Capítulo 19

1638 Words
-Cuando el iluminado llego a este punto, yo no pude contener el llanto; todo lo había soportado  callado, pensando que quizás yo mismo era culpable de todas estas cosas y que por mi conducta delictiva, sus padres se  habían llevado a Kayra para protegerla; pero al saber los detalles, que habían causado esta tragedia en mi vida, mi corazón sucumbió ante tanta injusticia, donde indudablemente yo había sufrido, pero que tambien esta tragedia la habían sufrido otras personas que habían sido castigadas por el fanatismo irracional de Don Pascuale. Recordando aquel beso, pensaba en el sufrimiento de mi Kayra, en su desesperación, en aquel  momento de despedirse, sin poder decir nada y por toda la tragedia de ella y su familia al tener que marcharse, de  una manera tan abrupta, dejando  atrás su propia vida. Ese llanto retenido por tanto tiempo, comenzó a drenar delante del iluminado, quien observando en silencio permitió que mi alma se desahogara sabiendo que eso me haría bien, para aliviar tanta impotencia; después de un rato me abrazo fuertemente y yo me abrace a él, como lo hacía con mi padre, y así estuve llorando en su hombro por un rato, luego me senté en silencio y sollozando, hasta que más calmado, pude hablar. -¿Cómo sabe usted todo eso?- le pregunte. -Yo le dije a Don Pascuale - me respondió –  que  para poder lograr todos los resultados que esperaba de ti, tenía que contarme, todos los detalles que conociera de tu vida, sin esconderme nada, ya que el resultado final dependía de todos esos detalles, y el tratando de que todo saliera, lo mejor posible para complacer a la bestia y como quien tiene potestad para decidir sobre la vida y destino de la gente de este pueblo, no escatimo ningún detalle de sus arbitrariedades. -No sé si poder contenerme cuando lo vea- le dije- porque en este momento quisiera cobrarle cada una de las injusticias que ha cometido, contra mi vida y contra aquellos que eran parte de mi vida, y sabiendo que mi vida corre peligro, no quisiera perderla, sin haberle hecho pagar toda su crueldad-. -El odio no será tu mejor consejero Sebastián- me dijo- por eso hubiese preferido, que todos estos detalles los hubieses sabido en su momento más oportuno, pero al mismo tiempo, tambien quería que tuvieras una idea del enemigo que estamos enfrentando y que para vencerlo tenemos que ser pacientes y muy astutos, sacrificando aun nuestros propios sentimientos para lograrlo; no permitiré que lo veas hasta que hayas entendido, que Don Pascuale pagara todo lo que ha hecho, pero sin que toquemos su vida, porque entonces eso no nos haría diferentes a el- -Entonces, como será posible que verdaderamente se haga justicia -pregunte. -Nuestras  acciones mi joven amigo- me explica- son un bumerán, que lanzamos cargado con todo lo que hacemos, pero llega el momento en que se regresa para darnos el pago de lo que hemos hecho; eso es una constante de la justicia universal; todo lo que siembres, eso cosecharas , todas tus acciones, tendrán una reacción; eso se llama ley de causa y efecto, y nosotros contribuiremos con el universo, para que ese bumerán, encuentre a Don Pascuale, en el lugar exacto, para que reciba su pago- Me hubiese gustado, tener la convicción que tenía el iluminado, para tener el entendimiento de que todo no se logra, por la fuerza; si Don pascuale hubiese entendido eso, la vida de mucha gente en este pueblo sería diferente y mi propia vida, no sería tan difícil; sin embargo el iluminado, prefería no tocar su vida, confiando en una ley universal, que según él, no falla. Aun no alcanzaba a entender, las motivaciones del iluminado; lo había calificado de estafador, pero ahora me parecía, que su primera motivación, era que se hiciera justicia; no entendía su asociación con  Don Pascuale ni como había llegado a tener tanta influencia sobre él; quizás Don Pascuale, le habría causado algún sufrimiento, y estaría aquí llevando a cabo un plan de venganza muy bien urdido, pero por otro lado, no expresaba ningún odio por él, aunque si criticaba duramente, sus acciones criminales contra el pueblo; llevaba a cabo, acciones tan desconcertantes, que era difícil no creer que estaba dotado de cualidades sobrenaturales, que lo hacían único, ya que nadie más podía hacerlo, hasta el punto que el mismo Don Pascuale, reconocía su capacidad para comunicarse, con espíritus de las profundidades, yendo directamente a donde ellos están, desafiando leyes naturales con una absoluta seguridad de lograr su objetivo; por eso lo tenía en el lugar de un sacerdote  intermediario, que podía llegar más allá de donde él podía llegar;  un hombre inteligente, astuto, estudioso, intuitivo y penetrante, y al mismo tiempo con un carácter pacificador, y  lleno de sabiduría, que podía convencer y apaciguar aptitudes violentas y destructivas; apareció providencialmente