El disparo sonó dejándome aturdida. Cerré los ojos y me llevé las manos a la cabeza y me dejé caer al suelo. Violeta empezó a gritar descontrolada. —Por tu culpa —lloriqueaba —. Nos está arruinando la vida. Maldita perra. Negué con la cabeza. Al abrir los ojos veo a Mohamed en el suelo con sangre en el pecho y él mirándome a los ojos. Al ver la situación gatee a su lado, busqué con que taparle la herida para que le dejara salir tanta sangre. Por fin encontré un pañuelo de tela, en su saco. Después busqué en mis jeans el teléfono y llamé la abundancia. Aunque sonaba tranquila, en mi interior estaba en caos. La puerta se abre y SiSi deja salir un gritillo, junto con Emily. Las ignoré y presté toda mi atención a Mohamed, que trataba de mantener los ojos abiertos. —Todo está bien, Moham