Capítulo 13

1525 Words
-No te oculto mi deseo de ganarme tu confianza, pero dependerá de ti; no sabía de tu existencia, hasta que Don Pascuale me trajo acá, pero ahora eres tan importante para él, como para mí; aunque por motivos diferentes; por tu seguridad no debo decirte más nada, estoy confiando en ti, sabiendo que eres inteligente y sabrás apreciar lo que te he confiado.  La calavera desapareció de mi mente; me sentí aplastado como si Don Pascuale, se hubiese sentado sobre mí, lo que me dijo el iluminado, me dejo consternado, otra vez sentí, que mi vida estaba en inminente peligro; no sabía que decir, mi razonamiento estaba bloqueado, todas mis preguntas se habían esfumado, necesitaba canalizar toda esa información, para salir de este aturdimiento. Tocaron la puerta del santuario, y el iluminado me dijo:  -Por cierto, hoy te quedas conmigo, ve y atiende a Macario- - Camine hasta allá como sonámbulo, tome la cena de manos de Macario y regrese a la habitación; nos sentamos a comer; yo tenía un nudo en el estómago y comí muy poco.  -Mira Sebastián; nunca hay un problema sin solución, solo hay que buscarla en el lugar apropiado; si quieres puedo ayudarte, -me dijo el iluminado, tratando de animarme, luego se fue a su dormitorio y no salió más.  Me recosté en el mueble, con un sin número de  pensamientos, queriendo salir desordenadamente, no lograba concentrarme en ninguno, me quede quieto un rato tratando de poner la mente en blanco, luego hice un esfuerzo para razonar sobre la panorámica que me había mostrado el iluminado; nuevamente estaba en una encrucijada, con dos alternativas y obligado a tomar una decisión, con muy pocos indicios de cual podía ser la mejor; el iluminado, igual que Don Pascuale en la primera ocasión, se me ofreció como la mejor alternativa; la decisión que tome anteriormente, según las informaciones del iluminado, no fue la más acertada; ahora estaba otra vez entre la espada y la pared, entre dos hombres, que se disputaban mi confianza por dos motivos diferentes ,los cuales yo, el jamón del sándwich, desconocía. Solo contaba con la opinión parcializada y bastante aderezada del iluminado, solo tenía su palabra y algunos indicios de que podía ser confiable, pero los dos, aparentemente estaban asociados, para un mismo fin, haciendo equipo, en procura de un mismo resultado; pero también aparentemente, y según el iluminado, cada uno  buscaba un beneficio propio en el resultado final y allí estaba yo para inclinar la balanza, para que uno solo saliera beneficiado y donde mi único beneficio, en el mejor de los casos, según mi decisión, era apartar una sombra de muerte que había sobre mí, según el iluminado.  Dos gatos en la misma ratonera y un ratón decidiendo, por cual gato dejarse comer. El cansancio me rindió y me dormí, sin haber discernido alguna decisión. Desperté muy temprano, con una gran incertidumbre, me hubiese gustado dormir durante una semana y despertar descubriendo, que solo era una pesadilla; recordé a mi maestra Franshesca; siempre la recuerdo, sobre todo en mis momentos difíciles; debe ser porque su trato amable y su sonrisa, siempre me trían paz; ella me dijo en una ocasión: “ El dormir más , no significa que vas a sufrir menos; tienes que aprender a enfrentar los problemas y, a tomar decisiones” siempre tenía un proverbio genial, que ayudaba a poner los pies en el piso, y en este momento me venía, como anillo al dedo. No quería pensar, ahora sentía temor a tomar decisiones;  ahora no es, como cuando robaba y emprendía una veloz carrera, huyendo de un problema; en este momento mi pensamiento, quiere volar huyéndole a una decisión, pero mi pensamiento, no es el que está en peligro, el que peligra es mi cuerpo que no puede salir corriendo de esta jaula, por lo tanto, necesito que mi mente vuele a buscar esa solución donde quiera que este; como me dijo el iluminado:” No he visto problema sin solución; solo hay que buscarla en el lugar apropiado “pues, entonces te ordeno pensamiento, que me indiques ese lugar apropiado. El iluminado me dijo, que, si quería, podía ayudarme; pero esta ayuda, me parece que es, como burro preguntándole a un ronque debe hacer para escapar de él. Igualmente, me dijo que el tiempo es corto y está corriendo; esto significa, que tiene fecha de caducidad y no hay derecho a prorroga; dos hombres jugando con una vida que no les pertenece y que al parecer tampoco a mí me pertenece; -por