Shay no era la única con trucos bajo la manga, D'monte tiró un golpe rápido para que la rubia soltara el arma y pudiera abrazarla con fuerza por la espalda. Catherine trató de zafarse, era difícil. Marcus seguía siendo el más fuerte de los dos, cayó con ella sobre la cama, no le importó que sus cuerpos se rozaran con tanta osadía, quería saber que estaba pasado con ella y por qué estaba haciendo todo eso.
—¡Suéltame! —exigió.
—¿Quién carajo eres y qué hiciste con mi esposa? —No lo dijo irónico.
—Dejame ir si no quieres problemas. —Catherine se forcejeó.
—¿Problemas con quién? —No era el momento, pero tenía que admitir que someterla de esa manera era una de sus más perversas fantasías—. Si no me lo dices te trataré como te has presentado y déjame decirte que posees el mismo cuerpo que recuerdo. —Delineó con su mano libre toda la espada de la rubia, hasta frenar en el inicio de su espalda.
Catherine se agitó más logrando liberarse, se giró sobre la cama, pero de nuevo Marcus la tomó de las muñecas subiéndolas arriba de su cabeza. Ambos tenían la respiración agitada mientras se miraba con discordia.
—¡Suéltame ya! —exigió de nuevo.
—¿Para qué me mates? No soy tan idiota, cariño. —Catherine refunfuñó desviando la mirada.
—No te iba a matar, solo iba a escapar y te amenacé porque sabía que esto pasaría si no lo hacía. —Marcus frunció el ceño.
—¿Escapar de quién? —Tenía muchas dudas en su cabeza.
—Haces muchas preguntas, solo déjame ir...
—Sabes que no lo haré hasta que me expliques todo —Se inclinó un poco más y su mirada se apaciguó—. Gatita, dime la verdad. ¿Te sigues vendiendo como prepago?
—Jamás lo haría. —Sus ojos lo vieron severos, pero sinceros—. Marcus por favor déjame ir, es mejor para ambos que no nos involucremos en los asuntos del otro.
—Conoces como soy Catherine, jamás te dejaré ir si no me dices la verdad... ¿Por qué estás en la casa de Serkin...? —Apretó su mandíbula.
—Trabajo para DEA. —Silencio.
Marcus se quedó estupefacto cuando escuchó sus palabras. Estaba tratando de asimilar sus palabras y no creer que estaba jugando con él. No se atrevería en una situación como esta. Catherine vio la oportunidad perfecta para zafarse sé su agarre y ser ella quién se montará sobre su cuerpo, amenazándolo con una navaja.
—Eres policía. —No fue pregunta, era obvio que lo era, pero ¿cómo? ¿Por qué?
—Tengo ocho meses en el escuadrón antinarcóticos de Manhattan, Serkin es alguien importante para nosotros y es lo único que puedo decir aparte de pedirte que no intervengas en mi trabajo... —Tomó con fuerza el arma y no titubeo.
—¿Es por eso que estas en cubierto? —Era algo obvio.
Marcus la miró afligido y es que a pesar de ver que era una persona distinta, con otro carácter y fuerza, sintió miedo por lo que le fuera a pasar por elegir este caminó. ¿Y si él no estuviera ahí en ese momento? Cualquier otro pudo lastimarla.
—¿No es obvió? No soy más la persona que conociste, Marcus. La Catherine débil murió el día en que decidí dejarte y valerme por mi misma, así que si te metes en mi camino no dudaré en acabarte. —Se bajó de su regazo, sin quitarle los ojos de encima se acercó hasta su arma y se agachó para tomarla.
Marcus no tenía pesando detenerla, quería que estuviera a salvo y ahora que sabía que era policía ese lugar era el más peligroso de todos.
—¿Por dónde vas a salir? —No se movió al ver como le apuntaba con el arma.
—Estaré bien, si es eso lo que te preocupa, no soy una novata—. Su semblante se suavizó, lo conocía tan bien que con solo mirar sus ojos sabía que se preocupaba por ella, eso calo su corazón, hace mucho que no sentía ese sentimiento de protección y tenía que reconocer que lo extrañaba tanto.
No dijo más y con mucho cuidado salió de la habitación, dejando a Marcus dentro de ella, al menos había confirmado que Serkin estaba de regreso en la ciudad, ahora únicamente tenía que averiguar por qué D'monte estaba ahí con él. Cuando logró salir de la residencia al escabullirse por el patio trasero y burlar a los guardias, se subió al auto que esperaba por ella, resopló cansina y esperó a que su acompañante condujera por un rato sin decir nada.
—Algo que quieras decir. —Escuchó la voz del conductor.
—Es Serkin —musitó mirando hacia el frente, aún pensaba en todo lo que había pasado, el reencuentro, en como había sentido a Marcus sobre sus labios y cuerpo, era una total locura porque ella juraba que ya no sentía nada por él, así se lo prometió, pero al parecer todo era una vil mentira.
—¿Solo eso? Te escuché extraña. ¿Alguien te lastimo?. —Catherine sintió la mano de Erik sobre su muslo y entonces recapacito.
—No, claro que no. Todo bien. —Le sonrió y el castaño asintió.
—¿Te llevo a casa o prefieres hacer el informe de una vez? —musitó sin sospechar nada.
—No quiero tener nada pendiente, mañana es mi día libre y le prometí a mis hijos que la pasaría con ellos todo el día. —Erick asintió.
—Entiendo, vamos a la oficina.
.
.
.
⚜
.
.
.
—¿Alguien más estuvo presente además de sus escoltas? —Catherine lo sopesó, era su trabajo hacer vales la ley, sin embargo, no podía entregar así a Marcus.
Había mantenido su vida pasada en secreto, nadie sabía que había sido prepago, ni mucho menos que el mafioso más peligroso en Nueva York era su esposo y quería que ese secreto se quedara así. Si alguien se enteraba de ese detalle, pondrían en duda su ética profesional, sin mencionar que encubrir a un delincuente era delito, era mejor si se alejaba desde ahorita de este caso.
—¿Catherine? —preguntó Erick al verla tan pensativa.
—Solo estaba él y sus escoltas... —Larsson estaba escribiendo eso en el reporte cuando la rubia habló de nuevo—. Quiero dejar este caso. —Erick la miró atónico y extraño, no entendí su precipitada decisión, llevaban semanas en el caso, nadie había trabajado tanto por esto como ella y ¿Ahora quería dejarlo?
—¿Pasa algo? —preguntó.
—Nada, solo prefiero hacer cosas de oficina. —Se escudó esperando que le creyera.
—Pero si a ti te encanta estar al frente, en el campo, esto no es para ti. —Señaló la hoja del reporte frente a él. Catherine bajó la mirada, no podía decirle sus razones—. Oh entiendo. Tienes miedo por Serkin, es alguien peligroso, pero te aseguro que estarás bien. —Sintió como su cuerpo fue rodeado por sus brazos.
Era mucho mejor que pensara que tenía miedo a que descubriera la verdad, apoyo su mejilla sobre el pecho duro de Erick y asintió.
—Vamos bebe, yo te protejo. —Tomó su rostro entre sus manos y Catherine sonrió en el preciso momento en el que sus labios se unían, sintiendo un gran hueco en su corazón.