Capítulo 14

1619 Words
 Si descarto la primera alternativa, obviamente, ya decidí por la segunda, basado solamente en suposiciones, de que un mago recién aparecido,  sin haber frotado una maldita lámpara, puede ayudarme  -¡Gracias pensamiento, por volar tan alto y traerme la solución tan deseada!; pero te digo una cosa pensamiento: Me siento igual de perdido; creo que a ti no te importa tanto  mi vida, como para confiar en ti, pero escucha esto y no lo tomes como una amenaza: si a mí me matan, tú te vas conmigo.- Me estoy volviendo loco-.  El iluminado, muy sutilmente me amenazo que no me necesita tanto y puede continuar sin mí.  –Me está ayudando mucho, el muy desgraciado- pensé.  Su impaciencia me hace desechable, y de repente, estoy matando la gallina de los huevos de oro. Quería hacerle una pregunta, pero como estaba leyendo, opte por esperar y me quede solo mirando las tapas del libro que leía; no sé si el libro es transparente o en él, están escritos mis pensamientos, porque el iluminado, bajo el libro y me pregunto: - ¿Qué quieres preguntar Sebastián? -. -Si yo decido confiar en usted- le dije tratando de obtener alguna información- ¿Cómo comprobara que yo verdaderamente, estoy confiando en usted? -. -Lo comprobaría mandándote a desafiar a Don Pascuale- me dijo mirándome a los ojos, con una expresión sonreída.  - ¿Entonces, como puedo yo confiar en un loco como este? - me pregunté con muchas dudas; sin embargo, pensé que estaba bromeando, y le digo: -Okey; he tomado la decisión de confiar en usted, mi vida está en sus manos-.  -El, sonriendo me responde: - te felicito Sebastián, has tomado una decisión muy inteligente-. -Lo mismo que me dijo Don Pascuale, cuando tomé la mala decisión de quedarme en la fortaleza -pensé. Luego él me dice:  -Sé que más que confiar en mí, estas poniéndome a prueba; pues bien, comienza la segunda etapa de tu   tenemos un objetivo en común, y nuestra meta es, vencer a Don Pascuale, en su propio terreno, usando sus propias armas-.       Vencer a Don Pascuale, en su propio terreno, era la mejor música que habían escuchado mis oídos desde que estaba en la fortaleza; el iluminado continuo:  -Esta será tu primera prueba: cuando tengas valor, le preguntaras a Don Pascuale, cuando te dará la libertad. Esto me sorprendió y pensé: - No estaba bromeando el muy desgraciado- y seguidamente le respondí algo alterado: -Pero eso me expone a otra jornada de escarmiento en los calabozos; ¿está usted loco? -. Él me dice: -Te recuerdo que estas comenzando la etapa de aprender a confiar en mí-. - Si, pero usted sabe lo que implica contradecir las ordenes de Don Pascuale- le dije tratando de que cambiara de opinión con respecto a esa primera prueba.  -Hace poco me dijiste- me dice, tratando de disipar mis temores- que tu vida estaba en mis manos; yo asumo esa responsabilidad y te aseguro, que Don Pascuale no te tocara un pelo, sin que yo lo cepa, así que respira profundo, aquieta tus temores y establece una estrategia de como abordaras a Don Pascuale cuando tengas la oportunidad; confía en mi capacidad para protegerte y yo confiare en tu inteligencia para proceder; en un equipo debe haber confianza mutua.  No muy convencido, le pregunto: - ¿Cómo puede usted saber que Don Pascuale no me hará daño?; mire que todavía me acuerdo y me duelen los testículos por la paliza que me dineros sus gorilas   -Tus testículos estarán a salvo – me dice muy sonriente- hay cosas que aún no puedo explicarte, lo sabrás cuando llegues a la última etapa de tu entrenamiento, pero te daré una muestra, para que entiendas hasta dónde puede llegar mi alcance-.  Pensé que me haría una demostración de artes mágicas o espirituales como la del manantial, para que yo fuera seguro ante Don Pascuale; pero no, solo se limitó, a escribir algo en un papelito, lo doblo y lo guardo en el libro que estaba leyendo, sobre los secretos de la mente humana, el cual me mostro diciéndome:  -Aquí esta, la vera, cuando hayas cumplido con tu primera prueba-.  Decepcionado, le pregunto: ¿eso es todo? -.  Eso es todo; allí está la respuesta que te dará Don Pascuale -me dice con imperturbable tranquilidad-.  Otra vez me sorprendió; no entendía, como podía saber algo, que aún no me habían dicho; tampoco, como había durado más de dos horas debajo del agua, ni de donde había sacado un cráneo, que no había estado mojándose debajo del agua; ya me estaba convenciendo, que tenía más poder que los dioses de Don Pascuale; para mí este hombre, era más extraño que un perro verde; no tenía libros de brujería, las imágenes, le eran indiferentes, hacia cosas que nadie hace, para Don Pascuale era como un dios y allí estaba delante de mí, como cualquier hombre común; solo comiendo, durmiendo y leyendo un libro de psicología como si nada fuera con él. Me causaba inquietud, esa prueba de confianza que me exigía el iluminado; ya que me decía, que me protegería del león, pero me enviaba a meterle la mano en la boca del león; siempre hacia o decía cosas inesperadas, y a veces muy poco agradables como esta.  