RIGA, NÁYADE Y GAIA

1126 Words
GINGE Mire por quinta vez la bandeja qué me había traído el chico que decía ser mi pareja de por vida. Casi suelto una carcajada, cayendo en cuenta que nunca me dijo su nombre. Con un suspiro caminé hacia el bonito tocador que se encontraba enfrente de la cama y aun lado de la puerta. La habitación es hermosa, sin embargo, parecía que estaba en una jaula de oro. Me miré al espejo pensando en como es que había terminado en esta situación y en el chico de cabello azabache y ojos color cafés, cuando de repente la vi. Ella se encontraba parada a un lado de la puerta abierta, observándome sin ninguna expresión en su bonito rostro. Por un momento su expresión me recordó a mi madre, cuando trataba de calcular o investigar algo en mí. —Disculpe mi luna, no quise asustarla. –Habló, después de unos minutos de verme. —Me llamo Riga, yo seré quien la atienda por el momento. Asentí con la cabeza, quitando mi vista de ella. —El Alpha Eidan fue el que me dio la orden de venir –Continuó.—¿Puedo ayudarla en algo? Así que el chico se llamaba Eidan, no pude evitar pensar en sus ojos nuevamente y en esa sonrisa burlona. Negué con la cabeza mirando en el espejo mi reflejo. ¿Por qué estaba pensando en él? —Podrías ayudarme a escapar. —Pronuncie, sin quitar mi vista del espejo. —... Eso no es posible mi luna. –Respondió. Ya sabía que era sería su respuesta, pero aun así quise intentar. —Entonces no puedes ayudarme en nada. —Me pare de un salto y camine hacia el ventanal tratando de observar el paisaje verdoso que se alzaba a mi vista. —Sé que es difícil –Su tono de voz cambio por un momento, haciendo qué la volteara a observar un tanto desconcertada —También lo fue para mí cuando llegue aquí... No pienses solamente en ti, sino en... —Entiendo. –Solté rápidamente, interrumpiendo su discurso motivacional con mis ojos fijos en la chica delgada que se encontraba atrás de ella. Riga se volteó un poco confundida al contemplar que no la veía y observó a la rubia que me miraba con disgusto detrás de suyo. —Náyade... No puedes entrar a esta habitación, son órdenes del Alpha. –Le dijo, manteniendo sus ojos en ella. —Quítate, omega –Empujo a Riga aun lado mientras caminaba hacia mí con desafío. —Así que... ¿Tú eres la Matte de Eidan y Kiron? —Podría decirse. –Me encogí de hombros. No sabía que era lo que estaba pasando ni quien era ella. —... Mi nombre es Náyade y antes de que tú llegaras Eidan era mío –El tono qué utilizo tras decir esas palabras fue bajo y filoso, podría decirse que, sino fuera por la vigilancia de Riga, atrás de ella, ya estuviera muerta. —Si sabes a lo que me refiero, verdad... Los dos juntos en su cama... —Eso no es verdad mi luna, los lobos se mantienen vírgenes hasta que encuentren a sus Mattes.–Soltó, Riga, escandalizada por lo que estaba diciendo la chica. —Si eso fuera verdad, entonces como explicas el nacimiento de Gaia. –Escupió la rubia volteando a verla. —¿Qué hay con mi nacimiento? –Pregunto una chica de cabello color naranja, y ojos azules. Esta entro y se posicionó al lado de la rubia que la estaba mirando con algo de pena. —Creo que acabo de preguntarte algo Náyade. —Nada, Gaia... Yo... –La rubia estaba completamente nerviosa. No sabía qué decir y podría jurar que si habría la boca, talvez se metería en más problemas. —Le dijo a nuestra luna que Eidan y ella habían mantenido relaciones, cuando le dije que eso no era verdad, saco lo de su nacimiento ninfa Gaia. –Riga contesto rápidamente, ganándose una mirada asesina por parte de Náyade. —Considero que deberías de revisar que están haciendo en la cocina Náyade en vez de molestar a tu luna. –Recalcó la chica que se llamaba Gaia, las últimas palabras. —Pero... Yo soy una ninfa a cargo de los rosales. –Pronunció un tanto confundida, Náyade. –¿Cómo puedo estar en la cocina? —¿Qué estás haciendo aquí Riga? –Preguntó, Gaia, sin quitarle la mirada a Náyade. —El Alpha Eidan me ordenó asistir a nuestra luna en lo que se acostumbra a la manada. –Respondió. —Supongo que eso contesta a tu pregunta Náyade, hay un puesto vacante en la cocina, qué pienso cerrar contigo. —Por la cara que puso puedo deducir que la noticia no le había caído nada bien. Sin otra palabra más que decir y con unos pataleos de enojo, Náyade se retiró de la habitación, empujando a Riga cuando pasaba aún lado de ella. —No le presté atención mi luna –La voz de la chica de cabello naranja hizo que dejara de mirar la puerta y me fijará en ella. —Me presento soy Gaia, pero considero que eso ya lo habrá escuchado verdad. Asentí ante sus palabras. —También soy la hermana mayor de Kiron. –Alce una ceja, ¿eran hermanos?, la verdad es que no se parecían en nada, Ella estaba llena de color cuando él era puro blanco. —No tenemos la misma madre. –Soltó Gaia con una sonrisa, como si hubiera leído mis pensamientos. —Eso lo explica todo. –Murmuré. —Te traje algo de ropa –Alzó sus manos y por primera vez pude notar qué traía consigo unas prendas. —Gracias. –Fue lo único que pude decir mientras observaba la ropa que ponía arriba de la cama y después mi vestido que se había echado a perder por el lobo que me ha seguido anoche por el bosque. —Perdóname, si no es de tu gusto es que yo solo tengo vestidos con tonos vivos –Dijo volteando a verme un poco apenada. —Es perfecto –Le regalé una de mis mejores sonrisas, tratando de tranquilizarla. Aunque quisiera salir de este lugar, no podía ser grosera con las personas. —Si gustas te puedes arreglar y salimos a dar una vuelta por la manada para que la vayas conociendo... No te acostumbrarás a estar aquí si estos cavernícolas te tiene encerrada. —Asentí ante su propuesta rápidamente, sí, eso sería perfecto para que pudiera escapar —¡Bien!, entonces te esperamos afuera. Las dos chicas salieron para darme mi privacidad, y lo agradecía porque no sabía cuanto tiempo podría dejar de ocultar mi sonrisa de felicidad al tener una oportunidad de escapar.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD