Christopher salió de su consultorio con una caja de cartón en las manos, ahí había puesto sus objetos de valor ahí, claro faltaban más cosas por llevarse, pero ya se encargaría de enviar a alguien por el resto de sus pertenencias. Dejó la caja sobre el escritorio de Soledad, y enseguida tomó el elevador, subió al piso de gerencia, caminó por el pasillo, tocó a la puerta. —Adelante. Cris entró sin decir nada, colocó un sobre encima del escritorio. —Ahí tienes mi carta de renuncia. Cristóbal no se atrevió ni a mirarlo, ya Regina le había comentado que Cris había ventilado sobre sus encuentros sexuales en los consultorios. —Gracias, aunque deberías pensar mejor las cosas, al directorio no le gustará tu salida. —Me vale lo que diga el directorio, si tengo que escoger entre trabaja