón, que tiene tan excitado a Don Pascuale, quien tiene que cumplir algunos requisitos que lo hagan digno de tal distinción. -Ahora tenía más claro, lo referente al número siete, pero aún quedaban muchas cosas por aclarar. -Entonces; ¿yo soy parte de esos preparativos?- le pregunte. -Parte muy importante de ese preparativo Sebastián- me responde. -¿Cuál será mi papel en ese evento? -pregunte.  -Voy a aclarártelo de una vez mi joven amigo - me dice- tú serás presentado como futuro sacerdote de esa religión, y por eso, es el gran empeño de Don Pascuale en que estés preparado para ese día, y te puedo asegurar, que sin tu presencia, no habrá ceremonia y todos los planes de Don pascuale, se vendrían abajo; por eso estas encerrado en esta fortaleza. -Ya la bestia tiene un gran sacerdote; ¿Para qué necesitan otro?-  pregunte. -Don Pascuale, es una especie de sacerdote fundador de esta religión-me explica el iluminado- cuando el hizo su primer pacto con el gran espíritu, se comprometió a expandir su culto en varias naciones y el mismo se encargó de fundar seis  altares en esos lugares siendo este el número siete; esos altares, son regidos por las seis bestias que acompañan a la principal en el altar, y están a cargo de ellas, seguidores de esta religión, reclutados voluntariamente por Don Pascuale; encargándose el de sostenerlos económicamente; pero él no puede detenerse allí, y no seguir expandiéndose, y es por eso que está obligado a proveer un candidato a gran sacerdote con una previa preparación, antes de presentarlo al gran espíritu y que el mismo este satisfecho con esa preparación; cuando este candidato, cumple satisfactoriamente, con los requisitos, entonces, es aceptado y enviado a uno de esos lugares, que tenga el número seis ; siendo promovido, como número siete, y cada uno de los demás, ascenderá un número, quedando vacante el número uno, lo que le dará la oportunidad a Don Pascuale de fundar otro altar en otro lugar, llenando así está vacante, y por supuesto, habiendo cumplido con esto, el recibirá la corona de siete diamantes, de parte de la bestia, siendo ascendido así a gran sacerdote coronado. -¿Sabe usted, a donde me enviaran?-  pregunte muy intrigado. -Hasta esa parte no llega mi alcance, y si esto llegara a suceder, yo perdería todo contacto contigo- me respondió- pero según he podido deducir, esos lugares están en países con selva amazónica y en esas selvas, están ubicados en grandes cuevas. Esto en verdad me dejo sumamente impresionado y preocupado, ya que eso implicaba que perdería todo contacto con el mundo, donde ni siquiera el iluminado podría encontrarme. -Aún no sé cómo- me responde- pero estoy ajustando mis estrategias para evitar que esto suceda, es por eso que necesito tu confianza absoluta, ya que probablemente tengamos que tomar decisiones extremas, donde los riesgos serán menos si tú sigues mis instrucciones al pie de la letra confiando en mí, aunque no puedas entenderlo y creas que haciéndolo perderás tu vida- -Si no fuera aprobado por la bestia- ¿qué pasaría?- pregunte. -Me parece Sebastián que ya estas creyendo en la bestia-me respondió sonriéndose -si eso sucediera, el mismo Don Pascuale acabaría con tu vida allí mismo-. Todas estas cosas, reducían al mínimo, mis posibilidades de salir con vida y en libertad, esto reducía tambien mi optimismo, a pesar de lo que dijera el iluminado, sentía que mi jaula, cada vez era más reducida; no podía creer que algo tan complicado, podía pasarle a una persona, y menos podía creer que me estuviera pasando a mí; realmente, estas circunstancias  estaban cambiando hasta mi forma de ver y creer, y hasta el iluminado se había dado cuenta, que inconscientemente, le estaba concediendo alguna veracidad a la existencia de poderes en la bestia. -¿Porque fui elegido yo para esto?- pregunte. -Porque tu más que nadie, en este pueblo de Aguas  Claras, reúne los requisitos necesarios- me dice. -¿Desde cuándo sabían, que yo reunía esos requisitos?- queriendo saber detalles de mi reclutamiento en la plaza. -Desde que tenías seis años- me responde, mirándome fijamente sabiendo que esta respuesta me sorprendería. -No puede ser – dije muy sorprendido- ¿cómo lograron eso? -Después que murió tu padre, - me conto el iluminado- y comenzaste a deambular por el mercado, casi sin el cuidado de tu madre, indagaron sobre tu fecha de nacimiento y según esta, tu cumplirías diecisiete años para esta fecha, en que Don pascuale, tambien cumpliría cincuenta y siete,  eso te convirtió  en el elegido, ya que necesitaban a alguien que no tuviera familia, porque así lo exigía el reglamento, para que nadie te  buscara en el momento que fueras  reclutado, ni existiera ningún lazo que te conectara con el exterior, en tus entrenamientos de sumisión y docilidad, o que perturbara tu entrega total, sirviendo  en el sacerdocio a la bestia; el mismo Don Pascuale se entregó al sacerdocio cumpliendo con esas condiciones, de no tener a nadie que pudiera distraerlo emocionalmente en su servicio al gran espíritu, y es por eso, que nunca se casó, para no tener esposa ni hijos que pudieran distraerlo, de su entrega absoluta a la bestia -Pero, yo tenía a mi madre- dije. -Ellos se encargarían de desaparecerla- siguió contándome el iluminado- primero pensaron en un accidente, pero luego apareció un hombre, en la vida de tu madre, y un día lo llevaron a la fortaleza, y Don Pascuale , lo amenazó de muerte, si no abandonaba este pueblo con su nueva familia, exigiéndole que dejaran al niño Sebastián, prometiendo que él, se encargaría de cuidarlo, pero que si volvían, tu vida correría peligro; por eso un día desaparecieron y no volvieron a buscarte; el mismo procedimiento, usaron con la familia de una muchacha de la que te enamoraste; trajeron al padre a la fortaleza y Don Pascuale le ordeno que se fuera; él se resistió y le dieron el escarmiento que tú conoces; luego lo amenazaron con hacerle daño a su hija, y tambien le exigieron, que no debían coméntale nada a nadie sobre su partida y mucho menos a Sebastián, porque si él llegaba a saberlo, tambien correría peligro su vida; le dieron tres días para que desocupara la finca que es propiedad de Don Pascuale y desaparecieran sin dar ninguna explicación.  
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