en el momento más difícil de mi vida, y ha ido derrumbando cada una de mis dudas, con respecto a sus buenas intenciones, poniéndome una luz del otro lado del túnel, que me da la esperanza de salir bien librado de esta prisión; definitivamente, yo lo había definido figuradamente, como un embajador inter dimensional, pero realmente parece que fuera de otra dimensión. El iluminado, me mantuvo  en su habitación por un periodo de una semana, tratando de convencerme, de que debía renunciar a mis deseos violentos es venganza y aceptara, que la justicia podía venir por otros medios que no fueran por nuestras propias manos, haciendo énfasis, en que debía confiar en él, para que el proyecto pudiera llegar a feliz término; igualmente insistió, en que mi actitud debía seguir siendo de mucha sumisión y obediencia a Don Pascuale; no fue nada fácil aceptar esos términos , pero entendí que Don Pascuale estaba bien protegido y que cualquier acción en su contra, sería un fracaso y ahora que sabía que Kayra estaría esperándome en algún lugar, se había despertado en mí, nuevamente el deseo de vivir y lograr mi libertad y sabía que por mis propios medios no lo lograría; así que nuevamente, decidí confiar en el iluminado. -Mañana Sebastián- me dice el iluminado -tendré que ausentarme por unos  dos días; arreglare unos asuntos pendiente y regresare en seguida; me iré en la madrugada, porque es preciso que este a primera hora en el lugar a donde debo ir- -¿Qué debo hacer yo mientras tanto?- pregunte. -Tú te quedaras aquí mañana, hasta que venga Don Pascuale a buscarte, debes acompañarle mañana mismo al manantial, ya que tiene que hacer entrega de un mensaje al gran espíritu , el cual ira dentro de la calavera que le fue entregada allá mismo; tú serás el encargado de entregar el mensaje en la calavera lanzándolo al centro del pozo; te pararas a la izquierda  del  sacerdote, quien en silencio hará una plegaria al gran espíritu, y te dará una señal, mostrándote siete dedos; en ese momento, lanzaras la calavera  y así terminara la sesión, luego te quedaras en tu habitación y te presentaras a Don Pascuale al día siguiente en la mañana. Ya me había acostumbrado a la presencia del iluminado en la fortaleza y me inquietaba un poco su ausencia; nos acostamos temprano, porque había que madrugar, y como estaba previsto, nos levantamos muy temprano y el iluminado,  vistiendo, como si fuera a una excursión a la montaña se fue, mientras yo me quede esperando al sacerdote, el cual llego como a las nueve de la mañana, pero en esta ocasión no llevaba puesta la sotana azul oscuro, sino la roja con bordes blancos; al parecer esta era una ceremonia menos protocolar que la anterior, aunque fue la misma cantidad de hombres y la misma caravana, con la diferencia, de que en lugar de el iluminado, se sentó a mi lado izquierdo un hombre corpulento y yo en medio de él y Don Pascuale. Llegamos a la entrada de la cueva y se realizó el mismo procedimiento, un semicírculo de hombres al entrar y un semicírculo a la orilla del pozo; yo me coloque a la izquierda del sacerdote, con la calavera en las manos que él me había entregado, al momento de llegar al estanque; luego él se tendió sobre las rocas de la orilla, y comenzó su plegaria silenciosa y a los quince minutos después, me hizo la señal prevista, mostrando siete dedos y acto seguido yo lance la calavera al centro del pozo, la cual desapareció al instante y seguidamente se escuchó una especie de aullido ronco que retumbo tan fuerte  en toda la cueva, que nadie pudo saber de dónde procedía; todos los hombres, incluido yo, nos mostramos muy atemorizados, pero el sacerdote haciéndonos una señal con las dos manos, nos tranquilizó.  Luego salimos de la cueva y volvimos a la fortaleza; por el camino, el sacerdote, se dirigió a mí. -El aullido en la cueva – me dijo-  fue la confirmación  del  gran espíritu, de haber recibido el mensaje. -Qué bueno Don Pascuale- le respondí tratando de mostrarme complacido. A mediodía , volví a mi habitación, y como siempre, deje todo abierto y me recosté en mi cama, meditando en los acontecimientos  del manantial; no creía en esas cosas del más allá; siempre pienso que hay una explicación lógica, para algunos eventos que aparentemente son inexplicables ,pero últimamente, han sucedido cosas extraordinarias, que sobrepasan mi capacidad de entendimiento, para darle una explicación lógica; la vez anterior, pensé que el iluminado, había hecho un truco en el agua; pero, a pesar de mi resistencia a creer, aun no encuentro una explicación; esta vez, no estaba el iluminado, y sin embargo aquel aullido se escuchó en el momento justo, confirmando la llegada del mensaje y aquello, no era la primera vez, ya que para el sacerdote era familiar aquella manifestación como respuesta de los espíritus.  
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