favor, que alguien me diga, a quien le pertenece esta vida, que debía pertenecerme a mí -pensé. El fanatismo de Don Pascuale, le estaba llevando, a jugar confiadamente, con todas las cartas sobre la mesa, ante un iluminado, que le está siendo, muy desleal, cambiando las cartas a su antojo ante un oponente ciego, que cree que ya gano, sin darse cuenta, que están tratando de sacarle de sus propias manos la carta con la que se siente ganador y esa carta es un haz que tiene un corazón desesperado, porque no sabe cuál es la mano que no le romperá, ese corazón al final del juego. El iluminado, puede ganar porque astutamente está marcando las cartas, pero mi dilema no está en quien gane, sino con cuál de los dos puedo ganar yo también. Esta amaneciendo y el iluminado pronto aparecerá; por el momento no he tomado ninguna decisión y prefiero esperar un poco más de tiempo, veré que tiene hoy para mí. Tocaron la puerta del santuario y acudí a abrir la puerta; era Macario con el desayuno, lo tome y lo lleve a la habitación, donde ya el iluminado con su característica amabilidad estaba esperando; me saludo como siempre, desayunamos y el tomo un libro y mientras se disponía a leer me pregunta  - ¿Qué vas a hacer hoy? -  -Depende de usted; yo no tengo nada que hacer – le respondí.  -Si tienes cosas que hacer, tomar decisiones es una ocupación muy interesante –me dice; y acto seguido se puso a leer.  Evidentemente tenía prisa en saber cuál sería mi decisión, pero yo aún no tenía ninguna; guarde silencio, pero aun el silencio me parecía ruidoso ante la presión de tantas interrogantes Después de un rato leyendo, el iluminado, interrumpe su lectura y me dice: - ¿Tienes alguna pregunta? -  -Si - le respondí.  -Dime Sebastián –dijo.  -Está bien – le respondí- ¿Cuándo comenzara a prepararme; ¿Por qué   para eso, creo estoy aquí?  - ¿Crees que no lo estoy haciendo? –me responde.  -No -le digo. -Tte. Estoy preparando – me responde- para que tomes una decisión, que aún no tomas, si te decides por Don Pascuale, te preparare según como quiere el, pero si te decides por mí, entonces te preparare, para que hagamos un equipo ganador; para prepararte para los propósitos de Don Pascuale, no es necesaria tu aprobación, pues como tú dices, para eso estas aquí, pero aun así prefiero darte la oportunidad de que sea tu decisión-. -Te he tenido aquí-continuo el iluminado- porque aquí, puedo hablarte con cierta libertad, pero hasta que tu no me demuestres, que confías en mí; si es que decides hacerlo, yo no poder hablarte con absoluta libertad; te digo otra cosa, para que tomes apuntes: El proyecto de Don Pascuale no funciona sin ti; pero mi proyecto, aunque con más dificultad, puede continuar sin ti-.  El iluminado, siempre me suelta una pista, para motivarme a decidirme por él, pero el caso, es que no sé si se está ayudando él, o me está ayudando a mí; me presenta palabras que hacen muy atractiva, mi decisión por su causa, pero son solo palabras; es decir, me da la brocha, pero me quita la escalera; me provee un argumento, que puede ser bueno, pero no me da una prueba que me pueda sostener. Tengo una sola vida, y cualquier decisión que tome, implica una apuesta de todo o nada; sin vuelta atrás   -Que alguien me preste una vida, para apostarla, y yo prometo devolvérsela doble; si gano- pensé –esto me está volviendo loco-. El me invita a formar un equipo ganador;   pero, ¿ganador para quien; para él o para los dos?; debo poner mis cartas sobre la mesa y analizar las alternativas;  Primera alternativa: Don Pascuale, me tiende una emboscada, me castiga fuertemente, me mantiene  secuestrado, me somete a humillación; y como a una mascota, me someten a un entrenamiento de docilidad y sumisión, con lo cual pretende, que me convierta en una especie de objeto viviente sin voluntad, y sin derecho a otra cosa que no sea obedecer  sus órdenes, luego bajo la apariencia de un gesto de benevolencia, me presenta dos alternativas en las cuales una de ellas, es prácticamente inviable, forzándome a decidir por la  segunda, que  se presenta como muy ventajosa, donde Don Pascuale seria mi carcelero y protector. Según él, fue mi decisión quedarme aquí, pero la decisión, ya la había tomado el; conclusión: con todos estos indicios, la opción por Don Pascuale, es absolutamente descartable; no puedo confiar en quien me tiene prisionero 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD