Clara
Me bajo del carro, acomodo mi ropa tapándome con el gabán. Esta noche será cargada de fuego, necesito a Lorenzo, necesito sentirlo. Estos días han sido un poco fuertes y estar con él es lo único que me da suficiente satisfacción y sensaciones para sentirme mejor.
Tocó la puerta un par de veces y cuando él abre levanta una de sus cejas, muevo mi pierna dejando que se vea el liguero que traigo completamente rojo.
—Clara, no te esperaba… ¡Qué agradable sorpresa verte por aquí hoy! —me acerqué a él y le di un beso en la comisura de sus labios el olor que desprende a vainilla me pone totalmente loca me tiene mal, haciendo que mi centro palpite por completo—. Sigue y ponte cómoda.
—Quería darte una sorpresa y espero que sea una sorpresa agradable —dije con mi tono de voz coqueto mordiendo mis labios.
—Preciosa, claro que es una sorpresa agradable, no alcanzas a imaginar qué tan agradable es. ¿Quieres una copa de vino?
—Te agradecería una copa de vino, creo que la necesito mucho más de lo que piensas. —Lorenzo camina hasta la licorera y allí sirve dos copas y puedo notar como está un poco descoordinado, un poco distraído—. ¿Qué te sucede?
—No puedo dejar de pensar que quiero encontrar a mi hijo, hoy es uno de esos días que amanezco con ese bajo un emocional en donde me entra la melancolía porque no la tengo junto a mí.
—Te aseguro que pronto lo encontrarás hay que tener paciencia y pensar que todo saldrá bien tienes que ser optimista y yo aquí estoy para apoyarte.
—Lo sé preciosa sé que cuento con tu apoyo, que cuento con eso tan preciado que me brindas.
—Sí, es verdad cuentas con muchas cosas que yo te brindo, mientras que yo cuento solo con sexo porque ni siquiera dejas a tu esposa ¿te pareció eso justo?
—Clara, no creo que hayas venido a discutir conmigo o me equivoco. No hablemos de eso, ya te dije que para dejar a mi esposo necesito arreglar mi vida. No puedo separarme de ella sin tener absolutamente nada, no quiero vivir de esa manera. Clara por favor entiéndeme, tú más que nadie debes entenderme.
—¿Yo más que nadie debo entenderte? ¿Cuánto tiempo crees que yo estoy dispuesta a tolerar que sigas con tu esposa? —le pregunté haciendo un puchero.
—Sabes que a ella no la quiero que hace mucho tiempo dejé de sentir ese tipo de cosas por ella… en cambio a ti te amo, te deseo no tienes idea como deseo tenerte todos los días en mi cama, a mi lado
—¿Crees que es suficiente? La tienes a ella.
—La única manera en la que yo la dejé es que tú me ayudes, que tú me ayudes a resolver mi vida, me ayudes a resolver mi situación económica de lo contrario no puedo.
—No mi amor, no soy tan tonta para eso está Allison y ella es la única que va a conservar ese título de tonta. Búscate otra forma porque yo no seré quién te resuelva tu vida.
—Auch —él pone su mano en el pecho de forma dramática suelto una risa, como siempre busca la manera de cambiar las cosas—. Sé que no eres tonta, y eso es lo que más me gusta de ti.
—¿Solo eso te gusta de mí? Pensé que ibas a nombrar todas las cualidades que tengo. —Él sonríe, toma un poco de vino y luego acerca sus labios a los míos dejándome sentir el dulzor de aquella bebida en mi boca.
—Todo de ti me encanta eres perfecta, eres la definición de perfección…
Él se acerca a mí y pasa su lengua lentamente por mis labios.
—No tienes idea cuanto me encantas… me fascinas.
Él comienza a pasar sus manos lentamente por mí cuerpo sonrío con picardía, sus caricias me calientan de inmediato.
Sus manos comienzan a entrar debajo de mi gabán, pasando lentamente sus dedos por encima de la tela que cubre mi intimidad. Por inercia suelto un gemido gutural… mi cuerpo comienza a elevarse y la temperatura dentro de mí crece sin detenerse.
Sus manos son mágicas, sus manos pueden provocar en mí un sinfín de sensaciones y así quiere evitarlo simplemente no puedo porque él hace que todo, absolutamente todo dentro de mi sed con lo que cada vez que él está generando placer en mí.
—¿Qué es lo que quieres Clara, para que viniste? Dímelo nena, porque quiero escucharlo de tus labios… pídeme qué es lo que quieres y te lo haré sin ningún titubeo. —Él pasa su mano por mi escote y luego libera poco a poco los botones de mi dolor dejándole ver mi diminuto vestido que no deja mucho a la imaginación—. Pídemelo porque créeme que ya no aguanto y necesito poder estar dentro de ti.
—Vine porque te necesito, quiero que me hagas tuyo una vez más… Lorenzo quiero que entres dentro de mí, quiero que me haga sentir mujer las veces que quieras tú me haga sentir que valió la pena venir hasta aquí. Quiero tener sexo descontrolado contigo. —Él sonríe antes mis palabras.
Con sus manos rompe rápidamente mi vestido evidenciando mis desnudos pechos, no lo piensa dos veces cuando se lanza sobre ellos y los mete en su boca.
El agarra mis manos y las sujeto hacia atrás, mientras su boca me devoraba por completo sin dejar de besar un centímetro de mi piel.
Quita rápidamente su camisa, yo estaba desesperada por sentirlo dentro de mí, mi centro palpitaba y sus me decía con solo imaginar su m*****o venoso completamente directo dentro de mí.
Nuestros besos subieron de intensidad, él era el amante idóneo de cualquier mujer, apasionado y sagas, feroz e intenso.
Abrí mis piernas dejando mi cuerpo completamente visible ante Lorenzo lamió sus labios y pude notar como su mirada se oscureció por completo.
Lorenzo entró en mí haciendo que mi espalda se arqueara, nos quedamos quietos unos cuantos segundos mientras nuestra respiración se encontraba y se sincronizaban, nuestros cuerpos se acostumbran y nuestros sexos palpitan por más y más.
Lorenzo comenzó a mover su pelvis fuertemente, mis jadeos salían con esfuerzo y mi cuerpo recibía cada golpe una y otra vez disfrutando como el placer me hacía retorcer completamente.
Nuestros ojos se conectaron y luego de unas cuantas penetraciones es más puedes sentir como mi cuerpo temblaba estallando al llegar al clímax con él, una vez más.