—Ah, ahora entiendo todo, por eso no querías que me acercara a ella, porque la querías para ti —vociferó con furia Juan David Duque, el hermano menor de Cris, frunció el ceño—, tan digno el señor y mira con lo que saliste. Christopher se quedó estático, arrugó el ceño, volteó y miró a la joven con una expresión de completa incredulidad. —Lo que esta mujer dice no es verdad —espetó él, observó a su hermano y a la chica. — ¿Qué clase de broma de mal gusto es esta? ¿Piensan verme la cara de imbécil? —¡No es una broma! ¡Lo que digo es real! —balbuceó Soledad. —Pero yo, ni siquiera te he tocado, muchacha, ¿cómo vas a estar embarazada? —Fue una inseminación artificial, la doctora Tamara me contrató a cambio de salvar la vida de mi abuela, si no me cree la doctora Margarita es testigo, pu