El doctor Gutiérrez se aclaró la garganta, sintió un escalofrío ante los reclamos de su jefe, que eran bien ciertos. —Eso dice Cristóbal, que renunció, y se llevó a su asistente, usted sabe que no me agrada el chisme, dicen que la muchacha es su novia, y parece que no tiene buena reputación. Genaro frunció el ceño, sintió que la sangre se le encendía. —¿Cómo así que no tiene buena reputación? —preguntó resoplando. —¿Novios? —Dicen que la encontraron robando en un centro comercial, pero no me consta, sí son pareja. «¿Robando? ¿Mi nieta una ladrona?» Genaro palideció, se tambaleó y volvió a sentarse, a Gutiérrez le pareció bastante extraña la preocupación de su jefe por una muchacha que ni él conocía. —No puede ser —gruñó. —¡Averigua bien! ¡Déjame solo! Gutiérrez metió las cosa