Después de haber almorzado, el iluminado me dice: -Me gustaría que estuvieras aquí, pero mientras estés conmigo, Don Pascuale no te llamara para nada, así que, conviene por el momento que estés en tu habitación y así tendrás oportunidad de satisfacer tu curiosidad sobre tu libertad-.  ¿Cuál curiosidad? - me dijo el pensamiento- si tú nunca te habías planteado esa pregunta-. Cuando Salí del santuario, ya era media tarde, entre a mi habitación, cerré la puerta, abrí la ventana y me recosté en la cama, quedándome así un rato mirando al techo, tratando de no pensar en nada, aunque un sinfín de pensamientos rotaban en mi cerebro. Cuando allá en la plaza me golpearon detrás de la cabeza, perdiendo el conocimiento, parece que hubiese sido transportado a otra dimensión, donde todo y todos me eran desconocidos; excepto Don Pascuale, a quien había visto pocas veces, pero que si sabía sobradamente quien era; sin embargo, en  la fortaleza, me encuentro, con un Don Pascuale de otra dimensión; aquí no es el anarquista autoritario que conoce el pueblo de Aguas  Claras, sino un sacerdote fanático y sumiso, ante deidades invisibles,  que aparentemente, solo tienen vida en su torcida imaginación; luego aparece el iluminado, como una especie de embajador inter dimensional , con unos extraños poderes que lo capacitan, para visitar otra dimensión subterráneas, desafiando toda lógica natural, sobreviviendo sin ninguna dificultad, durante varias horas debajo del agua; fungiendo como intermediario, entre hipotéticos espíritus de las profundidades,  con sus súbditos terrenales. Este viajero inter dimensional me encuentra prisionero del sacerdote y descubre en mí, una pieza clave para lograr el éxito en una misión encubierta y me ofrece protección, a cambio de ser parte de su equipo, recibiendo como recompensa la libertad al final de la misión, y aquí me encuentro yo mirando el techo de mi habitación, imaginando que allí se abrirá un portal por donde, podre escapar a mi dimensión. Muchas veces mi pensamiento es noble y me permite soñar, aunque sea por un momento; en mi cautiverio, él es el único que tiene libertad dentro de mí. No sé nada de dimensiones desconocidas, solo sé que mi problema, es de grandes dimensiones, y que no lo puedo evadir, espero haber tomado una buena decisión y que en verdad el iluminado tenga el poder para ayudarme, igualmente espero que Don Pascuale no me envié a otro escarmiento y sea como me dijo el iluminado. Unos toques me despertaron; había amanecido ya, la presión mental de ayer me causo mucho cansancio y había dormido toda la noche, Macario, que estaba asomado por la ventana que había dejado abierta,  me dijo: -Don Pascuale te espera a las ocho en su oficina. -La acción comienza temprano –pensé; me encomendé a san iluminado, y a las ocho toque la puerta de la oficina y escuche la voz de Don Pascuale, invitándome a pasar, abrí la puerta y pase; él estaba muy sonriente, supongo que los acontecimientos en el pozo del manantial dos días antes, tenían mucho que ver con esa sonrisa; dejo todo lo que estaba haciendo, se levantó y vino hacia mí, manteniendo su buen humor, se paró delante de mí, que ya estaba sentado y me pregunta: - ¿Cómo te has sentido? -.  Primera vez que se interesaba, por cómo me sentía; le respondí como si estuviera emocionado: - ¡Muy impresionado por los acontecimientos en el manantial! -.  El asintió con un movimiento de cabeza y volvió a preguntarme: - ¿Cómo va el entrenamiento con el iluminado? -.  -Me está enseñando como patear, tú inmundo trasero dentro de muy poco tiempo- le respondió muy silenciosamente mi pensamiento –. -El iluminado, no me había preparado, para responder algunas preguntas, que pudiera hacerme Don Pascuale con respecto a nuestras actividades dentro del santuario, por lo que tuve que mentirle, improvisando una explicación que estuviera en consonancia, con lo que yo suponía, eran sus instrucciones.  -Va muy bien, él se esmera mucho en hacerme entender muchas cosas, para estar dispuesto para su proyecto, y además pasamos muchas horas de las noches ante la presencia del gran espíritu, donde el recibe las instrucciones, de cómo debe proseguir mi preparación – le respondí con mi mayor cara de inocencia.  -Muy bien, muy bien – comento el mientras se frotaba las manos con satisfacción, y continúo diciendo- Así me gusta Sebastián; vamos muy bien; puedes te, te llamare si te necesito. 
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