A la mañana siguiente Sawyer me volvió hacer el amor. Pero con más delicadeza. Y por primera vez en mucho tiempo me sentí feliz y satisfecha. Nos alistamos con tanta comodidad. que parecía que tuviéramos años juntos. Él me ayudaba por aquí y yo por allá. Después me fui a la cocina para hacer el desayuno. Él va al estudio, para atender varios asuntos. Estábamos tranquilos en nuestro silencio. Estoy terminando de hacer el café y sirviendo en un plato el beicon con huevos revueltos y unas tortitas. Suena el timbre. Sawyer llega a mi lado casi en segundos preocupado y es realmente extraño. Veo que Sawyer está sorprendido ya que tiene el ceño fruncido. —¿Esperas a alguien? —le pregunté intrigada. Él niega con la cabeza. —Nadie sabe de este lugar —me responde. Camina hacia la puerta y la abr